TERRAZAS BAJO AMENAZAS

Primer verano ZAS de El Carmen, ¿una muerte anunciada?

Junto a los agentes implicados, analizamos cómo afectará el recorte del horario de terrazas al centro histórico de la ciudad 

| 05/07/2019 | 7 min, 52 seg

VALÈNCIA. Los vecinos quieren paz, los hosteleros piden vida, y la ciudad se debate entre lo que un día fue y lo que podría llegar a ser. El barrio de El Carmen afronta su primer verano como zona ZAS (Zona Acústicamente Saturada), una consideración definitiva tras siete años de aplicación provisional. Esto comporta medidas muy delicadas. No solo se prohíbe otorgar más licencias de terrazas, sino que se reduce el horario de las ya existentes en media hora, de 1-1.30 a 00.30-1 horas. Con el consiguiente efecto para la restauración y el turismo. 

¿Estamos ante la crónica de una muerte anunciada? Lo cierto es que el centro histórico de València, inserto en el distrito de Ciutat Vella, vivió una etapa de deterioro de la que viene recuperándose desde hace unos años. El avispero turístico ha dado paso a usos culturales que han reanimado el casco viejo. Por este motivo, los hosteleros tienen miedo de que el ZAS perjudique la trayectoria, como ya ha sucedido en otras zonas así decretadas (Xúquer, Woody y Juan Llorens, además de la ya amenazada Ruzafa). Cabe recordar que la medida afecta a una extensión de casi 370.000 m2, la más grande hasta la fecha en esta ciudad.

A falta de saber cómo se gestionará la situación cuando arranque el nuevo curso político, el tema ya está en los Tribunales. Las federaciones y asociaciones de empresarios han planteado un contencioso contra el Ayuntamiento para denunciar la inconsistencia de la ZAS del Carmen. Al tiempo, determinadas organizaciones vecinales siguen denunciando irregularidades en el cumplimiento de la normativa. Vamos a escuchar ambas versiones. Junto a los agentes implicados, analizamos cómo afectará el recorte del horario de terrazas al centro histórico de València. Preguntémonos: ¿qué tipo de ciudad queremos?

Toni Cassola, portavoz de Amics del Carmen
"No queremos un centro comercial abierto"

Se encuentra al frente de una de las asociaciones vecinales que más ha combatido el ruido de las terrazas. Toni Cassola considera que la declaración del barrio de El Carmen como zona Zas definitiva no tendrá efectos concluyentes este verano. "Se aprobó en febrero y todavía no notamos el cambio. Los incumplimientos se siguen produciendo: no hay cortes de tráfico, los horarios no se están respetando... No creo que en verano sea muy diferente", argumenta. De hacerlo, opina que la situación "mejoraría mucho desde el punto de vista residencial", puesto que se terminaría con "la saturación y el cuello de botella" derivados de la densidad de terrazas: "No sé si el problema es tanto el número como la disposición".

Señala el caso concreto de Convent Carmen, cuyo expediente reclaman desde hace meses al Gobierno municipal. "Hablamos de un lugar que tiene colas de gente todos los fines de semana, con foodtrucks y conciertos, pese a las denuncias de los vecinos que no pueden dormir", se queja. La organización responde: "Aunque Convent Carmen no está afectado por la ZAS, ya que el proyecto restaurador fue previo y la licencia de hotel va por otro lado, somos sensibles a las inquietudes de los vecinos. Sin embargo, opinamos que el ZAS no contempla la singularidad de cada caso y anula las nuevas ideas. ¿Puede regenerarse un barrio si las iniciativas pioneras no tienen oportunidad? ¿Beneficia al tejido urbano?".

Cassola cree que la hostelería hace "una lectura interesada" cuando se presenta a sí misma como un factor de recuperación para El Carmen. "Aunque sí lo fue de deterioro", apunta. Sin embargo, admite que la vida del barrio es "impensable sin restauración" y por eso habla de ser "más respetuosos". Cree que la ZAS no es una medida definitiva, "sino de emergencia", que podría flexibilizarse una vez que se haya reducido el ruido. Por ello, vuelve sobre la idea de crear un Observatorio del Ocio y del Turismo, donde confluyan todas las partes, para atajar los problemas. "No queremos vivir en un centro comercial abierto", concluye.

