En esta semana llena de debates televisados entre candidatos, algunos analistas han sugerido reducir la duración de la campaña electoral a una semana, cosa que muchos agradeceríamos, a cambio de celebrar muchos debates televisados pautados por ley. En otras palabras, que la campaña se haga por televisión –sin olvidar el resto de medios de comunicación y redes sociales– más que recorriendo el territorio con la lengua fuera.
Las audiencias de los dos debates nacionales en TVE y Atresmedia –casi 8,9 y 9,5 millones de espectadores, respectivamente, con cerca del 50% de cuota de pantalla– demuestran que esas dos horas en televisión valen más que cientos de horas en la carretera.
Más desalentador es el dato de audiencia de los debates entre candidatos a la Presidencia de la Generalitat en TVE y À Punt. El de la cadena autonómica alcanzó un 4,1% de share y 75.000 espectadores, que deberían haber sido más de un millón para tener el peso proporcional que tuvo el de Atresmedia en España. Más allá de que la cadena autonómica no acabe de arrancar y de la competencia que tuvo ese día en el resto de cadenas, es evidente que la política autonómica interesa menos que la nacional, a pesar de que nos afecta mucho más en el día a día.
Si el voto se decantase por el éxito de los líderes en dicho debate autonómico, el ganador sin duda sería Toni Cantó, que tiene ventaja. Cantó es actor y domina la escena. Además, aunque fue el penúltimo en elegir ubicación, acabó situado en el mejor puesto, el extremo desde el que la cámara tomaba casi todos los planos generales que empequeñecía a Isabel Bonig en el otro extremo y lo ensalzaba a él.
El candidato de Ciudadanos logró sacar de sus casillas sucesivamente a Dalmau, a Puig y a Oltra con demagogia contenida –para lo que es él– y un mensaje demoledor repetido en todos los bloques: ustedes no han cumplido/no han hecho nada (barracones, listas de espera, agua, financiación autonómica, dependencia). A ello sumó, con su hierático perfil, reiteradas preguntas incisivas ante las que, incomprensiblemente, sus rivales entraron al trapo. Sorprendente la respuesta de Oltra al tema de los barracones, cuando presumió de que "uno de cada tres niños y niñas que estudiaban en barracones ya no lo están". Uno de cada tres.
En el debate, por cierto, el bloque en el que más intensidad hubo fue el de financiación autonómica, que es un tema de debate nacional más que autonómico. Pero como en los debates nacionales ni lo mencionaron, salvo una alusión de Pablo Iglesias cogida al vuelo por Sánchez –cita de tres segundos celebrada por los socialistas valencianos como si su candidato no pensara en otra cosa–, tuvimos que resignarnos a escuchar hablar de financiación autonómica a los candidatos a seguir reclamando el cambio de modelo. Por cierto, nos quejamos de que en los debates nacionales no se hable de financiación autonómica, pero en ninguno, tampoco en los autonómicos, se dijo una sola palabra de Cultura.
En fin, que Cantó ganó el debate de À Punt sin caer, porque no le hizo falta, en las estridencias de Rivera con su atrezzo interminable. ¿Le dará votos? Teniendo en cuenta la audiencia, no serán muchos. En cambio, en los almuerzos de Valencia Plaza con los candidatos Cantó no tuvo su mejor actuación, quizás porque en petit comité se ven más los trucos. De hecho, fue el peor calificado de los cinco, según la puntuación media de los siete periodistas y analistas que nos sentamos con ellos a hablar de política, con apartado específico, aquí sí, para la política cultural.
El lunes se publicaron las últimas encuestas, realizadas varios días antes –la del CIS se hizo en marzo–, así que llevamos más de una semana sin indicios de hacia dónde se ha decantado ese 30-40% de votantes indecisos. La campaña electoral para captar ese voto ha sido intensa y en la Comunitat Valenciana podemos presumir de que ha sido mucho más sana que la de las generales, con mucho fair play y con las dosis de enfrentamiento justo y casi siempre basado en argumentos políticos y no en descalificaciones, insultos y salidas de tono. También en los debates radiados o televisados han sido mejores, como destacaba el otro día Guillermo López.
Llegados a este punto, además de conminar a todos los lectores a acudir a votar, me voy a atrever a poner negro sobre blanco la apuesta que voy a llevar a la porra electoral del periódico. Porra autonómica, que en las elecciones generales hay demasiados diputados y demasiados partidos para imaginar un resultado. Ahí va, con la advertencia de que nunca en las convocatorias anteriores he acertado:
PSPV: 29
PP: 22
Compromís: 17
Ciudadanos: 13
Vox: 13
Podemos: 5
No hace falta que cojan la calculadora, se lo sumo. El bloque de izquierdas podría, con estos resultados, reeditar el Pacto del Botánico al sumar 51 de los 99 escaños y el bloque de derechas, con 48, quedaría a dos de arrebatarle el poder.
Este domingo, al cierre de los colegios electorales a las 20h, Valencia Plaza les ofrecerá una encuesta de intención de voto realizada por SyM Consulting entre el viernes y el domingo que espero que acierte más que las encuestas a pie de urna de los comicios de los últimos años y que servirá, sobre todo, para matar el tiempo hasta que tengamos resultados de verdad en una noche que se prevé larga porque los votos de la papeleta rosa, los autonómicos, serán los últimos en el escrutinio. ¡Suerte!