la mesa redonda organizada por el colegio de economistas de valencia reúne a cuatro expertos para debatir el presente del modelo sanitario

Más allá de los bancos: la brecha digital de Sanidad también excluye a los ancianos

9/02/2022 - 

VALÈNCIA. Con ocasión del encuentro organizado este martes por el Colegio de Economistas de Valencia para analizar el estado actual del modelo sanitario, cuestiones como la administración de recursos humanos o la implementación de economistas en la gestión de los centros de salud fueron puestas sobre la mesa. Pero de entre ellas hay una que provocó cruces de argumentos entre los ponentes de la jornada: la creciente informatización de la sanidad y la brecha digital que sufren algunos pacientes como consecuencia de ello.

Los encargados de radiografiar los resultados de esta informatización fueron Vicente Gil Suay, ex gerente del Departamento de Salud de Manises; Pedro Juan Ibor, vicepresidente 1º del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Valencia; Amparo Marzal, gerente de Vithas Castellón; y Salvador Peiró, investigador en la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio).

Todos coincidieron en que, pese a ser España un país con un "importante índice de informatización" en los servicios públicos - como apuntó Peiró -, hay que perfeccionar el funcionamiento y explotación de los programas ofimáticos implantados en los últimos tiempos. Consecuencia directa de este "acelerado" proceso es la brecha digital, que se muestra como una amenaza a esos "sectores no preparados" descritos por el propio investigador: grupos con dificultades para convivir con las nuevas tendencias en el funcionamiento de la sanidad actual.

"Debemos de hacer lo imposible para atender por igual a todos, aunque no se hayan podido incorporar a los nuevos procesos digitales", afirmó, para defender una postura que suscribieron de igual forma el resto de profesionales que le acompañaban en la mesa. Ahora bien, tal y como subrayó Ibor, para tener conocimiento de la magnitud de lo que la brecha digital supone, cabe conocer la situación demográfica actual y cómo dicho fenómeno se nutre del envejecimiento de la población, entre otras claves.

Cuando no existe familiaridad con el entorno virtual

Actualmente hay un porcentaje notorio de personas que viven solas, según un estudio del INE, en 2020, año de inicio de la pandemia, la cifra rozaba los cinco millones. De ese total unas 2.100.000 eran personas de más de 65 años, es decir, ciudadanos que debieron adaptarse a los estándares que marcó primero el confinamiento y, más tarde, la 'nueva normalidad'. 

"Hay que ser racional. Habrá ciertos colectivos a los que les habrá venido bien que muchas consultas se hicieran de forma telemática, pero también hay muchos ancianos que viven solos". Así describió Pedro Juan Ibor la realidad de las relaciones paciente-sanidad en el seno de la pandemia.

Y es que dicha realidad descrita se materializa en multitud de anécdotas que el vicepresidente del Colegio de Médicos narró: desde personas mayores que tuvieron que usar tablets o smartphones para hacer una consulta durante el confinamiento hasta pacientes que no podían hacerse con sus respectivos centros de salud vía telefónica y que "solo querían ver a su médico".

La cuestión de la atención personal en el caso de personas mayores ha roto fronteras y alcanza otros ámbitos más allá del sanitario. Ejemplo de ello es la historia de Carlos San Juan, el promotor de la iniciativa 'Soy mayor, no idiota', que sirvió a Ibor para ilustrar su mensaje, un mensaje para recordar que el "eje de todo es el paciente".

Con la cuestión bancaria también reforzó su discurso Salvador Peiró, pero para establecer una comparativa bien marcada: "Hay que atender a la gente en función de sus condiciones. Somos Sanidad, no los bancos. Hacer lo contrario sería abandonarlos y Sanidad no hace eso".

Y es que, como aseveró Amparo Marzal, vamos hacia un "camino digitalizado", pero "no se puede digitalizar todo" pues, como mencionó, hay patologías que son susceptibles de requerir atención personal, como pueden ser las sesiones previas a una intervención quirúrgica en la que el especialista requeriría ver la herida o zona a tratar sin una pantalla de por medio. En resumen, a todas esas personas que, sin importar la edad o conocimientos del entorno digital, necesitan trato en la clínica también les afecta la tendencia a la informatización de la Sanidad.

Los frentes abiertos que deja la transformación digital

Pese a la problemática derivada de la brecha digital, en la jornada se quiso recalcar también aquello nuevo que trajo en su día el inicio de la informatización en el ámbito sanitario y que, según la visión de los ponentes, debería pulirse.

Amparo Marzal hizo hincapié en la seguridad de estas plataformas. Durante el verano pasado el Hospital General de Valencia sufrió un ataque a sus sistemas informáticos amenazando los datos de pacientes que almacenaban. Por ello, la gerente de Vithas Castellón subrayó esa necesidad de afianzar la protección para generar mayor confianza en los usuarios, sin tener que temer a "malwares" o "ataques cibernéticos" que puedan hacer que información sensible caiga "en manos equivocadas".

Por su parte, la intervención de Vicente Gil Suay puso el foco en el aprovechamiento actual de las tecnologías existentes al servicio del personal sanitario. Según el exgerente del Departamento de Salud de Manises, hubo una "fascinación" por las nuevas tecnologías que salieron al mercado años atrás y que fueron bien recibidas por profesionales que querían "contar con el último grito" en tecnología médica.

Por ello, afirmó, se llegó a pagar cantidades ingentes de dinero, teniendo ahora que "evaluar" si dichos avances están "aportando al sistema" y justifican que el precio no fuera "barato" en el momento de su adquisición. En muchos casos, como en el de la tecnología Big Data, Gil Suay consideró la opción de crear una "nueva estructura" para poder "explotarlos debidamente".

Aunque los aspectos positivos de este cambio a lo digital también fueron valorados. Pedro Juan Ibor destacó la eficiencia del programa de prescripción informática, herramienta empleada para gestionar electrónicamente el seguimiento de los medicamentos recetados, como es el caso, por ejemplo de estupefacientes. Con ello, el vicepresidente del Colegio de Médicos afirmó que se frenó una posible "crisis de opioides" que sí sufrieron otros países como Estados Unidos.


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