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35 años después

La vigencia de 'Evil Dead': el icono pop del terror moderno

El canal Starz ha comenzado la emisión de la serie de Sam Raimi, basada en los personajes de ‘Posesión infernal’

13/11/2015 - 

VALENCIA. La idea es tan buena que parece increíble que Sam Raimi haya tardado tanto en ponerla en práctica. Teniendo en cuenta el estatus de culto adquirido con el paso de los años por Posesion infernal (The Evil Dead, 1981) y sus posteriores secuelas, la posibilidad de que el personaje de Ash (Bruce Campbell) regresara suponía una tentación demasiado fuerte como para resistirse. Y, veintitrés años después de El ejército de las tinieblas (Army of Darkness, 1992), acaba de hacerse realidad gracias a Ash vs. Evil Dead, una serie del canal Starz que comenzó a emitirse el pasado 31 de octubre. En realidad, el proyecto nació con el objetivo de ser el cuarto largometraje de la franquicia, pero tras las primeras reuniones de trabajo surgió tal cantidad de material que la mejor opción fue convertirla en serie televisiva. Solo dos episodios (el tercero llega este fin de semana) han sido suficientes para constatar que la decisión es todo un acierto.


Ash es en la actualidad un tipo fondón de 56 años que vive en un remolque y trabaja como dependiente en una ferretería. Un personaje anodino y torpón (por culpa de su mano de madera), muy lejos del héroe por accidente que tiempo atrás se enfrentó con los espíritus malignos tras encontrar por casualidad un ejemplar del Necronomicón encuadernado en piel humana y escrito con sangre, cuyos conjuros trajeron del más allá a un sinfín de demonios kandarianos con ganas de acabar con su vida y la de sus amigos. Todo aquello queda muy lejos de su aburrida vida actual, hasta que un descuido con el libro maligno provoca el regreso de las criaturas infernales y, por supuesto, su reactivación como exterminador sobrenatural, escopeta y motosierra en ristre. Eso sí, esta vez tiene ayuda, puesto que en su misión le acompañan un par de jóvenes: Pablo Simón Bolivar (Ray Santiago) y Kelly Maxwell (Dana DeLorenzo), compañeros de penurias en la ferretería. La televisión por cable americana permite sangre, gore y violencia sin restricciones, así que la fiesta está garantizada.

En el principio

Todo comenzó cuando un joven Sam Raimi (director) y sus amigos Robert Tapert (productor) y Bruce Campbell (actor) estaban estudiando en la Universidad de Michigan. Para combatir el aburrimiento, crearon una sociedad cinematográfica con objeto de rodar cortos de bajo presupuesto. A la larga, la idea de un largometraje fue tomando forma en sus inquietas mentes, y se plantearon que fuera una película de terror. Reunieron el poco dinero que tenían y filmaron Within the Woods, un corto de treinta minutos que utilizaron para lograr financiación. Funcionó, y empezaron a rodar con un presupuesto de 375.000 dólares. La historia no era nada del otro mundo (un puñado de jóvenes que pasan unos días en una aislada cabaña despiertan a varios demonios de su descanso eterno y van siendo salvajemente asesinados), y todos los estudios rechazaron distribuirla, pero sus vertiginosas imágenes impactaron a Stephen King en una proyección semiclandestina en Cannes y el escritor accedió a que una frase suya apareciera en el cartel del film: “La película de terror más ferozmente original del año”. El resto es historia.


Como había pasado antes con muchas otras cintas de género de bajo presupuesto, la película se convirtió en un auténtico fenómeno. No hay más que ver el tráiler para constatar que la idea de Raimi era contar una historia de terror. O, como él mismo la calificó, “una historia fantástica de fantasmas”. La concreción espacial de La noche de los muertos vivientes, el maestro italiano Mario Bava (Orgia de sangre), la literatura de H.P. Lovecraft (el Libro de los Muertos, que a partir de la secuela ya será denominado Necronomicón) o el terrorduro de la década precedente (citado a través de un poster de Las colinas tienen ojos) fueron algunas de las numerosas fuentes de inspiración de Raimi, que imprimió a Posesión infernal un ritmo y un estilo visual inauditos. Hoy quizá resulta difícil de creer, pero en la proyección de la película en el festival de Sitges de 1983 se produjeron desmayos y deserciones, mientras que su estreno en Gran Bretaña fue prohibido por la censura, que la calificó de obscena. Los efectos especiales quizá no eran los mejores de la historia, pero la violencia de las imágenes y su estética sucia provocaban muy mal rollo en aquellos tiempos.

Bruce Campbell rememora las reacciones ante la película: “Descubrimos que la gente se lo pasaba bien y se divertía, aunque creo que de manera un poco histérica, ya que estaban muertos de miedo. Me acuerdo de una pareja de novios que se tapaban con un abrigo y miraban a través de las mangas. También había un grupo de jugadores de fútbol muy fuertotes que cuando sentían miedo empezaban a darse codazos y decir tacos”. No estaba nada mal para una cinta barata, rodada en 16 mm. y en apenas unos días. De hecho, permitió a Raimi iniciar una trayectoria profesional que se consolidó con su segunda película, Ola de crímenes… Ola de risas (Crimewave, 1985), basada en un guión escrito con los hermanos Coen.


