Rafael Durá / Presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunitat

«Nos hemos visto metidos en una espiral originada por otros»

8/05/2017 - 

VALENCIA.- Corren tiempos difíciles para la construcción, motivo por el que el Colegio Oficial de Arquitectos de la Comunitat Valenciana (Coacv), financiado enteramente por los socios, ha tenido que apretarse el cinturón. «La austeridad nos ha permitido amortizar las deudas», asegura Rafael Durá, decano de la institución. Actualmente existe una directiva autonómica y tres entidades territoriales, pero la estructura se encuentra en pleno proceso de reforma. «Estamos pensando en digitalizar todos los trámites, lo que nos llevaría a centralizar la toma de decisiones, pero sin prejuicio de la territorialidad», avanza. Mantendrán, eso sí, sede en todas las provincias y continuarán trabajando con la Administración en proyectos repartidos por todo el territorio, desde el Plan de la Huerta al Parque Central de Valencia. 

— ¿Cuáles son las principales líneas de trabajo del Colegio?

La prioridad es mantener el visado de los trabajos, que constituye una garantía social de que el proyecto lo realiza un profesional competente. Jugamos con la seguridad de las personas y eso requiere un control por parte de los colegios. Va en relación con nuestro segundo pilar, que es la formación continua de los arquitectos. Aunque la universidad ofrece una base, hace falta educación actualizada a lo largo de toda la vida profesional. En España no es obligatorio, pero en otros países de Europa se exige un mínimo de horas. No tardará en llegar.

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— Tras la época vivida, ¿ser arquitecto es una profesión con mala fama?

— Nos hemos visto metidos en una espiral que no hemos originado. Que uno sea empresario y a la vez arquitecto es una cuestión diferente, ahí no entramos. Pero la labor puramente arquitectónica va por un lado y luego hay problemas referentes a las obras que nos han salpicado.

— ¿La Semana de la Arquitectura ha sido un recurso para acercarse a la gente?

— Engloba muchas formas de acercarnos, sí. Queremos que el público sepa que estamos ahí y tenemos un papel social, porque al final diseñamos tanto el hábitat privado como los espacios públicos. Dentro de esta cita hacemos visitas a edificios históricos y explicamos su evolución. En la última edición, potenciamos la función social mediante el concurso Habitar, pensado para diseñar elementos urbanos que alberguen a sin techo.

— ¿Mantienen una interlocución con la Administración con respecto a planes urbanísticos?

— Colaboramos en todo aquello que nos solicitan y nos piden. Estamos en comisiones de trabajo como el Plan de la Huerta o del Litoral; en la Marina no demasiado. También hicimos un informe para la Conselleria de Sanidad por el tema de La Fe antigua. En Alicante y Castellón está el Plan General de Ordenación, retomado por el nuevo Gobierno. Es una tarea compleja porque implica pensar cómo serán nuestras ciudades en los próximos 20 años, calculando además el impacto medio ambiental, y eso retrasa mucho.


— Pero era necesario ser más estricto con el cuidado de huerta y playas. 

­— Sí, era algo que tenía que venir. También hay que decir que en algunos planes estaba bien recogida la variante medioambiental, incluso respetada. Sin duda hay zonas muy degradadas. En la provincia de Alicante hubo unos años de legislación muy permisiva y se ha producido una alta ocupación del territorio. Con lo que se está haciendo se pretende corregir en la medida de lo posible.

­— ¿Están a favor de la peatonalización del centro de Valencia?

— Los centros históricos tienden a ello, es algo que pasa en toda Europa. El uso peatonal de estas zonas repercute en una mejor percepción del ciudadano. El trabajo en la Plaza de Brujas, por ejemplo, está pensado para que tenga más uso de los peatones y no tanto del tráfico rodado. Todo esto es una política conjunta con medidas a favor del transporte público y alternativo, como pueda ser la bicicleta. Para eso también hay que preparar la ciudad y debe pasar un tiempo. 

— ¿Valencia aún no está acondicionada para las bicicletas?

— Es una ciudad llana y no debería haber problemas, pero se requiere mayor preparación. También es un trabajo de concienciación ciudadana, porque hay que formar al conductor de bici y al de coche. Que se sepa que hay un carril bici y que se debe respetar.

«El uso peatonal de los centros históricos de las ciudades repercute en una mejor percepción de los ciudadanos»debe respetar. 

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— ¿Hasta qué punto urge desatascar proyectos como el Parque Central?

— Es una reivindicación antigua, lleva mucho tiempo parado. Hace falta su urbanización completa para crear una auténtica zona de parque en el centro, además de quitar las vías de la superficie. La estación debe estar donde está por accesibilidad, se trata de corregir el entorno. Esto requiere una inversión muy fuerte. Ahora parece que se está poniendo en marcha una fase, pero incompleta.

— ¿Hemos superado la crisis del ladrillo?

— Todavía no, ojalá. Se ven índices de mejoría, sobre todo en Alicante, y por la construcción de segundas residencias para extranjeros. Pero aún hay un parque de viviendas de bancos muy grande. Es un lastre para que el sector pueda empezar a moverse, aunque parece que el fondo ya  lo hemos tocado. Los visados de viviendas que se realizan en la Comunitat son una referencia, y en Alicante se han dado más, mientras que en Valencia y Castellón por lo menos no han bajado. 

— ¿Y de qué viven hoy los arquitectos?

­—  Se están haciendo más rehabilitaciones que viviendas de nueva planta. Hay un número elevado de casas que se construyeron en décadas anteriores sin normativas de aislamiento térmico, acústico, accesibilidad... y ahora necesitan una actualización, ya sea por eficiencia energética o por la instalación de un ascensor. Para esto también hacen falta ayudas públicas.

Conforme están las cosas, ¿aconsejaría a los jóvenes que estudiaran Arquitectura?

­— El problema es que nosotros creíamos que Arquitectura era sólo para hacer viviendas, pero el bagaje cultural de la carrera te abre muchas otras posibilidades. Hoy hay arquitectos trabajando en diseño de ropa, de muebles, escenografía..., campos que hace años eran impensables. Dicen los decanos de las universidades que, después de un tiempo de caída, las matrículas se han estabilizado. Hay que tener claro que, hoy en día, ser arquitecto no va sólo de hacer casas.   

* Este artículo se publicó originariamente en el número 25 de la revista Plaza (noviembre/2016)