VALÈNCIA. Enamorarse en pleno siglo XXI es un acto de fe. Todo un reto en el que ya no basta con saber bailar bien o vestir a la moda del momento como en los siglos pasados. Una encrucijada en la que hay cientos de películas románticas con las que compararse y millones de modelos de relación entre los que elegir. También hay otras innovaciones que pueden poner la vida de una pareja patas arriba, como pueden ser juegos como We Are Not Really Strangers, una curiosa baraja en la que se plantean todo tipo de preguntas trascendentales para generar un diálogo único entre las parejas. Quien sobreviva a este juego se tiene ganado el cielo, y quien lo transite con paciencia, también.
Este juego inspira a la artista Ayla Autumn a crear su fanzine Ocho pequitas en el que, inspirándose en este peculiar juego de cartas, logra darle un significado único a través de su historia personal. Atreviéndose no solo a responder sus preguntas, sino a plantear otras nuevas, Autumn genera un espacio en el que muestra al lector un relato en el que se enamora, comprende, se desenamora, reflexiona y lo ilustra mientras lo vive. Lo hace con un trabajo que se basa en sus escritos personales y que le ayuda a pensar cómo jugaría el juego otra persona. “Me centro en el mundo que se comparte entre las cartas. En comprender los silencios que hay tras el juego, en reflexionar sobre el amor y sobre mi historia”.

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Para hacerlo se apoya en Cris de Blas, Emma García y en Joel Adan, quienes le ayudan a revisitar sus anotaciones personales y sus pensamientos para que luego cobren forma de fanzine. “Yo empecé a montar el fanzine y a escribir antes de saber que podía ser algo concreto. Me cuesta mucho terminar las cosas con las que empiezo, por lo que apoyarme en mis compañeras me ha servido para poder parar y observar el proyecto”. Un relato que cuenta con páginas traslúcidas entre las que se puede ver el enamoramiento y que versa siempre sobre el número ocho, como las pequitas que dan título a la publicación.
“La metáfora de las cartas me permite hablar de autoconocimiento y de cómo cambia una relación.” El fanzine habla sobre la memoria, sobre lo que hay al inicio y al final de una historia y las cosas que van pasando por el camino”. Un trabajo que comienza viéndose con textos que rozan lo poético y lo experimental y que concluye en imágenes que se ven en modo de cuadrícula como un recordatorio de la relación y el mundo que hubo entre dos personas. Las páginas traslúcidas sirven a su vez como metáfora de lo que dejan ver las cartas de We Are Not Really Strangers: una historia real, pero que no termina de ser del todo trasparente. Una historia que entre ocho pequitas y muchas fases deja ver una de las miles de formas que hay de enamorarse en el siglo del desenamoramiento.

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