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a través de RICARDO BOIX

Mangrina, uno de los últimos exiliados valencianos, encuentra su lugar en el Museo de Bellas Artes

El Museo de Bellas Artes ha recibido en donación el ‘Retrato de José Ferrer Mangrina’, realizada en 1926 por el escultor valenciano Ricardo Boix Oviedo

26/11/2021 - 

VALÈNCIA. ¿Quién era José Ferrer Mangrina? El Museo de Bellas Artes resuelve la incógnita gracias de su busto y a través de su historia. Desde el jueves 25 noviembre, y de forma permanente, esta obra escultórica de Ricardo Boix se expone en una sala dedicada al artista valenciano. El busto se encuentra rodeado de tres esculturas del artista que ya se encontraban en el museo: ‘Sindicato’, ‘República española’ y ‘Arqueros’ que se aportan contexto y significado a la pieza central de la exposición.

Mangrina fue uno de los últimos exiliados que embarcó en el Stanbrook, en el puerto de Alicante, rumbo al exilio en el norte de África. A bordo del mismo buque le acompañaban 2638 personas que pretendían abandonar la península antes del final de la Guerra Civil. Mangrina residió en Argelia y Marruecos durante doce años y finalmente se estableció en Casablanca, donde ejerció como practicante en una clínica. Pudo regresar a España en el 1950 y falleció en 1964 en la casa familiar. 

El "viaje" de Mangrina

¿Cómo llega Mangrina al museo? Maria Teresa Ferrer, nieta del retratado, fue una de las encargadas de acercar la escultura a la sala. A raíz del fallecimiento de su padre, que tenía un fuerte vínculo con la obra, tanto ella como su hermano Juan José Ferrer decidieron que la mejor forma de darle tributo era donarla a una institución pública. En septiembre se pusieron en contacto con Pablo González Tornel, director del Museo de Bellas Artes, para ceder la obra y a partir de ahí comenzó la labor de investigación sobre el retratado. 

González  asegura que esta donación era el “empujón” que necesitaban en el museo para generar un espacio en reconocimiento a Boix: “Lo que antes era un espacio de paso ahora es un espacio con una dignidad expositiva enorme, nos pone muy contentos porque recupera algo que el museo no mostraba y que ahora que lo expone sentimos que teníamos la obligación de hacerlo”. ‘Retrato de José Ferrer Mangrina’ del 1926, se reúne en el espacio con las obras posteriores del artista: ‘Sindicato’ del 1936, ‘República española’, del 1932 y ‘Arqueros’ del 1930. 

'Sindicato', pieza de Ricardo Boix

Un diálogo entre el artista y el retratado

Boix era un destacado artista y escultor ‘decó’ que destacaba principalmente por su forma de retratar a las personas que le rodeaban. Siempre se le reconoció como un hábil fisonomista, que sabía ver la realidad de sus retratados a través de sus ojos. Mangrina era amigo personal del escultor y exceptuando la interpretación “fantástica” de su cabello su representación es extremadamente realista y minuciosa. El busto es de escayola patinado, y pretende imitar el marfil con base de pan de oro oxidado, al más puro estilo 'decó', devoción de Boix que era un apasionado por este estilo. Cuenta con un pedestal modernista, y la interpretación del rostro de Magrina se inclina hacia la abstracción.

En ambos lados de la obra están las biografías tanto del artista como el retratado, dos historias que hay que contar para comprender la relevancia de la obra. Para González es una narrativa clave para que se comprenda la de la obra, y para que se de valor al proceso de investigación como clave en este tipo de exposiciones: “Hay que tener en cuenta a los públicos cuando uno piensa en los museos y en este aspecto el Museo de Bellas Artes va por buen camino. Considero que se ha dedicado tanto esfuerzo a colgar cuadros como a contar lo que hay en ellos”. 

González considera que este tipo de donaciones contribuyen al patrimonio de todos los valencianos y considera que actos como la presentación de los espacios son cruciales para agradecer la labor de los donantes: “Esto es la presentación de un espacio, y un reconocimiento a la generosidad. La mejor casa para una obra de arte es un museo". Y sin duda lo que antes era una sala de paso ahora es una visita obligada, gracias a esta muestra permanente que transforma el espacio por completo. 

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