Esta es Farhat. Farhat tiene 65 años.Farhat es afgana.Farhat está sola.Farhat llegó sola al campamento de Katsikas. Farhat tiene cuatros hijos, todos ellos están en Europa. Farhat es refugiada de segunda categoría, o de tercera.” Yo nunca he estado en un campo de refugiados, pero Yvonne Giménez Belmonte sí. Y éstas han sido sus crónicas desde allí.
“Farhat llegó una tarde a por la ropa que se entrega de manera ordenada a los distintos refugiados, siempre a través de un ticket, y en una cantidad determinada. Llegó sola. Ese día yo estaba en lo que llamamos "la tienda", que es un espacio donde se expone de manera ordenada por género, tipo de prenda y talla, toda la ropa que llega a través de donaciones. De esta manera al menos el refugiado o la refugiada, pueda tener un poquito de dignidad y elegir las prendas que más le gustan.
Yo ayudé a Farhat a elegir su ropa, y la vi tan sola, que decidí acompañarla a su tienda. Desde ese día, cada día de los que estuve en el campo fui a tomar un té con ella. Ella recibía mi visita con gran alegría, y aunque solo hablaba farsi y no podíamos entendernos, nos mirábamos, nos tocábamos y nos sonreíamos.
Con ella aprendí que en Katsikas Camp hay refugiados sirios, kurdos y afganos. Los afganos son los que menor oportunidad tienen de ser reconocidos como refugiados políticos, ya que no se considera que su país esté en guerra aunque impere el régimen talibán. Por poner un ejemplo, pueden llegar a matar si te oyen que sabes hablar inglés, el idioma del enemigo”.
Esta es sólo una de las historias que Yvonne nos acerca de su experiencia en terreno, pero no la única. Una experiencia corta pero intensa. Una experiencia que ha vivido con la ONG olVIDAdos Una experiencia que le hace ver la vida con otros ojos. Y una experiencia imprescindible para sensibilizar a quienes estamos en su entorno. Porque… ¿cuánto tiempo más vamos a estar hablando de refugiados sin saber de qué hablamos? ¿Sin hablar con conocimiento de causa? ¿Sin haber convivido en su entorno? ¿Sin haber conocido a ninguno de ellos? Yvonne estuvo con Noor y con Yasmine.
“Este es Noor. Noor es de Siria. Esta es Walaa. Walaa es siria de Damasco. Noor y Walaa se conocieron en el campo de Katsikas hace 5 meses y ahora son novios. Noor era diseñador de Pull&Bear. Noor iba al gimnasio. Noor tenía una vida como tú y como yo. Con su perfil de Facebook, su conexión al mundo y sus redes sociales. Walaa estudiaba Económicas y Derecho. Solo pudo estudiar dos años. Después la guerra. El miedo. La huida. Como dicen en una de las fotos su vida se paró cuando llegaron a Katsikas. Hace ya más de cinco meses.
“Esta es Yasmine. Yasmine tiene 12 años. Yasmine es Siria de Alepo. Yasmine es kurda. Yasmine tiene 5 hermanos. Los más pequeños dos mellizos de apenas un año. La ciudad de Yasmine era bonita. La ciudad de Yasmine está destruida. Hace 6 meses Yasmine huyó junto a su familia incluidos los dos bebes que entonces tenían solo unos meses. Yasmine ahora vive en Katsikas en Grecia, en un campo de refugiados. Yasmine sonríe. Pero aquí no hay presente y el futuro es muy incierto.”
Como destaca Acnur : “Los campos de refugiados son asentamientos humanos diseñados para dar atención a aquellas personas que huyen de la guerra o de los conflictos armados. Generalmente se ubican en territorios fronterizos, lejos de las zonas de conflicto. Surgieron a raíz de la Convención del Estatuto de los Refugiados, en 1951, y se han convertido en una solución inmediata a las crisis migratorias y desplazamientos forzados. No obstante, los campos de refugiados no pretenden ser una solución a largo plazo”.
Una realidad que no siempre se consigue pues hay campos de refugiados que llevan décadas sin resolver la situación de sus refugiados. Refugiados que no tienen más opción que vivir allí , separados de sus familias y con la ilusión de volver a sus países aunque sigan en guerra. En los campamentos las organizaciones internacionales y ong crean servicios, centros de salud, colegios y espacios de todo tipo como si de una ciudad se tratara. Yvonne Giménez nos cerca algunas de las actividades que ella ha vivido en Katsikas Camp, con clases de arte, noches de cine y hasta un salón de belleza.
“En el campamento hay varios artistas, Kuwa, Walaa, Toni, Sulaf o Ahmed y estos días han hecho una exposición con sus cuadros. Cuadros que dejan ver el horror por el que han pasado. Y en algunos casos también la esperanza. También hay dibujos de algunos jóvenes, que ven a los equipos de voluntarios españoles como Don Quijote y Sancho Panza llegando a Katsikas Camp. Quizá porque quieren creer que todo esto no sea más que una locura, un mal sueño del que pronto despertarán".
Nunca he pisado un campo de refugiados pero se que algún día lo haré. No se cuándo, ni dónde ni el proyecto que me llevará a ello pero sé que allí estaré. Por desgracia me temo que seguirán habiendo muchos campamentos por el mundo y tendré dónde elegir. Por desgracia sé que conoceré de primera mano cómo viven, qué comen, cómo son sus rutinas diarias y cómo se construyen esas “microciudades” con sus propios roles, sus propias conductas y sus propias reglas. Porque no olvidemos que aunque los campamentos de refugiados son asentamientos temporales hay quienes nacen en un campo de refugiados y todavía no ha salido de él.
La semana que viene… ¡más!