VALÈNCIA. Mientras esperamos pacientemente a que se anuncie la primera docuserie sobre el misterioso “Caravaggio” (como ven, todavía no me atrevo a quitarle las comillas), aparecido en una sala de subastas de Madrid, cuyo guion, no lo duden, ya se está escribiendo, observo que desde hace un tiempo las más importantes plataformas digitales han introducido en su carta de documentales una buena muestra de aquellos dedicados al arte. Cierto es que siempre han existido buenos documentales sobre artistas, estilos o sobre los más importantes museos del mundo, pero la forma de contar las cosas, evidentemente, ha cambiado. Obviamente porque también ha cambiado la forma en que la gente quiere que se las cuenten. El espectador busca engancharse a través de una buena historia. De lo contrario, hay tanta información en la red que en pocos segundos tenemos en nuestra pantalla otro contenido al que recurrir. Hay que crear un relato, si puede ser con malos y buenos, para que atraigan nuestro interés, nos posicionemos y no sean exclusivamente unos documentales de una factura impecable y magníficamente bien escritos pero quizás cargados de un excesivo e indiscutible academicismo. En muchos casos, estos nuevos documentales revisten el formato de thriller, y el caso es que el formato funciona porque arte, morbo e intriga son una combinación imbatible.
Mi Rembrandt es un fascinante documental que se puede disfrutar en Filmin y que, a través de varias historias que se desarrollan en los últimos años, nos cuenta la fascinación que despierta el gran genio Holandés del siglo XVII. Un marchante de Ámsterdam, que a su vez pertenece a una estirpe nobiliaria que ya posee varios cuadros del pintor en la casa familiar, ha adquirido un cuadro no atribuido a ningún artista concreto, en la prestigiosa sede londinense de Christie´s. El comprador piensa que ha sido mal catalogado. ¿Les suena esto ya, no? Nuestro protagonista lo atribuye, sin dudas, al mismísimo Rembrandt. Expertos en el pintor darán su opinión al respecto. Otra historia nos cuenta la compra de dos grandes retratos propiedad de un miembro de la poderosa familia Rothschild, y que por estar ambos cuadros en Francia, país que no quiere dejarlos salir, y por ser dos obras maestras cuyo precio supone un desembolso de más de 150 millones de euros, se decide por Holanda y el país galo, la adquisición conjunta para su exposición en sus dos museos insignia: el Louvre de París y el Rijksmuseum de Ámsterdam. Una tercera historia tiene como protagonista un noble escocés poseedor de un extraordinario lienzo que representa a una mujer de avanzada edad leyendo un libro. La fascinación que siente por esta pintura le lleva a cambiar toda la decoración de una estancia de su castillo para el disfrute pleno del lienzo. Finalmente, otro protagonista es un gran empresario que vende su empresa con el fin de iniciar una extraordinaria colección de arte antiguo que tiene entre otras obras un conjunto de diez pinturas de Rembrandt.
El documental con más tintes de thriller de los últimos años es Made you look, una historia real sobe el arte falsificado, que en esta ocasión lo programa Netflix. Knoedler, fundada en 1846, es -o mejor dicho, era, (porque ha dejado de existir)- una de las galerías con más prestigio de Nueva York. Una desconocida se presenta un día de 2011 con el supuesto encargo de un misterioso heredero de un coleccionista consistente en vender su “colección”, integrada por una representación de lienzos de los grandes maestros del impresionismo abstracto de mediados de siglo XX. Obras que en la actualidad se venden por cantidades absolutamente locas: Rohtko, Pollock, Kline, Motherwell… la creme de la creme. La directora de la galería da como buenos los cuadros, e incluso más de un especialista se pronuncia favorablemente, e inicia la venta a coleccionistas adinerados confiados en su autenticidad. Con el tiempo, las cosas comenzarán a no encajar y se destapará el mayor fraude del último medio siglo. Y hasta aquí puedo escribir respecto a esta increíble historia…
En el caso de biografías es apasionante la de Peggy Guggenheim, la gran coleccionista (protagonista de la autobiografía Confesiones de una adicta al arte), y marchante que tiene, además, una vida de novela, inicialmente en la Europa de la Segunda Guerra Mundial, su posterior viaje a Estados Unidos donde abre su galería Art of this century sin la que no se puede contar la historia y el mercado del arte en el siglo XX, y su definitivo regreso a Europa, concretamente a Venecia donde permanecería el resto de su vida. Su tumultuosa vida personal y las relaciones más o menos íntimas con muchos de los más grandes artistas del siglo XX es inescindible de su personalidad. Mas allá de ello, fue una autentica visionaria, descubriendo prácticamente de la nada a algunos de los creadores más importantes de la pasada centuria siendo Jackson Pollock su mayor logro profesional, según confesó. Otra biografía excelente es Caravaggio en cuerpo y alma (que en estos días nos viene como anillo al dedo), la dedicada al genio lombardo para situarnos en un personaje cuya vida en parte todavía está sumida en la bruma del misterio, y que se puede disfrutar en Amazon Prime.
Igualmente, también en Filmin, la plataforma española que más apuesta por esta clase de documentales, otro de los temas son los museos, interesados en ofrecer una visión que va más allá del convencional documental sobre los tesoros que conservan entre sus muros. Una nueva forma de contar a través de lo que cada día se mueve entre bambalinas más que una selección de sus obras maestras explicadas por expertos. Ahora interesa lo que está “detrás de la escena” y que no conocemos de esos espacios. National Gallery nos cuenta los intríngulis de la pinacoteca londinense, El gran museo sobre el Kunsthistorisches de Viena y su nueva museografía, y El Nuevo Rikjmuseum sobre el más célebre espacio expositivo de Holanda tras la importante rehabilitación. Como complemento, El arte de los museos es otra serie de ocho episodios sobre otros tantos de los museos más importantes del mundo, pero con una visión para los tiempos actuales.
No podíamos dejar de mencionar algún documental sobre el arte contemporáneo y más concretamente sobre su mercado. El precio del arte, cuyo título es una soterrada crítica al extravagante mercado que genera este arte de resultados económicos no extrapolables. Si bien muy cierta es la frase que pronuncia el marchante y subastador Simon de Pury, una de las personas más inteligentes y que más respeto de todo ese mundo: “la única forma de que sobrevivan los bienes culturales es que estos tengan un valor comercial”. Sin embargo, el arte contemporáneo va mucho más allá. Se trata de un “mundo a parte” en el que se habla tanto de arte como de dinero e inversión. El documental centra parte de su interés en esta paradoja que reconocen muchos de los intervinientes. Llama la atención cuando uno de los agentes que intervienen en este mercado reconoce la realidad de una situación que está a un paso de desbordarse, y que, posiblemente esté viviendo las últimas bocanadas previas a que suceda “algo” que no es otra cosa que el estallido de una burbuja que arrastre, no se sabe dónde, a buena parte de ese mundo. En este mismo sentido, un documental interesante, esta vez en Youtube es La burbuja del arte contemporáneo.
Por último, en el citado Youtube se puede disfrutar de una ingente cantidad de documentales relacionados con el arte. Recomiendo vivamente todos (sólo hay que escribir su nombre), y que son muchos, que tienen como protagonista al recientemente fallecido filósofo británico Roger Scruton. Hablan como tema recurrente de la estética en el arte. Es también una absoluta referencia, que les recomiendo vivamente, la ya histórica serie de 1980, “El impacto de lo nuevo”, producida por la BBC y presentada por el gran crítico de arte, también desaparecido, Robert Hughes, autor del imprescindible libro del mismo título.
'Mi Rembrandt'
