VALÈNCIA. El local que ha albergado en los últimos años Marino Jazz, en la fachada marítima del Cabanyal, reabre sus puertas en julio reconvertido en Burning House, un espacio musical y cultural impulsado por parte del equipo detrás de Ruge Rosario, La Salá y la promotora La Mundial Music.
Este “refugio creativo” busca combinar programación musical de calidad, activismo cultural y vínculo vecinal, como ya viene haciendo su equipo impulsor desde otros proyectos. “El espacio es muy pequeñito, pero nuestra propuesta es conseguir trabajar en un lugar donde se expandan las ideas y principalmente la música”, explica Marta Rodríguez, una de las promotras del proyecto. Y añade: “Queremos que sea un lugar creativo a nivel cultural, y sobre todo también nuestra motivación es generar un espacio donde se pueda expresar la libre diversidad musical y artística”.
El equipo está formado por un equipo nuevo que se han ido sumando desde otros diferentes, aunque afines: “Somos un equipo que llevamos muchos años trabajando juntos en diferentes proyectos. Algunos no habíamos coincidido antes, pero en este contexto la mayoría sí, y lo hacemos desde una amistad muy fuerte que también nos sostiene”, afirma Rodríguez.
Burning House, con un aforo de unos 60 asientos más una terraza, no es una sala de conciertos al uso. Aspira a convertirse en un “proyecto flexible, abierto a propuestas, con coproducción con otros colectivos que estén abiertos a trabajar a nivel de diversidad musical y creativa”. La línea programática continuará, en parte, con el espíritu de Ruge Rosario: “Obviamente es una perspectiva feminista y antirracista, pero tenemos otras inquietudes bastante más diversas”. “Se llama Burning House porque es el lugar donde prenden las ideas, donde te prende la creatividad, donde tú quieres estar porque estás inspirado y estás a gusto”, resume Rodríguez.
Con este proyecto, el equipo le da continuidad también a la labor de generar espacios culturales, tras la consolidación de Ruge Rosario como uno de los proyectos más interesantes del año. “Tenemos un vínculo muy potente con el Cabanyal. Uno de los objetivos es seguir trabajando el tejido comunitario con el barrio, tanto artístico como vecinal”. No es la primera vez que el equipo impulsa proyectos en el barrio, ni vienen de fuera. Forman parte del día a día del Cabanyal y tienen una sincera preocupación por generar un espacio que pueda recoger lo sembrado durante estos años, sobre todo en Ruge Rosario.
“Nos han dicho: ‘¿Pero cómo lo ponéis en inglés?’”, comenta entre risa Rodríguez. Pero responde: “Esto es un concepto creativo donde nos sentimos identificados con esa casa en llamas, pero somos conscientes de todos los conflictos y todas las transformaciones que tiene el barrio”.
La apertura está prevista en la segunda quincena del mes de julio y la programación musical sumará la línea de programación de las diferentes especialidades de cada persona del equipo, intentado abrir el abanico de la desaparecida sala de conciertos La Salà, mirando sobre todo hacia las músicas del mundo.