VALÈNCIA. ¿Cómo puede ser que los políticos nos mientan y que no sase nada? ¿Y, además, que lo hagan desde un cargo público y con dinero público? Éstas y otras preguntas se hizo Marcus J. Ball, un joven graduado de 26 años cuando el Gobierno británico decidió convocar el referéndum del Brexit, con una amplia y oscura campaña plagada de falsedades por la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Era junio de 2016 cuando, efectivamente, el entonces alcalde de Londres y diputado en el Parlamento, Boris Johnson, encabezó una marcha por todo el país en un autobús rojo con un enorme letrero que decía: "We send the EU &350 milion a week. Let’s fund our NHS instead. Vote Leave". Lo que venía a decir era que los británicos enviaban semanalmente a la Unión Europea 350 millones de libras (420 millones de euros), dinero que seria utilizado para financiar la sanidad pública si votaban por salirse.
Tres años después y con una campaña de crowfunding, Marcus J. Ball ha logrado 350.000 libras para financiar el equipo jurídico que acaba de presentar la demanda contra Boris Johnson, quien hasta hace poco fue también Ministro de Exteriores, por mentir durante la campaña del Brexit. En estos momentos, están a la espera de su admisión a trámite, ya sea por este juzgado o por el que corresponda si se deriva a otro su competencia o, incluso, que se archive.
Los 8.000 donantes le avalan y, sobre todo, avalan la búsqueda de la verdad por parte de una sociedad que ya no quiere más mentiras de sus políticos. Si el caso se ganara, sentaría un precedente en todos los países de la Common Law y sería el comienzo del fin de las fake news. Marcus J. Ball estuvo esta semana explicando el caso en la Facultad de Derecho de la Universitat de València.
-Cuando decidió iniciar esta campaña de protesta contras las “fake news,” ¿pensó que llegaría a hacerse realidad la demanda en los tribunales?
-Durante mucho tiempo he visto estas actitudes en la clase política y pensé que la campaña del Brexit había cruzado todos los umbrales, que era demasiado. Después de la campaña de Trump en Estados Unidos y las supuestas implicaciones de Rusia, después del “affaire” de Google Analytics, no podía dejar que pasara por alto un tema como las mentiras del Brexit, algo que puede condicionar el futuro del Reino Unido y de la Unión Europea. No había precedentes de un caso en el derecho inglés contra un político que mintiera desde un cargo público. Si se demostrara, sentaría precedente en otros países de la Common Wealth, como Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Canadá, Pakistán, Kenia, Hong Kong… Alguien tenía que hacerlo.
-En poco tiempo, desde que se indignó, tuvo la idea y, sobre todo, la audacia de ponerla en marcha, ha logrado recaudar 350.000 libras. Parece una respuesta suficiente como para volver a confiar en la gente y en país.
-Está costando y espero conseguir más. Pero, sí, es cierto, es asombroso cómo han respondido los británicos, no sólo del Reino Unido, también los “expats" que residen en otros lugares del mundo, también en España. Me ha llegado dinero desde Alicante. Esto me hace tener fe en la gente y en mi país. Son gente estupenda, unos dan 30 libras, otros 300, lo que tienen y lo que pueden. Lo máximo que me han dado son 5.000 libras. Todo es de agradecer.
-¿Y quienes son estos ciudadanos que aun confían en la democracia, que tienen fe en que se hará justicia contra la mentira?
-Un 80% son ciudadanos británicos de edad media, con cultura, patriotas y con un alto sentido moral, con principios. Son gente que creen en la honestidad y la justicia, hombres y mujeres por igual. Son ciudadanos cansados de ver cómo no se les cuenta la verdad, cómo se les utiliza por intereses partidistas, son ciudadanos que creen en la democracia.
-La justicia está para castigar a los políticos corruptos. En España tenemos buena prueba de ello, y para eso está la acusación pública, para que se haga justicia.
-Esto en mi país es inaudito. Allí la acusación pública aún no ha llevado a nadie a la cárcel, ni hay acusaciones particulares que se atrevan. La iniciativa ciudadana es difícil de organizar y un equipo de abogados ingleses es muy costoso. Yo llegué a consultar con tres despachos distintos hasta que me decidí por el que acaba de presentar la demanda, el Bankside Commercial Solicitors y Barrister Lewis Power QC. Hace tres semanas presentamos la demanda en el Westminster Magistrates Court de Londres contra Boris Johnson por fraude desde un cargo público, como alcalde de Londres y como diputado en el Parlamento. Aún no era ministro cuando se paseó con el autobús rojo.
-Supongo que estuvo bien aconsejado para haber llegado hasta aquí, en unos tiempos en que mentir sale gratis y en los que las fake news están al orden del día.
-La idea era investigar las dos partes de la campaña, los del “remain” y los del “leave”. Pero era muy caro y llevaría tiempo. Elegimos acusar a Boris Johnson porque hay muchas evidencias, y el derecho anglosajón se basa en las evidencias y los precedentes. Sólo contábamos con las primeras. Nos basamos principalmente en los reportajes de televisión a través de un buscador de videos, los vídeos de la campaña y su popularidad me ayudó. Los políticos no se dan cuenta de que todo queda grabado en las hemerotecas y en internet a través de la redes sociales. Y, en segundo lugar, porque era el alcalde de Londres y miembro del Parlamento, alguien con mucho carisma. El impacto sería mayor si dejábamos en evidencia alguien querido por sus ciudadanos a quien no le importó defraudarles con una mentira.
-Pero una mentira no tiene por qué ser delito. Y, además, habrá que demostrar que lo que dijo era mentira…
-Durante la campaña y posteriormente fue todo muy confuso, por eso se puede demostrar que mintió a sabiendas. Primero, negó que dijo lo que dijo. Boris Johnson es Alicia en el País de las Maravillas, se contradijo repetidamente. Primero lo negó, luego dijo otra cantidad, y otra y otra… Muchos políticos actúan como si internet no existiera. Y no saben que les han pillado. Y su equipo de asesores no funciona, no hacen sus trabajo. Pero internet existe. Y todo queda ahí guardado, expuesto a la opinión pública.
-Vivimos tiempos de populismo en los que nuestros gobernantes no respetan a sus votantes, en los que no se dan cuenta de que la gente puede descubrirles mintiendo, algo que en la sociedad anglosajona es más importante que en la Europa continental o del Sur.
-El problema de las “fake news” en general es que en muchos países no es delito que los políticos mientan y esto debería estar legislado. Hay que tener mucho cuidado para no engañar a la gente y sólo las leyes pueden decidirlo. El problema es que es la gente la que decide las leyes eligiendo a esos mismos políticos que mienten, votándoles… Lo que sí debo decir, y lo digo siempre, es que Boris Johnson es inocente mientras no se demuestre lo contrario.