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El Institut Valencià de Cultura renueva los contratos de las direcciones de Dansa València, Espai LaGranja, Cinema Jove y Sagunt a Escena, que se mantendrán dos años más
VALÈNCIA. Si una cosa se ha resistido en los últimos años a los festivales y centros públicos valencianos ha sido la estabilidad. Los cambios en los despachos de dirección se habían convertido casi en la norma, provocando en algunos casos hasta el vacío de poder durante meses. En el caso de los gestionados por el Institut Valencià de Cultura (IVC), y tras años dando tumbos, esto se atajó en 2020 con el impulso de una ‘macro licitación’ para renovar las direcciones de Cinema Jove, Sagunt a Escena, Dansa València y Espai LaGranja, un proceso que armonizaba las contrataciones y les daba un respiro durante dos años, un cambio relevante pues en algunos casos las contrataciones eran por un periodo de apenas unos meses. Dos años después, el IVC ha puesto en marcha el proceso de renovación de las cuatro direcciones, pues el contrato contemplaba una prórroga de dos años, una renovación global que supone una estabilidad inédita en la historia reciente de la mayoría de marcas y que no solo tiene una lectura administrativa, sino que también supone un espaldarazo a los proyectos de nuevo cuño.
Y es que la renovación general que se dio hace dos años no solo supuso un cambio de caras en los despachos de dirección, sino también en el rumbo de las marcas, especialmente en los casos de Espai LaGranja y Dansa València. En este último caso, fue la bailarina y gestora cultural María José Mora la que asumió la dirección –y continuará- del festival de danza, una marca histórica de la escena valenciana que no se encontraba en su momento más fuerte. Fue en 1988 cuando el proyecto echó a andar para convertirse en el punto de encuentro de las artes escénicas en València. Sin embargo, tras el auge llegó la caída y con el cambio de siglo acabó por desaparecer hasta que en 2017 el gobierno autonómico recuperó la marca. Lo hizo de la mano de Mar Jiménez, que comenzó a dar forma al nuevo Dansa València, un espacio que ahora quiere impulsar Mora con una visión tiene que ver con la exhibición… pero no solo.
El gran objetivo de esta nueva etapa pasa por conectar la marca con profesionales y espacios más allá de València y, también, por ampliar las acciones enfocadas a la profesionalización del sector con iniciativas que se expanden a lo largo de todo el año. Esta misma semana, de hecho, se presentaba la segunda edición del programa ‘Impuls a la dansa’, que este 2023 llegará a diez espacios de toda la Comunitat. Esta reconversión a espacio para profesionales, además de la programación propia del festival, se materializa en otros proyectos de nuevo cuño como la creación de un servicio de consultoría o el aumento de contactos con otros festivales e instituciones, como la Fundación SGAE o el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), con quienes se quiere estrechar lazos para ser impulsado a nivel nacional como proyecto “estratégico” para el sector de las artes escénicas. “Queremos ser, más que un festival, un departamento más de danza”, relataba recientemente Mora en conversación con Culturplaza.
También se mantendrá al frente de Espai LaGranja el gestor cultural Guillermo Arazo. Su llegada al espacio de Burjassot fue, quizá, la que más retos llevaba en la mochila, pues no solo se trataba de tomar el timón de un proyecto existente sino de, prácticamente, levantarlo de cero. En estos dos últimos años Espai LaGranja se ha resituado en el escenario cultural valenciano como un espacio complementario a la exhibición de los teatros públicos, sirviendo de puente con el ámbito profesional con proyectos enfocados a la divulgación y la formación. Entre otros, ha impulsado distintos laboratorios de investigación escénica, cuya última convocatoria seleccionó los proyectos 'Al soniquete del ser' del colectivo Aquelarre, y 'A_E_I_O_U', de Marta García Navarro y Noe Arcos. De igual se ha convertido en el lugar desde el que acercarse a las distintas maneras de entender la artes del movimiento, con una programación que da lugar a formas como el flamenco, el hip hop o el vogue.