Manuel Espinar, presidente de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia

¿Hay muchas terrazas en el barrio de El Carmen? "Todo lo contrario. Turísticamente aún nos queda un gran recorrido, y estamos hablando de un sector clave para la economía local. Aprovechemos la climatología que tenemos", responde Manuel Espinar, que es la voz de los empresarios de la FEHV. Considera que la hostelería del centro va a sufrir este verano las consecuencias del ZAS, "y en el fondo el propio turista". Por este motivo, insiste en buscar un equilibrio "entre la oferta y la demanda, los visitantes y los vecinos". Y recuerda un estudio realizado desde la propia organización, donde se reveló que más del 70% de las terrazas de Ruzafa estaban ocupadas por las personas del barrio de manera habitual.

"Si la ordenanza vigente que se hizo con la anterior legislatura se respeta, no hay ningún tipo de problema", insiste. Le parece "demasiado restrictivo" que, ahora, por una sanción se pueda recortar el horario de una terraza en otra hora más. Una cuestión en standby, a falta de que se conforme el nuevo Gobierno municipal. "Sentimos que se está criminalizando al sector y, por eso, nos ofrecemos a mediar con la Adminsitración", asegura. Aprovecha para cargar contra la propia existencia de las ZAS: "Se ha demostrado por activa y por pasiva que no valen para nada, solo para destruir barrios. Apostamos por medidas complementarias, como el control de pisos turístico, un nuevo Plan de Ocio o el alcalde de noche".

María José Broseta, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de València

A la Federación de Vecinos de València (FAAV) le parece que El Carmen estaba necesitado de una reducción de horarios de terrazas, entre otras actividades, porque la zona "se había desbordado". Así lo defiende la presidenta de la asociación, Maria José Broseta, quien cree que la restauración ha sido motivo de "deterioro" durante muchos años. De hecho, si ahora se registra una disminución en los índices de ruido de los sonómetros, lo atribuye precisamente a las actuaciones que se han llevado cabo. Por ejemplo, el cierre al tráfico rodado o la despedida de algunos locales "que eran auténticos puntos negros".

"Por supuesto que debe haber terrazas en el centro de València, ¿cómo no? Pero siempre cumpliendo la normativa y encaminándonos hacia una oferta de calidad", defiende la portavoz vecinal. Nos encontramos en el ZAS, "y ya no sé si se podrá retirar", pero ella habría preferido el Observatorio. "Sentarnos todos a la mesa y empezar a hablar de posibles soluciones. De acuerdo que se han sugerido ideas como el alcalde de noche o el plan de ocio, pero todo suena a parche. Si las medidas no se posan, no van a ninguna parte", dice. Y no pierde la esperanza de que la nueva legislatura facilite un diálogo "plural".

Jesús Ortega, portavoz de Albarca
"¿Queremos un centro lleno de franquicias?"

A Jesús Ortega no le asustan los retos. No en vano, está al frente de tres restaurantes (La Lola, Colmado LaLola, y ahora también, La Lolita Bar Cocktail), y ejerce de portavoz de la Asociación de Hosteleros y Comerciantes del Barrio de El Carmen (Albarca). En calidad de esto último, prevé que el primer verano de ZAS será "un auténtico desastre". El cierre de terrazas a las 00.30 horas no le parece realista, "puesto que a esa hora la gente no se va a casa", y advierte de que podría derivar en "más problemas de los que soluciona". Tampoco considera que la parálisis de licencias tenga sentido, puesto que hay calles "de auténtica ruina, que se podrían ver beneficiadas por la presencia de nuevos negocios". 

"Sentido común", defiende. Y pone como ejemplo ciudades como París y Londres, donde las terrazas son un eje turístico, mimado y cuidado por la Administración. "No prohibir, no perseguir; incentivar y mejorar; buscar que València sea la ciudad con las terrazas de mayor calidad", propone. El ZAS vendría a ser lo contrario. "Si pones medidas restrictivas, los hosteleros acaban por alejarse de la zona y marcharse a otras. Solo pueden aguantar las franquicias, y entonces tienes un centro plagado de ellas, en lugar de comercio local e histórico", explica. De repente ya no hay sitio para las señoras del barrio, ni para el turista que busca la ciudad más auténtica; solo paellas con guisantes y Agua de València.

Quizá esto vaya de preguntarse qué tipo de centro queremos tener, qué tipo de centro queremos mostrar. Y comulgar el espíritu del turismo con la vida del barrio. Vamos a hacer una València para todos, también para los vecinos. Incluso para los hosteleros.

Comenta este artículo en
next