VALÈNCIA. Antes de cualquier cumpleaños hay que pensar varias cosas con antelación. A qué amigos invitar, dónde celebrar la fiesta y qué pedir al soplar las velas. La Fira del Llibre lo tiene bien claro, celebra su cumpleaños en Viveros, con miles de invitados y ya sabe que deseo pedir cuando llegue la tarta: “No morir de éxito”, para poder “celebrarse” muchos años más.
Este deseo lo expresa a través del presidente del Gremi de Llibrers de València Juan Pedro Font de Mora quien conversa con Culturplaza como antesala de la gran cita de las letras valencianas que se celebrará del 24 de abril al 4 de mayo en los jardines de Viveros, porque son necesarios varios días si se quiere invitar a tanta gente.
Esta Fira, además, desea poder soplar las velas junto a las librerías afectadas por la Dana. Para ello desde el Gremi han habilitado -y subvencionado- casetas para las librerías que aún no hayan podido abrir sus puertas pero que cuenten con caseta para que puedan vender tranquilamente. “La Fira es un balón de oxígeno para el sector, hay algunas librerías que facturan entre el 15% y el 20% de lo que facturan en todo el año en estos días. Esto para las librerías que fueron afectadas por la Dana puede ser una bocanada de vida por lo que es importante que la gente venga y ayude a estas librerías”.
Además de plantearse como la Fira de la recuperación este evento encara esta edición con un doble aniversario: celebra los 60 años constituida como feria del libro y los 40 años a lo largo y ancho del paseo de Machado de Viveros. Anteriormente estuvo principalmente en la Plaza del Ayuntamiento e incluso un año se hizo excepcionalmente en La Lonja tal y como lo recuerda Font de Mora, que destaca que esa edición se hizo “de manera cooperativa, con cada librería aportando su granito y poniendo sus secciones en conjunto”.

- Imagen de archivo de la Fira del Llibre -
- Foto: GARCÍA POVEDA
Font de Mora, que está a cargo del Gremi desde el 2000, recuerda ir a la Fira como librero y como lector en los últimos 40 años que ha estado en Viveros y por eso sabe que el formato no para de crecer, algo a celebrar pero también a llevar con cautela. Esta edición, superando a la anterior, llega a su máximo de expositores y máximo de actividades y las expectativas es seguir creciendo aunque tal vez a pasos menos agigantados: “La Fira no es ahora lo que hace hace unos años, ha crecido como un monstruo pero uno muy bueno”.
“Es la Fira más importante de España después de la de Madrid -dejando fuera de la ecuación el Sant Jordi de Barcelona- y concentra un enorme potencial que se distribuye en cosa de once días y que acoge muchísimo público”. Sin aumentar enormemente el tamaño del que dispone la Fira este evento busca gestionar la logística para que todo funcione de manera adecuada, que no se solape la programación y que no se generen enormes colas que imposibiliten el paso a los lectores.
“La organización se trabaja nada más se termina la Fira, nuestros técnicos hacen una labor crucial en gestionar la organización año tras año. Manolo, Roberto y Pau se encargan de coordinar a los autores, en contratar a personal que esté a servicio de las librerías y en adecuar la megafonía para el complejo”.
Este año, tal y como lo destaca Font de Mora, se ha invitado a 120 autores y, además, las casetas han invitado a unos 500 escritores aproximadamente lo que en términos de actividad se puede resumir en unas mil firmas y 200 actividades entre actuaciones musicales, exposiciones, clubes de lectura, mesas redondas recitales poéticos y, por supuesto, presentaciones de libros.
“Hay un montaje bestial que da respuesta a un público que demanda año tras año una Fira mejor”, destaca Font de mora, quien destaca que ha tenido el privilegio de vivir la Fira como lector, como librero -tras Railowsky- y ahora desde la Junta Directiva: “Una vez entras ves que la dimensión de la Fira es enorme y que tiene en cuenta todo tipo de asistentes, libreros y categorías. Es un evento cultural único dentro de la Comunitat Valenciana y es una de las grandes procesiones de gente que pasan por la ciudad, sin duda se ha convertido en una tradición, forma parte casi de un peregrinaje”.

- Almudena Grandes en la Fira, 1993 -
- Foto: GARCÍA POVEDA
Para Font de Mora este peregrinaje a “pasear y ver si se compra un libro” es comparable al río de gente que va tras la Mare de Deu dels Desamparats o a la procesión del Corpus Christi, aunque los motivos sean bien distintos. De hecho, como visitante, recuerda un año en el que vino el Rey Felipe VI aún siendo príncipe y la gente pagaba por hacerse una foto con él: “Vino el día de la inauguración y se pasó toda la mañana entre casetas dándole la mano a la gente, es la máxima autoridad que ha venido a inaugurar la Fira, recuerda el presidente del Gremi de Llibrers.
Y muchos de los “príncipes y princesas” de la literatura también se han pasado a lo largo de los años por la Fira, intentando no perderse ni una edición. Desde Almudena Grandes hasta Santiago Carrillo pasando por Enric Valor o Manuel Vicent, que precisamente en esta 60º edición recoge el Premio a Trayectoria en Castellano.
Eso sí, estos nombres, año tras año han ido cambiando al igual que ha cambiado la manera de consumir la literatura y ha ido cambiando el público y mercado literario. La Fira, con la intención de adaptarse al presente y a todo tipo de lectores ahora cuenta con autores conocidos en redes sociales e invita también a nuevas figuras como los booktubers que se abren paso entre otros grandes nombres que responden a las nuevas demandas.

- Manuel Vázquez Montalbán en la Fira, 1997 -
- Foto: GARCÍA POVEDA
Font de Mora, desde la Junta -y tal y como lo deseaba hace justo un año- considera que la clave para el crecimiento es apostar antes por calidad que por cantidad por lo que de cara a la siguiente edición habrá que “hacer criba”: “Es importante que la Fira no muera de éxito, hay que ir con cuidado porque no se puede convertir el evento en un agobio. Es importante adaptarse a los nuevos formatos y públicos mientras se apuesta por la calidad”.
A pesar de que los nombres cambien Font de Mora tiene claro que año tras año, en todos los cumpleaños, se ve siempre la misma estampa: escolares que piden marcapáginas como si fueran coleccionables, niños pequeños que cuentan con una visita privilegiada del paseo Machado mientras van “a bracitos” y un espacio en el que se respira cultura entre el olor de las flores en primavera.
Tampoco ha cambiado a lo largo de los años el regalo favorito de la Fira, que en este caso es que sus invitados se regalen entre ellos, para generar una cadena con la que el evento siga funcionando edición tras edición, entre libros, casetas y miles de invitados sorpresa.

- Imagen de archivo de la Fira del Llibre, 1996 -
- Foto: GARCÍA POVEDA