De la renovación se deduce la confianza del IVC en el nuevo proyecto ideado para Espai LaGranja, una nueva etapa que ahora deberá afianzarse y, también, enfrentarse a retos que no son nuevos. Si bien el presupuesto del espacio ha mejorado algo en este curso, lo cierto es que la confianza en el proyecto no se acaba de traducir en una mejora por lo que respecta al reducido equipo que lo saca adelante. El propio director adjunto de artes escénicas del IVC, Roberto García, lo apuntaba en una reciente entrevista concedida a Culturplaza. “Para que todo este proyecto se implemente hace falta una dotación de personal que ahora no existe, algo que me duele profundamente y que Guillermo Arazo vive en primera persona”, expresaba García quien, también, señalaba LaGranja como uno de los proyectos “más ilusionantes y con margen de más futuro que tenemos entre manos”.
Carlos Madrid es el único responsable que ya estaba al frente del festival antes de la licitación. De hecho, su historia es la más ilustrativa para entender el cambio cualitativo entre el caos anterior y la estabilidad que le dio la externalización que ganó. Desde 2017, cuando Madrid tomó el relevo del histórico director de Cinema Jove —Rafael Maluenda—, se sucedieron una consecución de pruebas y errores que hasta en dos ocasiones pusieron en jaque la celebración del festival a pocos meses de su gala de inauguración. Albert Girona, entonces Secretario Autonómico de Cultura y Deporte, llegó a decir que el puesto de dirección solo necesitaba la dedicación de unos pocos meses.
Las consecuencias directas fueron las que provocaron dar con la solución de estas externalizaciones. Y, desde entonces, Cinema Jove ha renacido. Las dos últimas ediciones han devuelto el pulso, especialmente a las Secciones Oficiales, tras un momento de debilidad y teniendo en cuenta la vuelta de La Mostra de València. Madrid confirma que estará al frente de Cinema Jove, al menos, en las ediciones de 2023 y 2024. Y en ellas el reto es de consolidar los nuevos públicos que han llegado a través de secciones paralelas como la dedicada al anime, o tener capacidad de atracciones de las óperas primas que prometen ser el principio de grandes carreras.
Por último, el proyecto de Sagunt a Escena también tomó un cambio de timón significativo tras el proceso de externalización. El predecesor de la actual directora, Inma Expósito, fue Juan Vicente Martínez Luciano, que estaba en calidad de un convenio entre la Universitat de València y el IVC. Este fue el único lote que ganó una empresa y no una persona física, la promotora Pro21.
El caso Sagunt a Escena es particular porque los cambios en una iniciativa que no tiene presupuesto suficiente para producir, ni para generar una agenda paralela, ni encuentros profesionales, solo se pueden percibir en la programación. Si Martínez Luciano ya dio un vuelco en buscar la mezcla entre la contemporaneidad y el teatro clásico —que se supone que es la especialización del festival—, con Expósito se ha acentuado la presencia de la música, se ha trasladado los compromisos de menor calidad a un festival paralelo que organiza el Ayuntamiento de Sagunto, se han acotado las fechas y se quiere potenciar la presencia internacional.
"Queremos que las instituciones se impliquen, no solo de manera económica, que se haga con el tejido de equipo de trabajo de todas las instituciones y de nosotros, como Pro21 Cultural, un engranaje más fluido y sólido. Ese tejido existía, pero trabajar un año completo ha hecho que los engranajes se engrasaran y funcionaran de una manera mucho más efectiva, tanto a nivel de programación como impulsando nuevas mejoras, como la nueva web, una nueva tiquetera, etc. La hoja de ruta del festival está mucho más nítida", explicaba Inma Expóstivo en una entrevista a las puertas de su última edición.
El gran salto cualitativo, el de poder producir o co-producir una obra como hace el Grec o el Festival de Mérida, ni estuvo en el horizonte en la época de Martínez Luciano, ni lo está actualmente. Es un mero problema de presupuesto.