Arte y fotografía

en la Fundación Chirivella Soriano

Miguel March repasa la historia reciente de España bajo una mirada pop art

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VALÈNCIA. La Fundación Chirivella Soriano ha inaugurado la exposición Imágenes de una historia interminable, del artista valenciano Miguel March Pedrós. A través de tres series ‘Imagen de una tragedia 36-39’, ‘Mujeres en la Guerra’ e ‘Imágenes de la Transición 75-78’, compuesta por 66 obras de gran formato, se inspira en imágenes fotográficas desde la Guerra Civil española hasta la Transición, las cuales interpreta con una estética muy personal. Con una técnica de tintas planas propia de la pintura pop refleja la condición humana más allá de la crueldad de la guerra a través de imágenes violentas, sin olvidar sus raíces sociales.

La presentación ha contado con la participación del propio artista, junto a el presidente de la Fundación Chirivella Soriano, Manuel Chirivella; además de la vicedecana de la Facultad de Bellas Artes de Valencia, Laura Silvestre; y las artistas seleccionadas de la Convocatoria Sala d’Arcs, Micaela Maisa Montero y Sara Guerrea, que también han presentado us obras este mediodía.

La pintura de March nos acerca a la memoria histórica de manera que “si en vez de ignorar nuestra historia la consideramos como los cimientos de una gran estructura, lograríamos construir una mejor sociedad a nuestra favor y en una dirección, sin infravalorar nuestras raíces y trazando una línea que nos indique hacia dónde dirigirnos”, ha apuntado Manuel Chirivella.

Miguel March (Valencia, 1945) plantea imágenes que pueden ayudar a difundir todo un “drama” como experiencia estética y que las personas lo sientan como propio, reflejando la condición humana más allá de la crueldad de la guerra. Pone el foco artístico en lugares y en esos sucesos en los que el tiempo se para a fuerza de querer olvidar. Se puede decir que dar visibilidad a una realidad pasada que se resiste a descansar, y partiendo de ahí, pinta desde la necesidad de sanar nuestra existencia, de no dejar abandonado a nadie en el olvido. Ese es el fin de su pintura, un esfuerzo constante para centrarse en nuestro pasado más reciente, valorándolo y tratándolo con total respeto.

Sus obras se presentan como fotogramas que da personalidad a una superproducción, la imagen congelada de un momento en el que se decide la historia. Representa lo que pasó allí, retrocediendo un paso atrás y mirando con distancia el papel de las mujeres en la república, víctimas del dolor, heroínas de los bombardeos indiscriminados, niños y soldados en trincheras.

Se muestra con sinceridad y no lo confunde con un mitin ideológico para “alertar a sectores de una y otra ideología con el fin de ponernos frente a frente y ser sinceros con ello”. Si algo pretende criticar es la sin razón contada en todas estas obras que se inclinan indiscutiblemente por las reacciones de intolerancia y odio fomentado hacia las personas humildes que sufrieron más que otras por el hecho de pensar diferente. La violación de los derechos humanos, la distorsión en las historias oficiales son constantes en sus obras.

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