VALÈNCIA. València es más que sus monumentos, sus fechas clave o sus próceres. Su historia también la cuentan sus fantasmas, sus criaturas imposibles y el resto de temores de su gente. Juan Francisco Ferrándiz lo sabe bien, y por eso ha recogido algunas de esas historias de la cara oculta de la ciudad en Valencia Encantada (Editorial Sargantana, 2025), un libro que condensa casi una década de rastreo de leyendas urbanas, memorias orales y archivos insólitos.
El proyecto nace de programa de radio Una nit al castell, emitido entre 2016 y 2025. Allí empezó a tejer este mapa alternativo de la ciudad y la provincia, articulado en torno a apariciones, sucesos inexplicables y criaturas legendarias.
“No deja de ser un tesoro. Es parte de nuestro patrimonio inmaterial. Hay leyendas que son antiguas, que salen en dietarios, y otras que se están forjando prácticamente hoy en día”, comenta el autor. La clave, dice, está en el enfoque. “No es solo contar historietas, sino evocar, despertar la curiosidad. Lo que he querido plasmar es un aire casi oral, sencillo, ágil, rápido, que se lea fresco.”
El libro está estructurado en 36 capítulos breves, agrupados en dos bloques: ciudad y provincia. Cada uno relata una leyenda o suceso en un lugar concreto, con la intención de invitar al lector a redescubrir esos espacios desde una óptica nueva. “El libro es una invitación a ver València con otra mirada, con la mirada de la curiosidad y también dejarte sorprender. Pasar por una calle y saber lo que se cuenta que ocurrió allí te hace verla de otra manera”, afirma.
En este sentido,Valencia Encantada no se quiere limitar a ser una lectura pasiva. El libro propone dos rutas del misterio: una por el centro histórico de València y otra por la ciudad de Xàtiva, “la ciudad con más historia y más leyendas tras València”. “Es casi un regalo personal. Me apetecía que tuviera un punto interactivo, porque este tipo de historias cobran un ambiente especial cuando las recorres”, dice.
Para Ferrándiz, estas historias funcionan como espejos simbólicos de la identidad y la historia de la ciudad. Las leyendas no son invención de un día; algunas son contemporáneas y otras se arrastran durante siglos: “He encontrado historias en textos antiguos, en dietarios, en prensa, en tesis, y también por transmisión oral. Incluso a través de la radio, los oyentes me llamaban para contarme cosas”, cuenta el autor.

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El resultado es un libro accesible para todo tipo de público, que recoge lo que Ferrándiz define como “el poso cultural que nos hace más ricos, sin necesidad de convertirnos en medio alucinados”. Y es que, más allá de los prejuicios de la conspiración y la credulidad, alimentado por los programas televisivos de “misterio y sucesos paranormales”, esta historia, aunque marginal en los manuales, es esencial en la cultura popular.
“Estas leyendas nos cuentan cómo vivían, qué les preocupaba, qué justicia esperaban. Son una forma de mirar nuestro pasado y también nuestro presente”, concluye. Lejos de fomentar supersticiones, Valencia Encantada busca celebrar la imaginación colectiva y el derecho a preguntarse por lo que no ha encontrado un encaje en los libros de historia.
Fantasmas, dragones y justicia ancestral
Y como ejemplo, dos figuras recurrentes en las historias de este libro. En primer lugar, los fantasmas. Que además de figuras terroríficas, son vestigios simbólicos: “Los fantasmas son un anclaje del pasado para recordarte que tú no eres el centro del universo. Estás de paso, como otros que ya no están”, sostiene. En muchas de estas leyendas, además, el elemento sobrenatural cumple una función ética: “Muchísimas historias de fantasmas suelen ser cosas que se han quedado pendientes, un crimen no resuelto. Una manera en la que la gente decía: si no voy a obtener justicia en vida, al menos espero que en muerte la haya.”
Es el ejemplo de la popular leyenda del fantasma de La Cigüeña, actual sede de la Conselleria para la Recuperación Económica y Social. Antiguo hospital de maternidad, desde los 90 se cuenta que el espíritu de una madre se quedó entre las paredes de este edificio, en el que se dieron casos de bebés robados. Mucho más antiguo es el crimen de Jeroni Valeriola, cuyo espíritu también ha forjado leyendas sobre el edificio.
Junto a ellos, aparecen también criaturas menos humanas y más arquetípicas. Especialmente los dragones, que para Ferrándiz tienen un valor simbólico muy arraigado a la ciudad. “València es un nido de dragones. Están por todas partes. Para mí son una figura arquetípica de ese poder que, si no lo sabes dominar, puede ser muy destructivo. Pero si lo dominas, es tremendamente poderoso.” Según el autor, ese tipo de mitos aún nos interpelan porque “resuenan muy adentro, en un lenguaje que casi no entendemos ya, pero que forman parte de nosotros mismos.”
Los dragones, además de formar parte de la simbología esencial de los territorios de la antigua Corona de Aragón, están presentes en toda la ciudad, desde las ventanas más cercanas a la custodía del Grial de València hasta el edificio de la calle Sorní con una fachada plagada de ellos. "Tradicionalmente, se considera al grafón un símbolo del mal y de las tendencias demoniacas. (...) No obstante, si profundizamos más, su significado más recóndito nos habla de guqrdianes de cosas muy valiosas", explica el autor en el libro.