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'hecha a mano' con un fondo especializado de primera y segunda mano

Nace Praxis, la librería asociativa de cuatro jóvenes con los libros que les gustaría leer

23/05/2023 - 

VALÈNCIA. Los libros descansan desde hace unos días en las estanterías de la librería Praxis, colocados como pueden porque no están bien calculadas. Es lo que tiene haberlas hecho a mano con cemento. “No queríamos el típico mueble de Ikea”, justifican los libreros. Pero, de hecho, parece una escultura, una obra de arte que descansa con otra en la pared de enfrente. Una escalera para llegar a los libros más altos ocupa la centralidad de la habitación que es, en sí, la librería recién inaugurada en la calle Avellanas, en pleno centro de València. Una bocanada de cultura en un barrio ahogado en la turistificación, a apenas un minuto caminando de la Plaza de la Reina.

Ahí cuatro jóvenes de 21 años han alzado la persiana de la asociación que capitaneará Praxis. Un lugar genuinamente alternativo, que combinará el fin de toda librería —vender libros— con un fondo reservado para las personas que se asocien y que funcionará a modo de biblioteca. El bajo, en propiedad, tiene asegurada una vida que se complementará con presentaciones de libros, proyecciones y otros actos culturales. Es apenas una habitación, pequeñita pero que promete ser matona.

Detrás de este proyecto, cuatro jóvenes que son amigos: Ana, Sol, Gerardo y Rafa. Llegan desde Filosofía, Filología, Historia del Arte y Moda. Llegan con el hartazgo y el aburrimiento de las imposiciones académicas, con la experiencia de otros trabajos precarios y con la conciencia de la potencia de una librería como un lugar en el que se generan cosas. “Desencanto e ilusión”, resume Rafa. 

La estantería de cemento es un buen símbolo de la historia del proyecto. “Ha sido prueba y error. Nos hemos dejado sangre, sudor, y más cosas por el camino”, confiesa Gerardo. El proyecto ha tardado cerca de un año en ponerse en marcha. “No somos albañiles, no sabíamos nada de la construcción”, reconocen. Tal vez por eso también han podido hacer el espacio suyo. Gerardo recogió una cerámica del desmantelamiento de una plaza de Russafa y ahora forma parte de la estantería. En una balda bajísima, han acabado colocando dos cápsulas de colores. 

Y ahí están “los libros que nos gustaría leer”. El 90% del catálogo se ha ido haciendo comprando libros en rastros, yendo a pisos, comprando en Todocolección. “Antes seleccionábamos lo mejor de lo peor, ahora hemos ido aprendido y evolucionando e intentamos buscar lo mejor de lo mejor”. El otro 10% es la primera mano de algunas editoriales independientes con las que han empezado a estrechar lazos. “La barrera de entrada es complicada, pero poco a poco aumentaremos el catálogo. Nuestra idea con la primera mano es buscar editoriales y libros que sean complicados de encontrar”, apunta Ana.

Aunque faltan carteles que indiquen las secciones, ya se pueden diferenciar claramente las filias de los cuatro libreros. Hay una sección dedicada a las artes, especialmente ensayos sobre cine, música, estética, arquitectura o fotografía; otra de narrativa, tanto novela como poesía y teatro, con una balda dedicada al género erótico y otra sobre drogas; y otra de ensayo, con especial interés por los clásicos de filosofía, política, y por los estudios sobre historia y cultura misticista.

Praxis es un rareza que no tiene intención alguna de regodearse por ello. “Eso de que en las letras hay una zona para artistas y otra para la gente común es falso. Ha habido épocas en las que las madres de casa tenían a Heidegger en la mesita de noche y leían a Whitehead y a los románticos por la mañana”, imagina Rafa. Saben su criterio y su política de libros: “Somos libres porque no tenemos compromiso ni ataduras con nadie ni económica, no tenemos más resposabilidad que con nosotros mismos y la cultura que promulgamos”, añade.

Foto: DANIEL GARCÍA-SALA

Por eso mismo la librería forma parte de dos redes paralelas. Por una parte, con la de librerías independientes, a las que les une la pasión romántica por los libros, como potencia pero también como objeto (“Tenemos un respeto por la tradición del oficio que va mucho más allá de la contemporaneidad”, señala Ana). Por otra parte, a toda una escena de la que, también como público y como amigos llevan formando parte mucho tiempo. Son las personas que les han echado una mano hasta ahora; y que, en parte, ya forman parte de su catálogo de fanzines y libros de arte (“Queremos impulsar todo lo nuevo que no tienen cabida en las instituciones”). “Lo abarcamos todo, lo criticamos todo, lo queremos todo… Vamos con todo”, sentencian entre risas.

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