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tribuna libre / OPINIÓN

La violencia de género que no se denuncia

25/11/2015 - 

Otro año más. Nuevamente, los perfiles de redes sociales se llenarán de lazos morados, las instituciones públicas de declaraciones de buenas intenciones y las plazas de minutos de silencio. Como ocurre cada 25 de Noviembre. Nos recordarán el número de mujeres que han sido asesinadas este año, y lo terrible que es esta lacra que siega la vida de mujeres, y también de menores. Está bien, desde luego. Pero nada nuevo bajo el sol. Por desgracia.

Pero hay muchas, muchísimas mujeres cuyo nombre nadie va a pronunciar porque no lo saben. Una cifra imposible de determinar. La de las mujeres que están sufriendo la violencia machista en silencio, sin que su tragedia haya atravesado nunca las puertas del juzgado, sin que ni siquiera haya traspasado el umbral de su cárcel doméstica porque ni ellas ni nadie ha denunciado. Y porque no hemos sabido captar el mensaje de auxilio que su silencio significa.

Ayer, en una charla, daba Miguel Lorente el escalofriante dato de que solo el dos por ciento de las mujeres que sufren la violencia de género denuncian. Un dato terrible que da una idea del largo camino que nos queda por recorrer. Porque cualquiera de ellas, mañana mismo puede engrosar la cifra de la vergüenza, la de las mujeres asesinadas. Y no habremos hecho nada por evitarlo. O, al menos, no habremos hecho lo suficiente.

Es terrible pensar en la cantidad de mujeres que están padeciendo un verdadero suplicio en silencio. Como terrible es no tener la llave que rompa ese silencio. Pero no basta con decirlo. Tal vez no hallamos hecho bastante para buscar esa llave.

Es cierto que llueven por doquier los mensajes destinados a instar a las mujeres a que denuncien. Y están bien, no lo pongo en duda. Pero también habrían de llover los mensajes destinados a que seamos todos quienes denunciemos, no solo ellas. No basta con convencerlas para que denuncien, debemos ir más lejos. Debemos ser todos y cada uno de nosotros los que demos el paso, aunque ellas no quieran, incluso sin siquiera preguntarles, como no se pregunta para denunciar cualquier otro delito público. Antes de que sea tarde para alguna de ellas.

"los medios de comunicación tienen que ser un aliado, un factor que les ayude, y no un medio de estigmatizarlas"

Tampoco basta con mostrar imágenes de mujeres lesionadas, hundidas, tristes, de cadáveres calientes y de seres queridos rotos de dolor. El interés parece quedarse en el hecho, en el morbo, en las circunstancias y pocas veces hay un interés parejo en saber qué pasó después, si el maltratador fue condenado ni, lo que es más importante, la mujer que un día fue víctima ha dejado de serlo. Muchas mujeres salen de esto, pero parece no interesar. Y ahí los medios de comunicación tienen que ser un aliado, un factor que les ayude, y no un medio de estigmatizarlas, como ocurre en muchos casos. Su forma de tratar estas noticias puede ser determinante a la hora de terminar con esta epidemia.

La fuerza de expansión de los medios de comunicación y las redes sociales debe ser utilizada como una guía que les muestre el camino. Y no me refiero a meras constataciones formales de los teléfonos de ayuda a la víctima. Eso está bien, pero necesitan más. Necesitan saber qué pasó con esa mujer que llamó a ese teléfono, que fue atendida y que hoy puede vivir una vida libre de violencia. Necesitan saber que esta lucha nos concierne a todos, y que si ellas callan otros alzaremos la voz. Necesitan saber que no están solas.

Cada víctima es un fracaso de todos. Pero no olvidemos que cada víctima no es cada mujer asesinada. Cada víctima es cada una de las miles de mujeres que son insultadas, humilladas, vejadas, amenazadas, coaccionadas, controladas o agredidas por aquél que más debería de quererlas, y en nombre de un amor que no existe. Parafreseando el título de un culebrón que fue famoso un tiempo, “Quien ama no mata”, hay que recordar que quien ama, no insulta, no veja, no humilla, no coacciona, no controla, no agrede. El amor es otra cosa. Y quienes maltratan de cualquier modo no tienen ni idea que significa amar, por más que se llenen la boca para justificar su cobardía.

Hay que recordarlo todos y cada uno de los días del año. Y tal vez, el próximo 25 de Noviembre, podamos celebrarlo con todas las mujeres que no han sido asesinadas porque la sociedad reaccionó a tiempo, y no haciendo recuento de cadáveres. Ojala así sea.

Susana Gisbert es fiscal de violencia de género y portavoz de la Fiscalía Provincial de Valencia

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