VALÈNCIA. Los aniversarios abren la espita de la memoria. Sobre todo los aniversarios mediáticos y rumbosos, como el que celebró el diario Valencia Plaza. Nueve años lleva ya asomándose a nuestras tablets y a nuestros móviles, cerrando sus páginas al borde de la madrugada, situado en la vanguardia tecnológica del panorama informativo valenciano. Y eso que nadie daba un duro por su supervivencia. Y mírala, ahí está, la puerta de Alcalá.
La fiesta se celebró con un gentío como para suministrar personal al desembarco de Normandía. Nadie quiso perderse el aniversario. Hubo mucho corazón y vida en el Palau de les Arts. Políticos, empresarios, deportistas, artistas, gente de la cultura, la economía, las finanzas, hipstéricos, clásicos, modernos, convencionales, apocalípticos, integrados. Y dos huevos duros. Una cosa estupenda este conglomerado porque el público, cuántos más decibelios, más aplaude.
Hubo aplausos emotivos como el que provocó José María Más Millet, socio fundador de Valencia Plaza, cuando lamentó la ausencia del máximo accionista del grupo, Enrique Lucas, debido al fallecimiento, horas antes, de su mujer, Marisol Martínez Reig. Hubo aplausos entusiastas cuando Miguel Miró, director general de Ediciones Plaza, anunció el nuevo proyecto del grupo fuera de las fronteras de la Comunidad. Se llama Murcia Plaza (tenemos chica nueva en la oficina). También aplausos orgullosos cuando el director del diario Valencia Plaza, Javier Alfonso, afirmó: Nno queremos visitantes, sino lectores, y eso solo se consigue haciendo periodismo de calidad y con honestidad". Amén.