VALÈNCIA. En la Conselleria de Cultura citan la teoría de las ventanas rotas. Aunque es una tesis que no convence a todos los especialistas, ejemplifica muy bien cuál es su impresión en cuanto a la situación del entorno de San Miguel de los Reyes. James Q. Wilson y George L. Kelling la describieron en un artículo titulado ‘Ventanas rotas’. Se podría resumir con un concepto: un entorno degradado invita a la degradación. La expresión ventanas rotas se refiere a un experimento en el que se empleó un coche. Se dejó uno en una zona degradada, abierto; fue desguazado. Se dejó otro en una zona acomodada; estuvo intacto hasta que le rompieron las ventanas. A partir de ese momento, también sufrió vandalismo y fue desguazado.
El entorno del monasterio de San Miguel de los Reyes está lleno de ventanas rotas, explican. Naves que afean el espacio, grafitis, basura acumulada... Hace un par de semanas, desde la Generalitat se anunció la puesta en marcha de un plan específico para retirar parte de esos cristales. Se ha hablado con artistas locales. Se quieren pintar los muros, arreglar el aparcamiento, restaurar el muro histórico...
Pero para poder activar en condiciones el plan, desde la dirección general de Patrimonio se organizó una reunión con los propietarios de las naves colindantes en la que le pidieron que participara al concejal de Desarrollo Urbano y Vivienda del Ayuntamiento de València, Vicent Sarriá, quien asistió acompañado del ex regidor y asesor Rafa Rubio.
El encuentro tuvo lugar en la tarde de este martes en el salón de actos del Monasterio y estuvo presidido por la directora general de Patrimonio, Carmen Amoraga. Los propietarios de las naves colindantes no sólo no mostraron hostilidad hacia las propuestas de la Generalitat, sino que incluso fueron más allá y abogaron por la expropiación. Directamente. Una opción que el Ayuntamiento no contempla si no es estrictamente necesaria, tras la experiencia de años anteriores.
Desde el consistorio explicaban que la reunión había sido sólo “un primer contacto” en el que los enviados del Ayuntamiento fueron sólo “un poco espectadores”. Con todo, no era una idea que les resultara extraña. Recuperar el entorno de San Miguel de los Reyes es una propuesta que estuvo incluida en el ideario de Joan Calabuig en la anterior legislatura, una plan que incluía la firma de un convenio entre el consistorio y la Generalitat.
La propuesta inicial del PSPV de València ciudad proponía la peatonalización del entorno de San Miguel de los Reyes y la reconstrucción del muro perimetral de la huerta histórica del monasterio. Incluía seis puntos, que iban desde calificar toda la zona como huerta protegida a la declaración como Bien de Relevancia Local de la Alquería de Tota, que se mantendría como de uso residencial. Asimismo, incluía la creación de un jardín con huertos urbanos junto a la calle Río Genil, un nuevo viario para la avenida Constitución, la construcción de un edificio para realojo de los vecinos y la creación de nuevos jardines junto al monasterio.
Seis años después, y pese al cambio de gobierno, nada de ese plan se ha puesto en marcha. Ni siquiera se ha podido determinar a quién pertenece la propiedad del muro histórico para reclamarle su reconstrucción. Los propietarios de los campos colindantes señalan a la Generalitat y a una expropiación pasada.
En este contexto, en Patrimonio han decidido activar este plan B, para favorecer la recuperación y dignificación del centenario edificio, uno de los mejor valorados por los turistas, un proyecto que será asumido por la Generalitat "sin coste alguno para los propietarios", aseguraban desde Cultura. Además de adecuar las fachadas de los edificios que bordean al monasterio, se quiere mejorar la iluminación exterior del entorno y el firme de la calle destinada al aparcamiento.
Unas actuaciones para las que Patrimonio espera contar con la colaboración del Ayuntamiento, especialmente en cuestiones de tramitación. El 'sí', dicen desde el consistorio, lo tienen. Pero no son tan optimistas en cuanto a los tiempos ni a si estas intervenciones ayudarían a impulsar la recuperación del espacio. "Ya veremos", sentenciaban. Y es que, ya estaba dicho, no todo el mundo cree en la teoría de las ventanas rotas.