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Las excepciones de la Zona de Bajas Emisiones de València: la fachada marítima, furgonetas y camiones...

2/07/2024 - 

VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València inició el pasado viernes los trámites para aprobar la ordenanza que regulará la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) de València. La herramienta a la que obliga la Unión Europea para las grandes ciudades y que supondrá vetar el acceso a la ciudad a los vehículos más contaminantes. Ahora bien, las restricciones, que se aplicarán de manera progresiva y escalonada hasta 2028, tienen múltiples excepciones, con las que el gobierno municipal, de PP y Vox, ha querido evitar al máximo el impacto sobre los conductores hasta el punto de que afectará a una pequeña parte de los vehículos de la ciudad, lo que ha motivado las críticas del bloque de izquierdas.

La Zona de Bajas Emisiones afectará a la mayoría de la ciudad, pero no a las pedanías externas a las rondas ni la fachada marítima, con barrios como Natzaret, Malvarrosa o el Cabanyal, que se quedan fuera de las restricciones. Tal como recoge la ordenanza, todavía no aprobada definitivamente, la ZBE tiene una superficie de 27,8 kilómetros cuadrados y está delimitada por la Ronda Nord, Tarongers, Serrería y Bulevar Sud. El edil de Movilidad, Jesús Carbonell, explicó este lunes a los medios que los vehículos afectados "podrán circunvalar la ciudad" por estas vías pero no entrar, pues habrá 278 cámaras ditribuidas para impedir el acceso y detectar infracciones. Los vehículos vetados sí podrán, por tanto, acceder a los barrios que quedan fuera.

Tampoco estarán afectados todos los vehículos contaminantes. La ordenanza especifica que las restricciones se aplicarán a "los turismos, motocicletas y ciclomotores" con etiqueta A, es decir, sin etiqueta ambiental de la DGT. Esto es, los vehículos de gasolina matriculados antes de 2001 y los de gasoil de antes de 2006. De esta manera, se dejan fuera vehículos como camiones, furgonetas o autobuses, según explica la concejalía porque "representan un porcentaje reducido de las matrículas que circulan en València", además de para no "limitar ni perjudicar las actividades económicas que se desarrollan en la ciudad".

Con todo, esta protección a los negocios ya estaba contemplada en una de las excepciones específicas que contemplaba la ordenanza. Precisamente, el texto deja fuera de las restricciones a los vehículos "vinculados a una actividad económica". A ella le acompañan otras varias: los que dispongan de tarjeta de movilidad reducida, familias numerosas, familias con menores de 3 años y vehículos que transporten embarazadas. Todos estos casos deberán quedar inscritos en un registro municipal de vehículos excepcionados. 

Además, para los vehículos que estarían vetados, se les permitirá el acceso puntual hasta 48 veces al año (de media, uno por semana), para el que también se deberá solicitar permiso municipal. Carbonell insistió en que así se busca "proteger los derechos económicos" en la ciudad, como también los "sociales". Motivo por el cual también se ha anunciado que el Ayuntamiento de València otorgará un título gratuito de EMT a aquellos conductores cuyos vehículos estarán vetados a partir de 2028. El título tendrá validez durante dos años o hasta que en ese periodo el dueño adquiera un vehículo que pueda circular sin limitaciones+

Carbonell también insistió en el calendario escalonado como atenuante del veto. "Se contempla una prohibición de carácter progresivo", remarcó, tras lo que ha reiterado que 2025 será un año de "fase informativa" en la que "no habrá sanciones". El edil ha añadido que a partir del 1 de enero de 2026 "los vehículos de etiqueta A de fuera de la provincia -de Valencia- no podrán entrar en la ciudad" y agregó que desde el 1 de enero de 2027 serán los A de fuera de la capital valenciana los que no podrán entrar. En 2028, la prohibición afectará también a los vehículos matriculados en el Cap i Casal.

Jesús Carbonell. Foto: KIKE TABERNER

 "Coladero"

Ante esto, los dos grupos de la oposición en el Ayuntamiento de València, Compromís y PSPV-PSOE, criticaron la propuesta para regular las Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) al considerar el borrador insuficiente. Por parte de Compromís, el edil Giuseppe Grezzi calificó el borrador de "estafa" y "coladero", por lo que criticó que València vaya a ser "la única capital europea en la que en 2028 todavía, con una excusa u otra, se pueda circular con vehículos altamente contaminantes". A su juicio, la ZBE es "es una recopilación de las excepciones que temporalmente han operado y operan en otras ciudades para hacer la transición hacia ciudades sin emisiones en un futuro cercano".

Así, criticó que el PP plantee una València "en la que, por los motivos más arbitrarios--como ser familia numerosa o llevar a los nenes en coche al cole- puedes saltarte cualquier restricción, independientemente de lo que contamine tu vehículo". Por ello, consideró que "confirma la renuncia de la alcaldesa, María José Catalá, a cumplir el objetivo de las ciudades Misión" de reducir las emisiones un 80% en 2030. Y criticó que se deje "sin efecto la principal bondad de la ZBE en todas las ciudades: poner fecha límite al plazo de la sustitución de flota de los vehículos de empresa". "En lugar de hacerlo y poner una fecha tope, el PP dice que camiones, furgonetas y coches, dedicados a la distribución pero también sencillamente a nombre de un autónomo, podrán circular libremente independientemente de lo que contaminen".

Por su parte, la concejala del PSPV María Pérez criticó la Zona de Bajas Emisiones "de mínimos" porque "barra libre para seguir contaminando en todos los barrios de la ciudad hasta 2028 y que, además, no se sujeta en ningún estudio técnico". Así, aseguró que la ZBE "no busca en ningún caso reducir la contaminación de esta ciudad que era o debería ser el principal objetivo". "Es una ordenanza que prefiere hacer creer que la contaminación es un problema del futuro y que incluso traslada al siguiente ciclo electoral las decisiones ante una evidente falta de compromiso de este gobierno con la mejora de la calidad del aire”, señaló al respecto.

Pérez recalcó que las medidas que se proponen "van a impactar en un porcentaje muy pequeño del parque móvil de la ciudad. Por ejemplo, en València no será antes del 2028 cuando se reduzca la posibilidad de circular a los coches de más de 27 años. Es decir, menos del 10% de los turismos de la ciudad, pero que representa seguramente un porcentaje muy inferior en el tráfico diario real". Y criticó que la ordenanza no se base "en ningún dato objetivo que mida el impacto de estas medidas sobre la contaminación y en el expediente no consta tampoco ningún informe técnico que avale ni la elección del calendario ni el tipo de etiqueta que es elegido ni todas las excepciones que sean considerado".


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