Eloísa Azorín y María Muñoz se lanzan con 'Antígona', el nuevo montaje de la Compañía Ferroviaria que, tras la ruta de los festivales de verano, iniciará su gira española. Paco Macià enlaza la tragedia personal de la protagonista de Sófocles con la rebelión contra el poder en un contexto actual
ALICANTE.- La tragedia es un terreno en el que cada palabra, cada movimiento, es definitivo. Cuando Paco Macià explica a sus intérpretes cómo deben afrontar los personajes de la versión de Antígona que ha preparado con la Compañía Ferroviaria es patente su pasado en la danza. Este grupo teatral de Elche celebra sus veinticinco años ensayando esta obra cuya traducción al al valenciano han llevado este verano al Festival de Teatro Clásico de l'Alcúdia-Universitat d'Alacant y a Sagunt a Escena, antes de comenzar a recorrer los principales escenarios de la Comunitat Valenciana, y de España, con el texto en castellano. De representarlo se encargan, entre otras, Eloísa Azorín como protagonista y María Muñoz como su hermana. Ambas pasan antes por otro papel, el de la sesión de moda para Plaza. Es la primera vez que ambas actrices coinciden. Muñoz, con su hermano Marino y Clara Crespo, se incorpora a Ferroviaria para esta versión. Las dos actrices destacan la conexión inmediata que se establece entre ellas. Según Azorín, «María es de esas personas que acabas de conocer pero es tan fácil todo que parece que sea de toda la vida». Una complicidad que también subraya Muñoz, quien habla de lo «fenomenal que es Elo».
Durante el mes de julio todos tuvieron la ocasión de ampliar esa relación gracias a los ensayos que realizaron en la residencia artística de L'Escorxador. Allí también están Enric Juezas, Morgan Blasco y Claudia Garón, quienes repiten en la versión en castellano. Todos ahora analizan de nuevo el montaje, que parte del texto de Sófocles pero se amplía con las versiones de Jean Anouilh, Bertold Brecht y las creaciones que ha añadido el propio Macià y algún intérprete. Como Azorín explica, «cada uno de ellos propone desde su manera de entenderlo y Paco respeta las propuestas para integrarlas en la partitura». Muñoz agradece ese sistema de trabajo en el que aportan lo que creen que funcionaría mejor o corrigen lo que estiman que va por mal camino; «a Paco le gusta que reflexionemos sobre todo y me gusta así porque es más orgánico, más cuando es físico». De ese modo también se convierte en una forma de presentación «para ver nuestra línea de trabajo con quienes no había trabajado antes».
Antígona se convierte en una suerte de síntesis de la labor desarrollado por Macià a lo largo de su carrera. Desde los montajes con los que se iniciara a principios de los años noventa en Barcelona bajo el paraguas de Robadura Dansa —como Car, Coma o Árbol de cenizas— hasta la recuperación de clásicos que acometió ya de la mano de Hamlet o El enfermo imaginario con Ferroviaria, el director siente que «el viaje es bastante largo».
* Lea el artículo completo en el número de agosto de la revista Plaza
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