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Benimaclet y Grao, caminos paralelos de dos proyectos que enfilan un mismo futuro urbanístico

Ambos proyectos se sitúan prácticamente en el mismo punto dentro del trámite administrativo

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VALÈNCIA. La ciudad de València se encamina hacia una transformación urbana con la consolidación de dos de sus grandes desarrollos urbanísticos pendientes desde haaños como son el PAI de Benimaclet y el PAI del Grao. Dos actuaciones que no solo vienen a completar 'agujeros' inconclusos de la ciudad, sino a generar nuevos barrios con dotaciones públicas, zonas verdes y, una de las cuestiones más importantes en estos tiempos de crisis habitacional, más de 4.500 nuevas viviendas de forma conjunta. Cada uno ha llevado su camino administrativo, con ciertas similitudes, pero en este momento prácticamente se encuentran en fases similares en la carrera por conseguir que la maquinaria se ponga en marcha. 

El último en situarse en la casilla de salida ha sido el plan para los antiguos terrenos de la Fórmula 1. La mercantil Valere Reoco, formada por el grupo empresarial Atitlan junto a sus socios del fondo británico Hayfin Capital, y que concentra la propiedad de la mayoría del suelo del sector, presentó hace unos días al Ayuntamiento de València su proyecto para urbanizar este enclave limítrofe con la fachada marítima. Un programa que 3.204 viviendas, así como una gran torre de uso terciario y un gran delta verde de 160.000 metros cuadrados. Todo ello con una inversión superior a los 150 millones de euros por parte de los urbanizadores. 

Un movimiento que ha implicado la activación del PAI en su tramitación administrativa. Tras este paso, ahora los servicios municipales deberán validar la propuesta de la mercantil para, posteriormente, salir a exposición pública para el periodo de alegaciones. Una fase que hace unas semanas que superó el plan urbanístico para Benimaclet, por lo que ambos se aproximan en el proceso burocrático. Después, y tras posibles modificaciones, el proyecto de Atitlan y Hayfin tendrá que recibir el visto bueno final por parte de Urbanismo y, en paralelo, proceder a la reparcelación del sector. Por tanto, como pronto, no será hasta dentro de 24-25 meses, es decir, unos dos años, cuando arrancará la urbanización de este nuevo enclave de València.

Ha sido un largo camino hasta llegar a este punto. El primer intento por acolmatar este entorno fue en la década de los años 2010, en tiempos de Rita Barberá como alcaldesa, cuando se presentó un boceto y se definió un planeamiento, pero el proyecto saltó por los aires con la crisis inmobiliaria. En la pasada legislatura, durante el gobierno de PSPV y Compromís en la corporación local, la concejalía de Urbanismo, dirigida entonces por la socialista Sandra Gómez, encargó a la empresa pública Aumsa la urbanización de este ámbito. Su voluntad es que el PAI fuera gestionado desde la corporación municipal, rechazando así la petición de la mercantil Valere Reoco para ser Agrupación de Interés Urbanístico y ejecutar el sector, después de haber estado comprando suelo para lograr la mayoría necesaria que la Ley de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Paisaje (LOTUP) exige para ser agente urbanizador.

  • Terrenos del PAI del Grao 

No obstante, con la llegada del gobierno de María José Catalá eso cambió. El Ayuntamiento, en pleno municipal, aprobó el cambio de gestión de directa a indirecta, lo que suponía devolver el desarrollo a los propietarios del suelo, es decir, a Atitlan y Hayfin. El equipo de gobierno justificó esta medida en la necesidad de agilizar plazos, ya que se estipuló que el planeamiento que tenía que presentar la mercantil debía basarse en el Plan Parcial Medio Ambiental de julio de 2010 y ajustarse al planeamiento que redactó el arquitecto José María Tomás Llavador en 2011, que se planteó con Barberá. Esto permitía, a su vez, evitar la fase ambiental, una de las más complejas. De hecho, fue el 30 de abril del pasado año cuando se produjo 'el cambio de manos' en el desarrollo de este ámbito urbanístico y ya está encarrilado, después de años sin un futuro claro.

Benimaclet y Metrovacesa

De igual modo, el PAI de Benimaclet va despejando su futuro. En este caso, Metrovacesa ostentaba en los últimos años de la gestión de este sector, de 269.775 metros cuadrados y que linda con la Ronda Norte. La compañía había iniciado la tramitación del sector, pero con el gobierno municipal liderado por Joan Ribó se opuso a la propuesta. El proyecto no convencía ni a PSPV ni a Compromís, formaciones que lideraban la coalición municipal, que protagonizaron sonoras desavenencias públicas sobre la senda que debe transitar este desarrollo urbanístico. También, generó cierto malestar entre una parte de los vecinos, que se agruparon en diferentes asociaciones y libraron una batalla contra el plan.

Ante estas críticas, el consistorio, como hiciera con el Grao, acordó tumbar la propuesta de la promotora y quedarse de forma directa su gestión, una resolución que llevó a Metrovacesa a acudir a los tribunales. La justicia dio la razón a la compañía y el consistorio anunció que recurría, algo que nunca llegó a suceder en medio del cambio de poderes en el Ayuntamiento, tras las elecciones de 2023 que llevaron a Catalá al mando del 'Cap i Casal'. Por tanto, la sentencia fue firme y obligó a la corporación local a tramitar la propuesta de Metrovacesa, que recuperaba el PAI.

Se devolvió la gestión a la promotora, pero con la obligación de que rehiciera el proyecto e incorporara aportaciones del arquitecto madrileño, José María Ezquiaga, Premio Nacional y Europeo de Arquitectura, al que en tiempos de Ribó se le había adjudicado un contrato público por 230.000 euros para dar una solución a este ámbito.

  • Vista aérea de Benimaclet -

El nuevo esquema conjunto se presentó en febrero de 2024 al consistorio y en mayo superó la fase ambiental. La nueva propuesta incluye 1.345 viviendas, de las que más de 700 serán de protección pública, así como prevé un gran pulmón verde central de 30.000 metros cuadrados. Hace solo unas semanas que concluyó el periodo de alegaciones y ahora deberán analizarse para elaborar la propuesta final, que tendrá que elevarse al pleno municipal para su aprobación definitiva.

Por tanto, ambos proyectos han llevado caminos paralelos, pero avanzan hacia su resolución definitiva, por lo menos a nivel administrativo. Eso sí, no será algo inmediato. Todavía quedan años para que puedan iniciarse las obras de urbanización de estos entornos con sus viales, alcantarillado e iluminación. Y otros tantos para la construcción de sus complejos residenciales y dotaciones públicas, pero ya avanzan con un horizonte definido y cumpliendo hitos tras años en un cierto limbo burocrático.

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