Hoy es 15 de octubre
VALÈNCIA. ¡Ya está aquí la Navidad! La natividad del Señor, para los cristianos, envuelta en una enorme fiesta de símbolos muy antiguos que ya se han olvidado por su transformación en objetos de consumo. Pero eso ya lo sabemos. Hoy hablaremos de millones, millones y millones. 800.000.000.000 euros. ¿Muchos ceros, verdad? Dejen reposar esa cifra. Es el total de fondos Next Generation que Europa, amablemente, repartirá entre sus países miembros. Por dar contexto, si la Eurozona tiene unos 343 millones de habitantes, saldremos a unos 2.300 euros por cabeza. Pero ¿de dónde los saca? ¿es que los tenía en caja, ociosos? Todo lo contrario.
Europa va a tener que pedir ese dinero a los mercados, donde los inversores decidirán si comprar los distintos instrumentos de deuda que se emitirán según la rentabilidad que se les ofrezca. De estos, aproximadamente un 30% se instrumentarán a través de 'bonos verdes', siendo Italia el principal país elegible (más información aquí). Esta es la primera clave: el dinero de los Mecanismos de Recuperación y Resiliencia (MRR) es 'verde', y son los proyectos verdes los que más pueden beneficiarse.
57.000.000.000 euros para España. De nuevo muchos ceros. España tiene unos 47 millones de habitantes, así que recibiremos unos 1.200 euros por cabeza en ayudas directas de los MRR, y hasta 80.000 millones más en préstamos, que empezarán a devolverse en 2028 y tendrán unos 30 años de plazo. Pero lo más importante: ¿Qué haremos con ellos?
El futuro es competitividad, y eso significa digitalización. Menos tiempo en trámites y más en negocio, más eficiencia, más velocidad. Así se compite y así se genera prosperidad duradera.
Destacado en rojo, observen la excelente situación de España entre los primeros 30 países del mundo según el ranking mundial de competitividad digital de 2023 (elaborado por el prestigioso IMD):
¿No la encuentran? No es culpa suya: Lenta pero segura, ha conseguido salir del ranking. Las peores asignaturas son cruciales: exportaciones de tecnología, transferencia de conocimiento, licenciados en ciencias y por supuesto legislación científica. Si al menos a través de la industria o los servicios compensáramos la falta de competitividad tecnológica, tendríamos una posición menos precaria. Pero no es así.
Segunda clave: los fondos europeos (y el presupuesto del Estado) tienen claramente buenas opciones donde inyectar un dinero si quieren verlo crecer, ya que tendrán que devolverlo y con intereses. Aquí la cosa se complica. El gobierno finalmente reveló el listado de los 100 mayores receptores de fondos next generation, y más del 60% son beneficiarios públicos, en concreto ADIF y su filial de Alta Velocidad, con 2.500 millones de euros para enjuagar sus problemas de tesorería.
En el mundo real, para que el dinero atraviese la maraña de licitaciones y burocracia y llegue a la economía productiva tiene que transcurrir un tiempo precioso, que se acortaría si apareciéramos en el ranking anterior: la eficiencia a través de la digitalización. En principio, para esto se destina una partida importante de los fondos públicos, para modernizar la Administración Pública. Toda una promesa.
Un ejemplo son los PERTEs (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica). Como mecanismo de asignación de los MRR están en línea con el verde que llena los discursos del mundo occidental:
Sin embargo, el grado de ejecución de cada uno es bastante decepcionante por la agotadora complejidad burocrática y operativa con la que se encuentran, lo que nos devuelve a la casilla de salida: la competitividad en España.
Para terminar, y a modo de resumen, cinco preguntas:
Alejandro Martínez es socio director de inversiones y cofundador de EFE & ENE Multifamily Office
Aviso legal: En ningún caso la presente publicación supone una recomendación personalizada o informe de inversión. Es un artículo meramente informativo. Bajo ninguna circunstancia podrá entenderse que el presente documento constituye una oferta de compra, venta, suscripción o negociación de valores u otros instrumentos. Su autor por tanto no responde bajo ninguna circunstancia por la utilización o seguimiento del mismo.