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Nubarrones sobre Podem, el eslabón aún más débil del Botànic tras Andalucía

10/12/2018 - 

VALÈNCIA. Una de las consecuencias que ha pasado más de puntillas en el análisis referido a la Comunitat Valenciana tras el resultado de las elecciones andaluzas es la situación en la que queda Podem de cara a los comicios autonómicos de mayo de 2019. 

Un rendimiento, el de aquellos comicios, en cierta medida decepcionante para el partido de Pablo Iglesias y que preocupa, no solo a la propia estructura valenciana de esta fuerza política, sino incluso en ciertos sectores de sus socios del Botànic, PSPV y Compromís, que aunque puedan beneficiarse de alguna manera del deshinchamiento de Podem temen que su concurso sea necesario ante una irrupción en Les Corts de la extrema derecha encarnada en Vox.

La formación morada, representada por Adelante Andalucía en la cita con las urnas, cosechó 17 escaños pese a ir de la mano con Izquierda Unida. Por separado, en 2015 Podemos consiguió 15 diputados y su aliado, cinco. Es decir, la confluencia no funcionó y estas formaciones cosecharon tres representantes menos (300.000 votos en total) de lo logrado hace tres años cuando concurrieron por separado.

Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez no han mantenido una gran sintonía. Foto: EFE

Una situación que no es novedosa: en la alianza de estas dos fuerzas políticas llevada a cabo para las elecciones generales en 2016 tampoco se lograron los resultados esperados. Así, Podemos e IU sumaron por separado 1,2 millones de votos más de los que consiguieron conjuntamente y, en total, solo alcanzaron un escaño más (45) de la marca alcanzada un año antes en la anterior convocatoria.

Dos pistas que a priori no han variado la hoja de ruta. El propio secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, aseguraba días atrás después de los resultados en Andalucía que someterían los mismos a un "análisis muy profundo" y con la conveniente "autocrítica", si bien descartó afrontar una ruptura de la alianza.

Así pues, Podem y Esquerra Unida -que siguen sus negociaciones sobre las candidaturas- concurrirán conjuntamente salvo que no alcancen un acuerdo sobre las posiciones a ocupar en las diferentes listas.

Rubén Martínez Dalmau, candidato de Podem a la Generalitat. Foto: KIKE TABERNER

Pero, ¿por qué es un aviso especialmente importante lo ocurrido en Andalucía para Podem? Una de las circunstancias que más preocupa en la formación morada es la diferencia en grado de conocimiento que tiene su candidato a la Generalitat, Rubén Martínez Dalmau, frente a otros del calibre del presidente, Ximo Puig; la mediática Mónica Oltra, o incluso el actor Toni Cantó, que se perfila como cabeza de cartel de Ciudadanos. 

Más aún cuando en Andalucía, la candidatura morada estaba encabezada por una dirigente conocida -en todas las encuestas con más de un 60% de notoriedad- como Teresa Rodríguez y los resultados alcanzados fueron igualmente flojos. 

Pero no es el único punto que genera debate. Conviene recordar que Podemos no quiso pactar con Susana Díaz en 2015, un hecho que reiteró durante esta última campaña electoral aunque en esta ocasión ni siquiera los números lo hicieron posible. Así, la dirigente socialista se convirtió entonces en presidenta de la Junta de Andalucía con los votos de Ciudadanos, por lo que Teresa Rodríguez mantuvo -por así decirlo- un aura de pureza que, sin embargo, no le ha permitido recoger, tal y como revelaba un estudio de Sigma Dos en El Mundo este sábado, el grueso del importante número de votos desencantados que han caído del árbol del PSOE-A.

Oltra, Puig y Estañ, líder de Podem, en el último acuerdo presupuestario. Foto: EVA MÁÑEZ

¿Por qué resulta preocupante para Podem? La estrategia de la formación morada de no entrar en los ejecutivos ha dado lugar ha situaciones complejas de administrar a las estructuras autonómicas. Un ejemplo claro ha sido el de la Comunitat Valenciana: el constante funambulismo parlamentario de Antonio Estañ y los suyos para tratar de, vía presión en Les Corts, sacar adelante medidas de su programa electoral para después 'vender' a los medios de comunicación su posición de fuerza como partido no sido demasiado exitosa. Al menos, es lo que han señalado la mayoría de encuestas publicadas, que apuntan a un descenso de escaños de Podem que en algunos casos alcanzan la mitad de los representantes.

Así pues, si en Andalucía la formación morada fue rebelde frente al socialismo -que lleva una 'mochila' de más de 30 años de gobierno- y no ha conseguido apenas robarle voto -o evitar que parte del suyo fuera a la abstención- pese a que muchos sondeos sí lo apuntaban, las previsiones de la Comunitat donde ha jugado un papel secundario de respaldo al Consell del Botànic amenazan con el estrechamiento del espacio de Podem hasta límites desconocidos. Especialmente cuando en tierras valencianas existe la vía de otro actor potente de izquierdas -algo que no ocurre en Andalucía- como es Compromís, lo que complica más aún la situación para los de Estañ.

Hay otras percepciones sobre lo ocurrido en Andalucía. Algunos, simplemente, prefieren asumir con naturalidad el resultado al considerar que las elecciones andaluzas de 2015 llegaron en el mejor momento para el partido de Pablo Iglesias, después del éxito sorprendente conseguido en los comicios europeos de unos meses antes. O lo que es lo mismo, la alianza de Podemos e IU ha permitido consolidar un espacio que se consiguió en un momento de máxima ebullición y, en conclusión, los resultados no deben considerarse malos.

A todo ello hay que sumar que la formación morada en la Comunitat y EU todavía no tienen formalizado un acuerdo y que Podem, por gentileza de Pablo Iglesias, se encuentra inmerso en un proceso de primarias para Congreso y Senado que también apunta a levantar ampollas internamente. Unas previsiones que no resultan halagüeñas para una presumible alianza que, salvo que la marca estatal mantenga el pulso, podría tener que conformarse como techo con los 13 diputados conseguidos en 2015. 

En cualquier caso, el aviso llegado desde Andalucía ya no solo para Podem-EU, sino también para PSPV y Compromís, es que la movilización de la izquierda frente a un hipotético frente de derechas formado por PP, Ciudadanos y Vox, es una cuestión imperiosamente necesaria para garantizar la supervivencia del Botànic.

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