Javier Jiménez llegó a Lanzadera, la aceleradora de empresas impulsada por Juan Roig, hace ya casi tres años. Aterrizó sin tener demasiada idea del mundo de las startups y los emprendedores, pero con dos ediciones a la espalda y otra recién empezada se ha convertido en uno de los referentes en emprendimiento en España
Licenciado en Económicas por la Universitat de València, jefe de Compras en Mercadona durante 16 años y responsable de la División Financiera durante su última etapa en la compañía, llegó para dirigir este proyecto que además acaba de estrenar otro nuevo formato, Lanzadera Inicia, para acoger a los proyectos más incipientes. Jiménez también participa en consejos de administración de startups de las primeras ediciones, como Arloon, Eslife y Baravento, al ser consejero delegado de Herrecha Inversiones, la sociedad inversora de Hortensia Herrero.
—¿Cómo ven a los proyectos de preparados después de tres ediciones?
—Los que ahora sabemos más somos nosotros. Los emprendedores venían y vienen muy formados. Los nuevos aquí no son ellos, somos Lanzadera. Lo que ocurre es que ésta es nuestra tercera edición y sabemos un poquito más que en la segunda. Hemos aprendido mucho en estas dos ediciones.
—¿Y qué han aprendido?
—Que lo más importante son las personas y la capacidad de ejecución. Las ideas para nosotros valen para lo que valen. En tres años hemos recibido más de 7.000 proyectos. Desde ideas como coches que vuelan a soñar a la carta. No es broma, son ejemplos ciertos. Esto nos ha dado mucho que pensar. Y también que exista un banco de patentes con ideas por desarrollar. Lo que verdaderamente vale dinero es poder llevar las ideas a la realidad. Si un señor me dice en la primera edición que va a transformar la manera de tomar el café en el mundo, que va a fabricar cápsulas de café, va a cambiar el parque de máquinas de todo el mundo y tener sus propias tiendas, le digo: que pase el siguiente. ¿Dónde está la diferencia? Un señor llamado Nestlé ya lo ha hecho.
—¿Entonces qué buscan a la hora de elegir?
—Equipos. Que haya un líder, una persona que sepa hacia dónde va y que la idea sea novedosa, que solucione los problemas de alguien, que mejore su vida, una necesidad que no se esté atendiendo de una manera óptima. Hacemos mucho foco en cómo se montan los equipos y las capacidades de liderazgo y esfuerzo.
—¿Prefieren elegir a un equipo más que a una persona en solitario?
—No es excluyente, pero lo valoramos favorablemente. El programa es de once meses y se invierte mucho tiempo en montar un buen equipo. La gente se equivoca y tarda un cierto tiempo en reaccionar. No hay una cifra exacta, pero el dinero que no tengas bien invertido también es gasto. Vienen equipos que no están vendiendo nada con catorce personas.
—No venía del mundo del emprendimiento. ¿Qué vieron en usted para ponerle al frente de Lanzadera?
— No lo sé, habría que preguntarle al señor Roig. Lo que sí puedo decir es que me lo estoy pasando muy bien y que le estoy tremendamente agradecido. Hay un equipo de gente impresionante que trabaja de sol a sol, pero siempre con una sonrisa.
—Les gustan las empresas tradicionales, pero eso a veces está reñido con ser escalable...
—Nosotros invertimos en personas, no en proyectos, y nos da igual el sector. Sí que es verdad que el mundo está como está y que nada pasa por no tener una web o un ecommerce. Nosotros buscamos a las personas y luego hay proyectos como Cervezas Alegría; Dotten, que hace corbatas y camisas, o Groopify que organiza encuentros. El resto es importante también, pero en el orden secuencial, primero las personas.
—Hemos visto empresas de varios sectores, ¿tienen preferencia por alguno?
— El turismo es una de las industrias más potentes de la Comunitat Valenciana y queremos aportar nuestro granito de arena. Por ejemplo, este verano se ha inaugurado el resort de Vivood en Benimantell (Alicante). También nos interesa mucho el sector de la medicina. Tenemos acuerdos con la nueva Fe y el Incliva para apoyar a emprendedores que estén trabajando temas de salud y médicos. Pero siempre, primero las personas y luego el sector.
—¿Algún error a destacar de los emprendedores que llegan?
— Nos preocupa mucho cómo se montan las startups en España. Ser el líder de una empresa es por convicción del equipo y por cualidades. Pero nos hemos dado cuenta de que, por lo general, el líder es el que tiene la idea o el dinero para montar la sociedad. El CEO de la compañía puede tener las acciones, pero si lo mejor para la compañía es que sea otro quien la dirija, hay que ceder. Si no lo haces, acabas contratando a una community manager que casualmente es tu novia y el desarrollador sin experiencia es tu amigo del colegio y tienes una empresa de tres personas, todas sin experiencia. En una empresa muy grande no pasa nada, pero en una de tres personas, si ya es difícil tener éxito con tres cracks, imagine con tres personas que no están preparadas.
—¿Qué carácter debe tener un buen líder?
— Mucha hambre y pensar que esto sale sí o sí. También pasión por lo que hace porque es la multiplicadora del talento. Talento en este país hay mucho, lo que nos falta es algo de constancia. Hay que ser currante y sobre todo se tiene que tener capacidad de liderazgo, entendiéndolo como aquél que es capaz de sumar a la causa a los clientes, a los trabajadores, a los proveedores, a la sociedad y al capital.
—Hemos visto algunos cierres de empresas que pasaron por Lanzadera, ¿han tenido muchas decepciones?
