VALÈNCIA. Un informe pericial encargado por Ava-Asaja señala la "gestión imprudente" de la Confederación Hidrográfica del Júcar al no acometer las obras hidráulicas pertinentes para evitar inundaciones ni tener el Sistema de Alerta Temprana (SAT). Así lo recoge el documento presentado por la asociación, en calidad de acusación popular, al juzgado de instrucción número 3 que instruye la investigación sobre la gestión de la Dana el pasado 29 de octubre en la provincia de Valencia. El informe, elaborado por el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Teodoro Velázquez, concluye que la CHJ no atendió el Plan de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRI-16) aprobado en 2016 y dejó pendientes las principales defensas estructurales contra avenidas extremas .
Según señala, desde el inicio de la vigencia del PGRI-16, que identificó 30 Áreas de Riesgo Potencial Significativo (ARPSI) y clasificó al Bajo Turia y al Bajo Júcar en el nivel "extremo" de peligro, no se licitó ni una sola de las 23 actuaciones de encauzamiento ni las cuatro presas de laminación previstas, y tampoco se avanzó en la implantación de un Sistema de Alerta Temprana (SAT) capaz de prever el caudal con 24 ó 48 horas de antelación y del que ya disponen confederaciones como la del Ebro. De los 1.900 millones de euros presupuestados para estas infraestructuras hasta 2027, únicamente se había comprometido 189 millones, el 10 %, sin que ninguna obra estructural clave estuviera siquiera en trámite de licitación .
"Estos datos confirman las decisiones claramente imprudentes del Miteco, marcada por sus responsables políticos y asumida por el presidente de la CHJ de utilizar solamente infraestructuras verdes frente a inundaciones, haciendo caso omiso de la prioridad y necesidad indiscutible /marcada por los técnicos redactores del Plan de Gestión del Riesgo de Inundación de utilizar las Medidas Estructurales en las Áreas de Riesgo Extremo", señala el mencionado informe. Éste plantea que, el Proyecto de Adecuación Ambiental y Drenaje de la Cuenca del Poyo, redactado por la ingeniería Typsa y dotado de Declaración de Impacto Ambiental favorable, habría laminado hasta 1.500 m³/s mediante encauzamientos, balsas reguladoras y vías verdes. Sin embargo, pese a su impacto potencialmente decisivo, aquel plan fue archivado por el Ministerio para la Transición Ecológica al considerarlo incompatible con la Ley de la Huerta de Valencia, obligando a detener los trámites y posponer indefinidamente unas obras diseñadas para proteger a 273.755 personas en 474 km² de superficie inundable .
Los problemas de la infraestructura
La tragedia de las inundaciones en el Bajo Turia tiene su origen en la casi total pérdida de cauce de los barrancos Poyo, Pozalet y Saleta tras cruzar la A-7, y en la intensa interconexión hidráulica entre ellos, que convierte cualquier avenida en un efecto cadena de desbordamientos que amenaza a las poblaciones ribereñas. La desaparición de un cauce definido más allá del ferrocarril y la autovía no solo impide evacuar los caudales extremos, sino que permite que, por ejemplo, los 240 m³/s del Pozalet terminen alimentando la Saleta en Aldaya, donde su lecho apenas conserva capacidad para 15 m³/s y el municipio se ve periódicamente inundado .
En el caso del barranco del Poyo, las avenidas llegan a los 1.300 m³/s antes de la A-7, pero su cauce se estrecha súbitamente a 100–120 m³/s en la confluencia con el Gallego. Esa compuerta natural deriva caudales hacia la Huerta -el Horteta y el Pozalet-, agravando el riesgo tras inundar la A-3. Además, entre Paiporta y la Albufera, el canal primaria del Poyo solo admite 800 m³/s, frente a picos de 1.500 m³/s de una avenida de 500 años, lo que convierte a ese tramo en un cuello de botella de alto peligro . La Saleta, receptora de los sobrantes del Pozalet, según el documento ve su cauce prácticamente desaparecido al atravesar Aldaya, donde su capacidad residual de 15 m³/s resulta manifiestamente insuficiente. Confluyen así tres factores críticos: el estrechamiento de cauces, la falta de definición de lechos secundarios y la intercomunicación entre barrancos, lo que obliga a encarar todas las cuencas de manera conjunta para evitar soluciones parche que, aisladas, resultarían inútiles.
