Los presupuestos enrarecen el clima en el tripartito de Valencia ciudad

VALENCIA. Problemas en el paraíso. El presupuesto para 2016 del Ayuntamiento de Valencia que será llevado a pleno el próximo viernes y ratificado en diciembre ha hecho saltar algunas costuras en el tripartito del gobierno local liderado por Compromís y que cuenta a PSPV-PSOE y València en Comú como socios.

Precisamente éstos últimos plantearon días atrás un pulso en diversos consejos de entes públicos para forzar mejoras en las cuentas que beneficiaran a las áreas que sus concejales controlan. Una maniobra ejecutada sin previo aviso y que causó cierto malestar en Compromís pero más si cabe en el grupo socialista, que no ha terminado satisfecho de los presupuestos presentados y considera que ha existido un agravio comparativo entre su grupo y el de València en Comú.

Llueve sobre mojado. En estos primeros meses de gobierno de Joan Ribó, la sintonía entre Compromís y PSPV es calificada de "mejorable" por los socialistas. Resulta lógico que el alcalde, casi de forma natural, capitalice buena parte de los anuncios y logros que emanan del consistorio, pero en la formación del puño y la rosa vislumbran maniobras constantes para, cuando no relegarlos a un segundo plano, evitar que obtengan la visibilidad que debería corresponderles en determinadas áreas. 

En contraste, y así se aprecia en líneas generales en el seno del PSPV, el presidente de la Generalitat y líder de los socialistas valencianos, Ximo Puig, muestra "mayor empatía" a la hora de gestionar la relación y presencia de Compromís y, en especial, de la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, que sí vio cumplidas buena parte de sus expectativas en los presupuestos de la Generalitat para 2016 que ahora pasarán a debatirse en Les Corts.

En este sentido, los dirigentes socialistas del Cap i Casal recuerdan que, pese a la tensión que se desató con Compromís tras las elecciones para el pacto por la Generalitat, desde la capital mostraron en todo momento su voluntad de hacer alcalde a Joan Ribó: un gesto que se produjo a primeros de junio y que engrasó el acuerdo en el ámbito autonómico.

Sin embargo, aquel gesto parece quedar ya "demasiado lejos" -así lo consideran referentes del PSPV- para el grupo de Compromís, y las primeras cuentas locales capitaneadas por Ribó no solo no han agradado a los socialistas, sino que han venido a incrementar una sensación de malestar que había comenzado a florecer en estos primeros meses de gobierno.

Para complicar más las relaciones, ahora se suma la previsible pugna electoral que se presenta para las próximas semanas. Los socialistas están obligados a mejorar los resultados en Valencia ciudad, donde ya se vieron superados por Compromís: de no ser así, desde el PSPV temen que la coalición redoble las maniobras para evitar la visibilidad socialista, lo que dejaría el pacto muy debilitado. Con estos mimbres, la estabilidad se antoja difícil en el gobierno local.