Disponible en Netflix, está basada libremente en la operación encubierta de mayor duración en la lucha contra el narcotráfico realizada por la policía belga y holandesa. Cuenta con la participación del actor español Rubén Ochandiano en los tres últimos episodios
VALÈNCIA. El 9 de junio de 2009, en un tranquilo camping de la localidad fronteriza de Lommel (Bélgica), fue arrestado el ciudadano holandés Janus Van Wesenbeeck, más conocido como ‘Harry Potter’. Tras casi dos años de operación encubierta, con la participación de dos policías británicos infiltrados en el complejo vacacional bajo el papel de amables vecinos, el mayor distribuidor de MDMA de Europa y toda su banda fueron finalmente detenidos. Su modus operandi, menos ostentoso que narcotraficantes tan populares como Pablo Escobar (sin yates ni grandes mansiones), les permitió pasar desapercibidos durante mucho tiempo.
Coproducida entre Bélgica y Holanda, y disponible en Netflix para gran parte del mundo, la serie sobre narcotraficantes europeos Operación Éxtasis (o Undercover) se suma a la ya saturada oleada de series de género (Narcos, Gomorra, Fariña, El Chapo, Félix), cumpliendo, eso sí, con los cánones de forma correcta.
Además, como buen Buddy Cop Show (Miami Vice, Expediente X, The Killing, Bron, Bones, Castle y hasta Sherlock), cuenta la historia de dos policías infiltrados que deben trabajar juntos durante meses, y, por tanto, llevarse bien, pese a tener caracteres radicalmente opuestos: él es belga y ella holandesa; él está casado, mientras que ella está abierta a todo; uno es más bien chapado a la antigua y la otra independiente y moderna; a él le gusta llevar los pantalones, y a ella que no le gusta que le den órdenes. Una buena materia prima para que salten chispas durante su trabajo policial.
Los agentes Bob Lemmens (Tom Waes) y Kim De Rooij (Anna Drijver) entrarán en el camping como una pareja de recién enamorados y nuevos vecinos del narcotraficante de éxtasis Ferry Bouman (Frank Lammers), que vive con su novia Dannielle (Elise Schaap) y su perrita Khaleesi (lamentablemente no les dio tiempo a ver el final de Juego de Tronos y arrepentirse del nombre, sic).
En el mismo complejo conviven más colaboradores del traficante, como su mano derecha John (Raymond Thriy), su yerno y demás familia. Una serie de personajes que pasan unas aparentes, aunque perpetuas, vacaciones: hacen barbacoas con sus vecinos, se dedican a ver partidos de fútbol del PSV Eindhoven, etc, mientras supervisan el envío de cargamentos de tres millones de pastillas de éxtasis. Narcotráfico en formato chándal.
El camino no será fácil. No solo se encontrarán con la resistencia de una organización muy cuidadosa y tremendamente desconfiada. Una manzana podrida dentro del cuerpo policial dará ventaja en determinadas ocasiones a los criminales. En paralelo, la entrada de la nueva pareja de “turistas” desencadenará todo tipo de conflictos en las relaciones personales de unos y otros personajes.
Entre las interpretaciones destaca la de Frank Lammers como Ferry Bouman, un traficante obsesionado con la amistad y la lealtad, aspecto que, sin embargo, se convertirá en su talón de Aquiles, al iniciar una nueva amistad con esta pareja de policías.
La producción, que ya se considera un éxito en países como Francia, Austria, Suiza y Alemania, además de Bélgica y Países Bajos, está rodando en la actualidad su segunda temporada.
Las similitudes de Operación éxtasis con el caso real del narcotraficante holandés Janus Van Wesenbeeck, en la actualidad en paradero desconocido tras cumplir diez años de prisión, llevaron a su abogado a intentar en vano prohibir la serie a través de los tribunales. La realidad es que, aunque los nombres de los personajes distan de los reales, las líneas básicas de la investigación criminal más famosa de los Países Bajos es casi idéntica, y para el público local, por tanto, se considera como referencial. Aquí, donde es menos conocido el caso, se visiona como una historia de ficción sin más, restándole algo de interés. Porque Operación Éxtasis no es una grandísima serie, pero sí se trata de un buen producto para el atracón y el entretenimiento sin más pretensiones.
Durante los tres últimos episodios el espectador de España descubrirá a una cara tremendamente conocida. Se trata del actor Rubén Ochandiano, que interpreta magistralmente el personaje de Carlos, un supuesto intermediario con los traficantes de Latinoamérica.
El actor, que comenzó su andadura en la popular serie juvenil Al salir de clase, ha sabido labrarse un hueco, con papeles secundarios con capacidad de dejar poso, en producciones internacionales, colaborando con directores como Alejandro G. Iñarritu (Biutiful), Steven Soderbergh (Che), Juan Jose Campanella (Vientos de agua) o Gabriele Salvatores (Amnesia). Intérprete políglota (habla francés, inglés, italiano y catalán), en 2016 pudimos verlo también en The Infiltrator, film protagonizado por Bryan Cranston; en 2017 participó en la serie Snatch, producida por Crackle junto a otras televisiones europeas (en España, disponible en Orange); y el próximo verano reaparecerá en la pantalla grande con el estreno la nueva película de Daniel Calparsoro (El silencio de la ciudad blanca).
Fue una serie británica de humor corrosivo y sin tabúes, se hablaba de sexo abiertamente y presentaba a unos personajes que no podían con la vida en plena crisis de los cuarenta. Lo gracioso es que diez años después sigue siendo perfectamente válida, porque las cosas no es que no hayan cambiado mucho, es que seguramente han empeorado