Las actuaciones que evitarían las inundaciones
Según señala el perito, las defensas proyectadas para el Barranco de la Saleta en el mencionado plan de gestión habrían evitado que Aldaya soportara picos de hasta 95 m³/s en un cauce cuya capacidad actual no supera los 15 m³/s y, por ello, se planteó desviar la mayor parte del caudal lejos del núcleo urbano. Una conducción cerrada, trazada al norte del municipio, habría canalizado 80 m³/s río arriba, mientras que una vía verde, abierta desde la salida de Aldaya hasta el cauce del Turia, habría transportado otros 100 m³/s, liberando así el cenagoso cunetón de la CV-33 y reduciendo drásticamente el riesgo de desbordamiento en calles y viviendas .
Dentro del casco urbano, la adecuación de la Saleta se concibió para garantizar un flujo controlado de 15 m³/s, reforzando márgenes y profundizando el lecho con el fin de proteger el trazado viario y las edificaciones más expuestas. En paralelo, el Proyecto de Adecuación Ambiental y Drenaje de la Cuenca del Poyo habría actuado sobre la red completa de barrancos vertientes a la Albufera, combinando intervenciones hidrológico-forestales en las cabeceras para mejorar la retención y captación de agua, con corredores verdes y obras de canalización.

- Varios niños pasean por una calle afectada por la Dana en Aldaia. -
- Foto: ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ/EP
En el Pozalet, la recreación de un cauce continuo mediante una vía verde apta para 240 m³/s y la construcción de una balsa de regulación de 2,8 hm³ habrían laminado los picos más severos antes de que los sobrantes alcanzaran la Saleta. Aguas abajo de la A-7, el encauzamiento conjunto del Poyo y del barranco del Gallego habría definido un tramo con capacidad suficiente para gestionar avenidas extremas, y una gran vía verde desde Paiporta hasta el Turia habría desviado hasta 700 m³/s de los 1 500 m³/s que pueden generarse en un evento centenario, aliviando el cuello de botella que hoy limita el cauce principal a 800 m³/s
"Es claro que las Áreas del Bajo Turia y Bajo Júcar tienen una peligrosidad y un riesgo extremos no solo para la avenida de 500 años, sino también para las de 100 y 10 años, por lo cual era y sigue siendo totalmente previsible que existe un alto riesgo para la vida de las personas afectadas por la extensa zona inundable mientras no se reduzcan los problemas de inundación mencionados con las medidas estructurales necesarias", recoge el documento del perito, ingeniero de Caminos especializado en hidráulica y gestión de riesgos de inundación. De las distintas Administraciones Publicas para las cuales ha trabajado, dentro de la empresa, se encuentran la Confederación Hidrográfica del Júcar, Segura, Ebro y Baleares.
El plan de 2016 incluía un sistema de alerta temprana
La ausencia de un SAT es otro de los ejes de la crítica. Y es que, aunque el PGRI-16 incluía expresamente su puesta en marcha, no se licitó antes de la tragedia del 29 de octubre de 2024. Solo tras la catástrofe se planteó de urgencia un contrato de emergencia por más de 22 millones de euros para implantarlo. Frente a estos datos, Velázquez advierte que, de haber aplicado con rigor las defensas estructurales y el SAT previstos, la vida de la mayoría de las personas afectadas habría quedado protegida, reduciendo drásticamente tanto el número de víctimas como la gravedad de las lesiones .
"Con las medidas estructurales se habría podido encauzar gran del caudal desbordado en los cauces prácticamente inexistentes o insuficientes aguas abajo del by-pass, en Aldaya o en Paiporta y con ello disminuir de forma considerable tanto la superficie inundada como, sobre todo, la altura del agua. Además, un Sistema de Alerta Temprana, similar al existente en la Confederación del Ebro, habría permitido a la población de la zona afectada por las posibles inundaciones ponerse a salvo con tiempo suficiente. En lo que se refiere a los daños materiales, aunque las medidas estructurales no hubiesen reducido en su totalidad los daños, debido a lo extraordinario de la intensidad de las lluvias acaecidas, sí que lo hubiesen hecho en una proporción significativa", apunta.