VALÈNCIA. Tres mujeres de la esfera cultural, artística y artesana de la Comunitat Valenciana: Patricia Varea Milán, Ana Climent y Alba Abellán. Dos productos arrelados en nuestras tradiciones: la cerámica y los cacahuetes. Una pieza como resultado: Fruit del que fórem, una pieza cerámica colaborativa motivada por por recuperación del cultivo del cacau del collaret y la producción responsable de cerámica. Un recipiente con forma de este fruto seco que llama a reflexionar y tener en consideración nuestro entorno, la alimentación y los objetos cotidianos con utilidad.
Ana Climent, fundadora de Ca Climent, una marca de recuperación de la memoria hortícola y las semillas autóctonas, explica que este proyecto surge de la conexión entre ella y Patricia Varea Milán por una pieza publicada en la revista Traveler dedicada a la huerta de València. “Al leer la historia de cada una, las dos pensamos que teníamos que conocernos. Una publicación de Ca Climent que hablaba de las semillas de la revolución hizo el clic para que Patricia me invitara a su taller en Alboraia, y a partir de ahí empezó a surgir todo”.
Ana llevaba tiempo ideando una pieza cerámica similar al resultado final, que aprovechara la reconocible forma del cacau del collaret —una vaina con únicamente dos semillas—. El objeto simboliza un cacau abierto horizontalmente por la mitad. Las dos cavidades unidas funcionan como recipiente para servir los cacaus y para apartar las cáscaras. “A Patricia le encantó la idea y motivadísima, le dio forma llevándoselo a su terreno e integrando en la pasta cerámica las cenizas de las cáscaras de los cacaus que pelamos para las semillas de las siguientes cosechas”. Una cerámica con apariencia de cacahuete y materia prima reutilizada de esta variedad del Arachis hypogaea L.
“Después de unos meses trabajando concepto y contenido, durante los cuales contamos con la también con la ayuda de Alba Abellán, que tradujo mediante el estampado la textura de la pieza cerámica en imagen para crear la identidad visual de Fruit del que fórem, lo lanzamos a redes sociales”. Los textos digitales que acompañan a la comunicación rezan una contundente declaración: “Este cacau del Collaret ens recorda qui fórem i qui som. És fruit del nostre origen i arrel de la nostra identitat. Cada peça ceràmica és única. Un homenatge a ‘l‘inesgotable’ món vegetal, el que va habitar en el passat i el que, rescatat hui, habita en el present sense deixar de recordar-nos la cura que precissa”.
Varea Milán explica que el proceso de elaboración de estas piezas “comienza escuchando la historia de Ana Climent y las semillas de su abuelo Eduardo Climent. Ana, vino al taller y me trajo un puñado de semillas de cacaus del collaret para analizar su forma y su textura. Mi intención fue conseguir una pieza que transmitiera esa dedicación a la tierra y al alimento, que también es cultura, paisaje y territorio. Tuve claro que la propia cáscara que protege a la semilla nos daba la respuesta, por ello la pieza es una recreación de la misma con carácter funcional”.