LA TERRAZA DE LA SEMANA

Lolita Bar Cocktail

Ay Lolita. Luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío

| 19/07/2019 | 2 min, 36 seg

VALÈNCIA. Ya lo decía Nabokov: "Amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista". Lolita tiene ese fuego en el que apetece arder. La tentación de dar un trago, y luego otro, y terminar con la rendición de los sentidos, con la contorsión del cuerpo. 

Su padre es Jesús Ortega, también marido de La Lola, y al frente del colmado con el mismo nombre. Un hostelero bien despierto, de los que todavía creen en El Carmen, y le echan sal a la copa. Entonces se cuela por un callejón, y aparece en el local del antiguo Café de la Seu, que desde 1978 fue guarida de la noche valenciana. Transforma el escenario, para convertir el cubata en cóctel, pero mantiene la inspiración de la Belle Époque. Sofás de terciopelo y espejos en las paredes. El metal en la barra, o en la obscena estantería con las bebidas.

Y una terraza, porque es verano y apetece escalofrío contra el calor. Dadme de beber.

El affaire coctelero de Ortega nació a principios de año, y se ha desmelenado en julio. En septiembre terminará de formalizarse, cuando además de la carta de bebidas puedan ofrecer las comidas del Colmado LaLola, situado muy cerca. Mientras, es un sitio de pecar, con una carta divertida. Se alternan los combinados clásicos con otros que son creaciones originales, como esa copita de melón bien fría que me está haciendo rechinar los dientes. Disponen de Moscow Mule, Destornillador y Dry Martini; pero también Lolita Gold (con fino), Lolita Pink (con ginebra y frambuesas) y hasta una Lolita Chingona (con mezcal).

"Creemos que hay lugar para la coctelería en Valencia, como en otras grandes capitales de Europa, pero aún nos queda un trabajo educativo", dice Ortega. Por suerte, otros comparten la opinión. "Me parece buena idea hacer zona, hacer centro, porque este es el núcleo de la tertulia", prosigue el hostelero. Es consciente de que, en una calle de paso entre la plaza de la Reina y la plaza de la Virgen, la clientela va a ser tan local como turista. "Pero nosotros le daremos calidad al turista, y de paso, recuperaremos el barrio para los vecinos", insiste. 

En Sant Calze antes apenas había luz de farolas. Y ahora hay un neón, chizzzzz.


Me sacan un Pink Lolita. Que si shaking, quie si flaming. Les bailo lo que quieran, mientras me lleve la copa rosa a los labios rojos. Un strainer, el muddler... Voy perdiendo el sentido.

O tal vez recobrándolo.

De repente estábamos enamorados. Locamente, torpemente, desvergonzadamente, agónicamente enamorados". Ay Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas.

¿Por qué este verano? 

Porque es el primero, porque hace calor

Porque  tiene ese fuego en el que apetece arder

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