VALÈNCIA. Concejala de Acció Cultural, María Oliver (València en Comú) es una de las tres patas del banco cultural del Ayuntamiento de València. A ella su suman Glòria Tello, coordinadora del área, y Pere Fuset, concejal de Cultura Festiva. El poliamor se completa con Turismo, que capitenea la film office, o Espacio Público, vital para la gestión de las actividades artísticas en la ciudad, entre otras. Es el ajuste de esta compleja arquitectura uno de los puntos calientes de un gobierno inédito hasta el momento en la ciudad y que ahora quiere ahondar en los cambios y corregir los desvíos. Pero esto es solo la parte 'macro' del tema. Encargada de gestionar lo relativo a artes escénicas, Oliver impulsó en 2015 con el gobierno tripartito una reapertura cargada de simbolismo: la del Teatre el Musical (TEM). Tras esto vinieron los vaivenes de La Mutant, ahora separada de Las Naves y a la espera de coordinador, una línea cronológica que nos lleva ahora al próximo objetivo (y último de legislatura): la puesta en marcha del convenio por el que nacerá la futura escuela de circo municipal. Apenas unos meses antes de las elecciones municipales, hacemos balance de lo hecho y de lo que queda por hacer con la concejala María Oliver.
-Dijo que para La Mutant buscaban un perfil de distinto al de Olga Álvarez, que hasta ahora ostentaba las labores de coordinación del espacio, ¿a qué se refiere?
-Concebimos los espacios de manera diferente, porque lo son. El TEM tiene unas características espaciales y de ubicación que obligaba a tener un proyecto más de sala, vinculada a un barrio muy especial. Lo que se buscaba era una persona que hiciera una programación escénica más ortodoxa, centrándonos en la danza y en el circo. El caso de La Mutant es distinto tanto por la ubicación como por el propio edificio, que viene de ser un centro cultural, tal y como yo lo conocí como ciudadana. Hay que hacer un trabajo más vinculado con los centros educativos, es una sala más polivalente que tiende más a ser un centro de producción y a conectarse con iniciativas artísticas de la ciudad. Hay un inicio de colaboración con Bombas Gens, conversaciones con La Marina...
-¿Cuál es el futuro de Las Naves como un todo?
-El futuro natural de Las Naves es volver a ser un centro de producción cultural. No tanto en la línea del gobierno anterior, que era un poco inaccesible, sino en una línea más abierta. Se trata de invitar a la gente a participar. Hace falta un espacio así en la ciudad.
-¿Cuál es la diferencia entre cómo estaba concebido el centro de producción y el que plantean para el futuro?
-Intentamos generar una accesibilidad a los recursos independientemente de la capacidad adquisitiva. No podemos ser como un alquiler de un estudio de grabación privado, con unas tarifas. Sería más en línea de Matadero de Madrid, que cuenta con gente dinamizando el espacio, no con una actitud pasiva por parte de la administración pública.
-¿Es Matadero la gran referencia?
-En cuanto al producto final, sí; en cuanto a escala, es imposible. ¿La manera de gestionarlo? Ahí tenemos que estar más abiertos. València tiene unas características que permiten no tener una empresa gestionándolo sino que sea la administración. En Matadero quizá está justificado por la dimensión, pero aquí funcionaría bien sin ese intermediario.
-¿Por qué no se ha puesto en marcha durante estos cuatro años?
-Sinceramente, porque la capacidad de trabajo que hemos tenido es la que es. El esfuerzo para abrir, mantener y consolidar el TEM ha sido muy grande; el hecho de la Harinera [que acogerá las actividades de Innovación] todavía no esté preparada... Es evidente que ni siquiera hemos puesto esto encima de la mesa porque generarías un conflicto innecesario. Esto tiene bastante que ver con tener el área de Cultura separada en dos concejalías, [lo que] genera muchas distorsiones. Es inviable generar un proyecto de estas características cuando música está en una concejalía y artes escénicas en otra. No puedes generar un espacio con esa división de disciplinas que para nosotros desde el principio no ha sido positiva. Es un proyecto que planteamos para la próxima legislatura. A nivel de ciudad nos falta un centro de producción y Las Naves sería lo natural.
-Hablamos del TEM y La Mutant, un triángulo que completa La Rambleta. En enero de 2017 dijo: "La gestión política del Centro Cultural Rambleta es un lastre catastrófico que no dejaremos pasar desde la concejalía de Acció Cultural".
-En el computo de inversión en cultura de esta ciudad tenemos millones de euros que no se gastan en cultura, sino para pagar una obra que ha sido una propuesta de gestión verdaderamente catastrófica. El pliego de condiciones no permite generar recursos para programación, que era el fin de haber hecho ese teatro. Esta distorsión es catastrófica porque está impidiendo a la empresa que la gestiona generar una programación en condiciones porque, según ellos comentan, tienen problemas de solvencia y el sector tiene la sensación de que Rambleta se lleva todos los años dos millones y pico y no es así. Se cogió el sistema de pago de autopistas para hacer un teatro y eso fue un error enorme.
-¿Se puede revertir esta situación?