Pero los demonios kandarianos no tardarían en llamar de nuevo a su puerta. Lo harían encarnados en la figura del productor Dino de Laurenttis, que propuso al director realizar una secuela de Posesión infernal con la condición de que no fuera marcada con la temida X por las asociaciones encargadas de la calificación de películas. Así llegaría Terroríficamente muertos (Evil Dead II. Dead by Dawn, 1987), rodada con un presupuesto de cuatro millones de dólares. Podría considerarse como un remake del film original en clave abiertamente humorística, en un momento en que el cine splatter en tono de comedia daba el paso definitivo hacia el mainstream y las grandes audiencias, muchos años después de su fundación oficial de la mano de Herschell Gordon Lewis y títulos como Blood Feast (1963) o 2.000 Maníacos (2000 Maniacs, 1964). Prueba de ello es que en 1987 se estreno también Mal gusto (Bad Taste), el debut del neozelandés Peter Jackson, director que llevaría el género a sus límites con Braindead: Tu madre se ha comido a mi perro (Braindead, 1992).


La trilogía y sus derivados

Sam Raimi había aprovechado Terroríficamente muertos para rendir homenaje a los grandes maestros del cartoon, y cuando De Laurentiis le tentó con filmar una tercera entrega de las peripecias de Ash contra los seres malignos del más allá no dudó en aceptar y plantearla abiertamente como otro tributo, en este caso a las cintas de aventuras de los años cuarenta, los artesanales efectos especiales de Ray Harryhausen y las películas de ambientación medieval y de viajes en el tiempo. El resultado fue El ejército de las tinieblas (Army of Darkness, 1992), un estupendo colofón para la saga que también tiene su propia curiosidad, ya que el final original de la película presentaba a Ash en un mundo futuro completamente devastado, pero los productores pidieron a Raimi que filmara otro (el que se pudo ver en cines de todo el planeta) y una escena prólogo, que dejaban abierta la posibilidad de poner en marcha una cuarta película. En If chins could kill (Confessions of a B Movie actor), su divertida autobiografía, Bruce Campbell comenta: “El único aliciente que tuvo rodar un nuevo comienzo y el otro final fue que Bridget Fonda estuvo involucrada en ello. Era una gran fan de la serie y pidió interpretar un pequeño papel. ¿Qué le íbamos a decir, que no?”

A partir de entonces, Ash durmió el sueño de los justos, del que únicamente se despertó para reencarnarse en personaje de videojuego, en Evil Dead: Hail to the King (2000), Evil Dead: A Fistful of Boomstick (2003) y Evil Dead: Regeneration (2005). En las tres ocasiones, Campbell prestó gustoso su voz a la versión virtual de su personaje más famoso, que resucitó de nuevo, esta vez en versión femenina, en el reciente remake Evil Dead (2013), dirigido por el uruguayo Fede Álvarez. Campbell, que figura como productor junto a Raimi y Robert Tapert, tiene, faltaría más, un cameo en esta nueva versión, que trata de recuperar el acento terrorífico de la cinta original, y se inscribe en la interminable ola de revisiones contemporáneas de los clásicos del terror de los años setenta y ochenta.


Hasta que se ha estrenado la serie Ash vs. Evil Dead, que tiene como aliciente añadido la presencia de imágenes recuperadas de la primera película, no han sido pocos los homenajes de que ha sido objeto Posesión infernal. En la India, por ejemplo, se rodaron dos remakes apócrifos al estilo Bollywood: Bhayam (D. Ranga Rao, 2007) y Bach ke Zara (Salim Raza, 2008). Y, de la misma manera que en la primera película de Sam Raimi aparecía un poster de Las colinas tienen ojos, otros directores de género también han convertido Posesión infernal en una referencia ineludible: En Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1987), Nancy está viendo la película en televisión. En El terror llama a su puerta (Night of the Creeps, Fred Dekker, 1986), un personaje se llama Sargento Raimi. En 976-El teléfono del infierno (976-EVIL, Robert Englund, 1988) aparece el cartel en un cine. Al comienzo de Mondo Zombie (The Dead Next Door, J.R. Bookwalter, 1989), un muerto viviente devuelve varias cintas de VHS en el video club, entre las que se encuentran La matanza de Texas, Creepshow o Posesión infernal… La lista sería interminable, y demuestra la enorme influencia que la opera prima de Raimi ha tenido en la concepción de un cine de terror de gran impacto visual, contaminado de comedia y plagado de guiños.


Casi treinta y cinco años después de su estreno, Posesión infernal se ha convertido en un icono del terror moderno, y Bruce Campbell en un personaje de la cultura pop. El hecho de que Starz renovara la serie para una segunda temporada antes incluso de que se estrenara el primer capítulo habla por sí solo de la confianza del canal en un producto que no es simple explotación, como demuestra que fuera el propio Sam Raimi quien se encargara de dirigir el primer episodio. Ash ha vuelto para limpiar otra vez la tierra de demonios malignos. Acomódense en el sofá, provéanse de sus chucherías favoritas y disfruten.

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