VALÈNCIA. A pesar de su corta edad, las dos protagonistas de LÙ deben levantarse cada mañana y realizar un largo camino a pie hasta el trabajo. Viven en un contexto de pobreza que les impide ir al colegio y les obliga a trabajar la tierra sin descanso para sobrevivir. Sin embargo, ambas utilizarán su imaginación para evadirse, transformando su realidad en un juego que les permita hacer frente al sufrimiento y la injusticia. En ese refugio interior proyectarán sus sueños y anhelos: un hogar y una familia.
La denuncia de la explotación infantil está muy presente en la producción de Maduixa que acogerá la Sala L’Horta el próximo domingo 21 de enero a las 11 y a las 12:30 horas. Después de realizar una gira de 25 fechas en China, la compañía valenciana presenta esta producción cuyo título significa “camino” en chino. “La acción no se desarrolla en ningún lugar geográfico específico, aunque estéticamente tiene un toque muy asiático -explica Joan Santacreu, autor y director de la pieza-. Asia es el continente donde el trabajo infantil es más habitual, pero hemos querido hacer una crítica general. Es un espectáculo muy poético y con mucha fuerza plástica, de modo que lo pueden disfrutar tanto los niños como los adultos”. LÙ está integrado en la línea de investigación de Maduixa sobre problemáticas del mundo contemporáneo. “Si en nuestro espectáculo Mulïer hablábamos de la opresión de la mujer y en Migrare nos centrábamos en los procesos migratorios desde el punto de vista de la mujer, en esta producción denunciamos otra de las grandes injusticias de nuestro tiempo. Actualmente hay muchísimas niñas en el mundo que no juegan ni van a la escuela, porque nacen para trabajar”.
Esta pieza de formato íntimo, que compagina movimiento corporal, proyecciones audiovisuales y artes plásticas, fue reconocida como Mejor Espectáculo familiar en los Premios de las Artes Escénicas Valencianas 2020, en la Feria Europa de las Artes Escénicas FETEN 2020 y en la Mostra de Alcoi 2019. Desde su estreno, este montaje ha sido repetidamente alabado por su gran belleza poética, inspirada en la estética psicodélica de puntos, líneas y formas de la famosa artista plástica japonesa Yayoi Kusama, conocida por sus intrincados patrones repetitivos de líneas, puntos y colores.
La obra, de 40 minutos de duración y apta para todos los públicos a partir de 4 años está interpretada sobre el escenario por Débora Ruiz y Laia Sorribes/Andrea Cuadrón. Cuenta además con música original de Damián Sánchez.
Desde su fundación, hace ahora 20 años, la compañía Maduixa ha centrado su trabajo dramatúrgico en la exploración de nuevos lenguajes escénicos que a menudo implican el uso de tecnología y la búsqueda de imágenes de una gran poética visual.