-Nosotros lo que hemos hecho es revisar el pliego para sacarle el máximo rendimiento por parte del ayuntamiento en cuanto a disponibilidad de espacios, pero realmente a nivel de contarlo como un teatro municipal... no está en condiciones de cumplir con la función que para nosotros es un teatro municipal. La Rambleta, siendo una concesión municipal, no responde ahora mismo a lo que nosotros estamos haciendo en los otros teatros.
-¿Se plantea avanzar por otra vías?
-Al final la programación es algo que ellos proponen y nosotros aceptamos, nunca hemos tenido un problema con eso ni se está solapando con nuestra programación. En todo caso se solapa, y así nos lo hacen llegar, con los teatros privados. Me preocupa más en esa faceta de espacio al servicio de la ciudadanía, esa faceta de centro de producción que creo que Rambleta podría hacer. Entiendo que con la gestión privada, en los términos en los que se contrató, no le puedes pedir que haga ese trabajo porque perdería dinero.
-Antes hablábamos de la complicada arquitectura de la gestión cultural en el ayuntamiento, ¿qué cambios propone al respecto?
-En Cultura y en muchos ámbitos del ayuntamiento las dificultades no son tanto de diferencia política, que la hay, pero cuando dos personas llevan dos ámbitos iguales... es que son dos equipos diferentes, es muy difícil coordinarlo. En este sentido, lo más obvio es que la cultura en este momento de la historia no se puede compartimentar, va en contra de lo que pide la ciudadanía, que produce cada vez más cultura híbrida. No tiene ningún sentido dividir artes escénicas y música, no tiene sentido que el Palau de la Música esté separado de la red de teatros... Se generan ayudas a artes escénicas con una potencia económica -que siempre se querrá más- de medio millón de euros y que la gente que se dedica a arte contemporáneo diga: oye, ¿por qué no se sacan unas ayudas igual de potentes para arte?
De alguna manera, [podríamos] generar una bolsa de ayudas que permita que los distintos sectores estén atendidos por igual. En este momento, por más que se quejen las artes escénicas, están recibiendo una atención que hay otros sectores que no [...] Sí que ha habido cierta diferencia de criterio entre Acció Cultural y el resto del área, ¿por qué no se ha hecho el esfuerzo de ponerse de acuerdo? Tiene que ver con cierta negativa por nuestra parte a dar subvenciones que no fueran por concurrencia competitiva y a sacar los puestos de alta dirección por concurrencia competitiva. Nosotros ahí igual hemos sido muy taxativos y eso hace que se hayan seguido dos líneas diferentes.
-¿Han percibido confusión por parte de las industrias culturales ante esta diferencia de criterio?
-Sobre todo porque la gente no se siente de una industria cultural concreta. Desde el principio se nos ha pedido que hubiera una ventanilla única para gestionar proyectos que se están dando en la ciudad. Es otra de las cosas que debería existir. Está muy bien que tengamos una web que contenga lo que se está haciendo, pero creo que la gente estaba demandando más una entrada, saber cómo la cultura que genera la ciudadanía puede entrar en el Ayuntamiento. La gente pedía que generáramos diferentes herramientas de participación, ayudas con transparencia y que el Ayuntamiento actuara como un facilitador y no como un 'ofertador' cultural.
-Hay una cuarta pata del banco, el cine, que va por Turismo.
-Sí. También Cultura Festiva tiene la Feria de Julio cuando es un espectáculo de música, que tiene que ver con las artes escénicas... hemos heredado un Ayuntamiento con una estructura bastante sui generis. La gente quiere saber qué le ofrece el Ayuntamiento, qué ayudas, las solicitudes que tiene que hacer... Eso espera la gente espera de la administración pública, no que le digamos qué puede ver el sábado por la mañana [...] Por ejemplo, Expojove, si lo organizara Educación y Juventud con Deportes… a lo mejor ese área tiene mucha más capacidad de llenar eso de contenido que ferias que, al final, se hacen por inercia. Llegas allí y es una feria, con sus cochecitos y todo. Se pierde una oportunidad. Ahora que está analizado puedes generar proyectos de futuro.
-Con la 2ª edición de Contorsions y la futura escuela de circo se está orientando València como foco en este sector.
-El convenio del circo es muy importante porque permitirá a las asociaciones de profesionales gestionar un espacio municipal generando una serie de beneficios a la ciudadanía que justifica que lo cedamos. Este tipo de colaboraciones nos permiten tener espacios de mucho interés y solucionar problemas de un sector que ha sido el gran olvidado. Es un proyecto que genera mucho consenso. Acabar de generar ese convenio es vital.
-El Escalante continúa buscando sede, ¿contempla el Ayuntamiento de València asumirlo?
-Cuando estuvieron [en el TEM] les propusimos que se quedaran en la línea que estaban. Nos complementaban la programación y estaba funcionando bastante bien. Lo que no podemos es ofrecer un espacio fijo que se convierta en el Escalante. Si se pudiera integrar con nuestra estructura, estaríamos encantadas.
-¿Cuál es la cuenta pendiente de la legislatura?
-Una de las cosas pendientes es la gestión cultural del espacio público. Es un tema complejo pero que tampoco está en ningún sitio, nadie lo ha cogido como propio. Un área cultural cohesionada permitiría abordar estos temas más fácilmente. No hemos sido capaces de responder, no hay nadie que recoja la pelota. València es pura calle.
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