—Decepciones no, aprendizaje mucho. Cuando haces balance, los proyectos de éxito superan con creces a los otros. Hemos cometido errores, yo personalmente, pero en la siguiente edición los subsanaremos y probablemente aparecerán nuevos, es la manera de crecer. Ser empresario tiene asociada una palabra, y es la de riesgo. Cualquier empresa que abre lo hace con la mejor de las intenciones, luego el cliente y el mercado te ponen en tu sitio. Nosotros no sabemos qué puede estar haciendo un cliente en Estados Unidos. Pero todas las que han pasado por aquí se han esforzado y han hecho lo que tenían que hacer.
— Algunas startups se agobian por haber gastado gran parte de los 200.000 euros que pueden llegar a darles...
—Aquí hay un plan de hitos que tienen que ir cumpliendo y están muy marcados. En el plan de negocio está especificado cómo te tiene que ir entrando el dinero. Igual es menos de esa cantidad pero en función del grado de cumplimiento de estos hitos se va inyectando.
—Algunos proyectos se han ido...
—Siempre de común acuerdo y de manera muy tranquila. Esto es un programa de aceleración y hay que cumplimentarlo de manera satisfactoria. El programa es muy exigente, y si no cumples los hitos no continúas. Las salidas se han dado, bien por grado de maduración, por poder salir al mercado tú solo, bien por no cumplir los hitos o porque han decidido irse a otro sitio. A veces con esfuerzo sólo no vale. Ya no es suficiente que el producto sea muy bueno, tiene que ser excelente y que el cliente que te ve por la otra acera se cruce y te dé un abrazo.
—Juan Roig da libros de obligada lectura al entrar a Mercadona, ¿ustedes siguen ese patrón?
—Nosotros nos inspiramos en un montón de libros y personas. Les sugerimos a los emprendedores algunos que les pueden ayudar. Por ejemplo, La caja me encanta, porque cuando le das muchas vueltas a las situaciones al final encuentras la salida.
—¿Qué tiene Lanzadera de Mercadona? —Lo más importante, el modelo. Mercadona tiene una ventaja competitiva, un modelo de gestión empresarial que ha demostrado que funciona. En lugar de quedárselo para él, Juan Roig ha decidido compartirlo con la sociedad. Su implicación personal tiene un valor incalculable y es uno de los elementos diferenciadores que hacen distinta a Lanzadera. No es un modelo sólo para supermercados, sino que está basado en más de treinta años de historia, de aprendizaje de errores y aciertos al tratar a los componentes que todas las empresas tienen, ya sean tecnológicas o no: clientes, trabajadores, proveedores, una sociedad alrededor y el capital. Este modelo se lo transmitimos a los emprendedores con el fin de que vayan más rápido y no cometan los mismos errores.
—¿Veremos algún producto de Lanzadera allí?
—Podría ser. No es excluyente, pero ningún proyecto tiene que ser sólo sostenible por Mercadona. Eso sí que no. Pero si un emprendedor crea un producto que interese a Mercadona, pues por qué no.
—¿Pasa mucho por aquí Juan Roig?
—Para nosotros es todo un lujo y de gran valor para los emprendedores que cada quince o veinte días esté en Lanzadera. Son jornadas de trabajo donde se sienta con los equipos para hablar de clientes, ventas, misión, cómo te fue en ese evento... Trabajo, trabajo y trabajo. Se sabe el día a día de cada una de las empresas.
—¿Todas las startups de estas ediciones ha conseguido inversión?
—Nuestra aspiración es que todas las que lleguen al final de programa y lo necesiten consigan inversión. Lo que más nos gusta es que tus propias ventas sean tu propio inversor, o que sean atractivas para invertir debido a tu gran trabajo. Trabajamos para que el inversor entienda que el proyecto que sale de Lanzadera está currado, tiene ciertas garantías y empieza a gustar.
—¿Es importante la educación de los emprendedores?
—EDEM se está ganando ser un referente en el mundo emprendedor, y en España la cultura
emprendedora tiene que empezar por la educación. EDEM, la Universitat Politècnica de València, la parte económica de la Universitat de València... están haciendo un trabajo muy focalizado en producir ese cambio de mentalidad en la enseñanza. Se está produciendo un cambio y EDEM está siendo actor principal para producir potenciales empresarios, porque cuantos más haya, más riqueza y bienestar tendremos.
—¿Hay empresas interesadas en irse a la Marina Real con Lanzadera?
—Entiendo que sí. Aquello es un enclave precioso e ideal para emprender. Nuestro sueño es aportar nuestro granito de arena para convertir a Valencia en un centro de referencia de la innovación y del emprendimiento.
—Algunos emprendedores le han criticado por decir que no pueden salir a tomar un café...
—Fue en un evento al que fui de manera desenfadada, tratando de decir que el hábito no hace al monje ni la idea hace al emprendedor. El entorno era más divertido y lo que pretendía era contar el mensaje de una forma fácil y entendible. Hay que decirles que mientras tú no estás trabajando, hay un competidor que lo está haciendo por ti. Tú lo sabes y tienes que ser consciente de esto. Yo estoy todos los días aquí a las siete de la mañana y el sábado vengo para que vean que nosotros también hacemos el esfuerzo. No me vale que tú aparezcas a las nueve de la mañana, vayas a tomarte un café y a las siete de la tarde digas «ahí os quedáis».
—¿Hay demasiada rotación entre aceleradoras en Valencia?
—Nosotros tenemos muy buena relación con las aceleradoras que tienen la misma misión que nosotros, que es la de apoyar a los emprendedores a transformar una idea en una realidad. En los procesos de selección hay emprendedores que han pasado por otras aceleradoras. Preguntamos, y hay veces que somos un buen primer o segundo paso. Queremos que el esfuerzo que se hace en la Comunitat Valenciana se quede aquí.