‘Las criadas’ o el sufrimiento de dos mujeres despojadas de identidad

VALÈNCIA. El novelista y dramaturgo Jean Genet (1910-1986) siempre se caracterizó por verter en sus obras altas dosis de sufrimiento humano. Sentía debilidad por llevar al extremo a personajes malvados, sufridos, angustiados. Siempre se rebeló contra la sociedad y sus costumbres, pero no de forma reivindicativa, sino tan solo para abordar el padecimiento desde las letras. Estando en la cárcel (fue condenado en diversas ocasiones por robo y prostitución) escribió un clásico llevado en diversidad de ocasiones a las tablas: Las criadas. Una historia en la que dos mujeres, Claire y Solange Lemercier trabajan para una dama de la alta burguesía francesa. Ambas son criadas de la señora, quien las maltrata y las despoja de toda identidad, provocando el enloquecimiento de ellas. Claire y Solange tienen un deseo que persiguen con fervor: acabar con la señora para tomar su puesto, siendo en realidad conscientes de que es algo imposible de conseguir, pero prefiriendo ser asesinas a no ser ‘nadie’.

La obra de Jean Genet habla de la falta de libertad, del encierro, de la necesidad del ser humano de formar parte de algo y sentirse reconocido. Un texto que, pese a ser escrito en 1947, tiene claras correspondencias con la situación pandémica que todos hemos vivido; y que podrá verse sobre las tablas del Olympia del 20 al 23 de mayo. El teatro presenta una versión de Paco Bezerra dirigida por Luis Luque. Lo cierto es que la idea, pese a tener identificaciones muy relacionadas con el momento actual, fue gestada antes de la pandemia. Los ensayos comenzaron justo antes del confinamiento, y durante meses tuvieron que interrumpirse. Ahora, tras haberse estrenado en Madrid, Las criadas llega a València.

La obra ha sido presentada durante la mañana del jueves en el Teatro Olympia. A la cita han acudido el director Luis Luque y el elenco compuesto por Ana Torrent (Claire), Alicia Borrachero (Solange) y Jorge Calvo (la señora).

Fidelidad a Jean Genet

En la rueda de prensa, tanto el director como el elenco han recalcado que, durante todo el proceso, han procurado “ser totalmente fieles a la obra original”. Jean Genet creó una pieza muy poética y, según se suele decir, difícil de comprender por el público. La intención de Luis Luque ha sido aproximar la esencia de aquella obra original, con toda su complejidad, pero sin faltar al mensaje en cuestión, siendo totalmente fiel a la historia.

Las criadas fue la primera pieza teatral que hizo Jean Genet, y retrata el momento de absoluta crisis identitaria y de valores por el que pasó. Además, las protagonistas de la obra viven ‘enjauladas’, presas de su señora. Sobre esto, Ana Torrent expresa que todos esos sentimientos que plasmó el autor son en cierta manera identificables con la situación actual: “El encerramiento, el dolor, la angustia, la incertidumbre, la falta de contacto y de afecto, el miedo…”. Estas correspondencias han ocasionado que, para el elenco, trabajar en esta obra haya sido especialmente difícil. El propio director reconoce que “es una obra que siempre recordará especialmente”, precisamente por el momento que vivimos.

Por otro lado, Alicia Borrachero subraya que, actoralmente, Las criadas implica llevar a cabo “un proceso inmersivo en torno a la libertad: ha sido un proceso en el que, pese a estar enjaulados por todas las restricciones y normativas sanitarias, había mucha libertad. Y puede sonar paradójico, pero desde esta liberación que ha supuesto Las criadas entendemos mejor lo contrario: que las protagonistas carecen totalmente de esa libertad”. Claire y Solange son dos mujeres “con carencias emocionales que llegan a la locura”, según indica Borrachero, y eso lleva al elenco a una determinación: “Tenemos que reír y cantar todo lo que podamos, porque si no tendremos que arrojarnos por la ventana”.

Diferentes lecturas

Jorge Calvo, quien hace el papel de la señora, explica que pese a que Las criadas sea un viaje de dolor, rabia, carencias afectivas y desesperación, “todo depende de la lectura que haga el espectador”. Él se decanta por interpretar la obra de Jean Genet desde el humor negro: “Si consigues entrar en el humor de la mente compleja de Genet, te salvas; si no lo consigues, estás jodido. Es una obra muy intensa”. Con esto, además, se refiere a que, al igual que los personajes de la obra, “todos podemos ser buenos y malos, criadas y señoras. Todos podemos ser todo”.

Calvo también ha destacado “la maravillosa banda sonora de la obra”, compuesta por Luis Miguel Cobo. Por su parte, el director ha puesto en valor la escenografía de Mónica Boromello y el vestuario de Almudena Rodríguez. Borrachero recalca algo importante: “La escenografía es muy blanca y aséptica, sin artificios y con mucha simpleza. No hay casi elementos, así que es muy curioso que la gente nos suela decir que esta versión se entiende mucho mejor que otras”. Aclara que, al despojar la escena de todo elemento, el espectador se fija más en la esencia de la historia.

Luis Luque también ha querido hablar de la figura de Jean Genet. “Allá donde hubiera un estrato social bajo y aplastado, él se posicionaba. No se preocupaba especialmente por los discriminados, ni reivindicaba demasiado. Simplemente se posicionaba en el dolor y en la falta de identidad”.

Genet se caracterizó por confeccionar obras de bastante complejidad tanto poética como semántica. Ante esto, Luque matiza que “le gusta llevar lo exquisito a todo el mundo”, que no es un director “que trabaje para las élites, ni mucho menos” y que “Genet era un poeta de la calle, así que, por encima de todo, hay que ser fiel a eso”.