La vida es un cuento, hedonistas. Para bien y para mal y desde aquí siempre para mejor. Eso es así y así lo contamos: contando un cuento… que érase que se era una tierra valenciana de nombre Els Alforins.
Suelos calcáreos sobre los que se levantaba una antigua casona de jesuitas en la que vivía una princesa, la bella Monastrell, que veía pasar la vida desde una ventana abierta al Mediterráneo. Hasta que un día decidió ser libre. Así que lanzó uno de sus larguísimos sarmientos trenzados por el balcón y destrepando como ardilla pardilla logró pisar ese suelo que hasta entonces tan lejos le quedaba. Se sentó junto a una viña y, copa en mano, empezó su floral fiesta. La del disfrute de los vinos de Casa los Frailes.
Alboroque dolomítico que se abre con un sorbo de Los Frailes Dolomitas 2016. Monastrell expresión de campo que mira lunática a la luna más singular. Toma cuerpo directa como una flecha dispuesta a cazar un cerdo jabalín caminante entre amapolas. Pero no, el animalillo consigue escapar escurridizo cual anguila. Inspiración para qué poner en el plato, una cazuelita de all i pebre.
Cogiendo la vaca por el cuerno, se cubre de tierra caliza en Los Frailes Caliza 2016. Es momento para la madurez más lameruza, que a nuestra chica se le encienden las mejillas golosonas. Con un vestido de seda roja como una rosa y en el plato un pastel de chocolate amargo con un poquito de helado de azahar. Las flores siguen brotando.
Nuestra linda Monastrell, hace una excepción y deja paso a su hermanastra más buenita, la traviesa Garnacha Tintorera, con Los Frailes Rubificado 2016. Un poco fresca con un puntito arisco. A veces, sólo a veces. Es la más rústica de la familia y le encanta saltar sobre hierbas rodeada de esquizofrénicas ovejas. Que no abejas. A la lumbre cuchichean secretos, deshojan margaritas y las brasas se ocupan del cocinar un arroz con conejo.
Los capullos se marchitan y la princesa se pone seria tomando Casa Los Frailes 1771 2011. Robles que se levantan imponentes y dan sombra. Finos rayos de luz y un fruto carnoso entre raíces. Gusta y regusta con unos gazpachos manchegos. Brota una campanilla, tilíntilín.
Los árboles siguen cerca, y su corteza impregna el ambiente del Casa Los Frailes 1771 2013, entre dientes de león y sin cola de ratón. Picante y perseverante no duda en pedir un beso. Es un poco borrico. Pero ella pide calma, mordisquea una coca de maíz, y le explica que hay tiempo por delante.
Un ramillete se va convirtiendo en ramo mientras se acerca la conclusión de esta historieta. Lo sabe y decide azucararse con el Monastrell Naturalmente Dulce 2011. Vendimias tardías de momentos especiales. Un puñado de frutos secos, la tensión del final que se acerca y la contención del saber estar junto a unas huevas de maruca en salazón.
Remona, anémona y desnuda de ropajes que enmascaran, repasa lo alcanzado. Recuerdos recuperados en una botella llena de savia. Creencias del pasado que es presente. Un hogar, un terruño, un brindar por las cosas verdaderas. Con pasión e intensidad. Así somos. Así seguimos. Y colorín colorado…