Desde hace 130 años, la Batalla de las Flores pone el punto final a la Gran Feria de Julio de València.
VALÈNCIA. Este colorido evento poco tiene que ver con el combate naval de la guerra anglo-española con el que comparte nombre y que tuvo lugar en la isla de las Flores, en el archipiélago de las Azores, en el año 1585.
En este caso, hablamos de una batalla simbólica, de corte decimonónico, en la cual las señoritas de "buena condición social", montadas en sus carrozas, lanzaban flores al público que se agolpaba a su paso.
Con los años, la Batalla de las Flores ha sabido combinar la tradición ferial, el arraigo valenciano y los nuevos tiempos, convirtiéndose en uno de los patrimonios festivos más destacados de la ciudad. Pero, ¿conoces su origen?
Muchos pueblos y ciudades celebran "batallas de las flores". Pero pocos saben que la primera contienda de estas características en España se celebró en Valencia en 1891 por iniciativa de Pasqual Frígola, barón de Cortes de Pallás.
No se trataba de una invención propia: se exportó y se hizo a semejanza de los grandes festejos lúdicos y florales que se realizaban en Niza con motivo del Carnaval.
Sin embargo, las características de nuestra ciudad y las referencias constantes a la Huerta Valenciana imprimieron a esta celebración un toque único y popular, que sigue conservando en la actualidad. No podemos olvidar que el Barón de Cortes de Pallás era el Presidente de Lo Rat Penat, institución dedicada a salvaguardar la lengua y la cultura valenciana.
La Batalla de las Flores se convirtió en el acto principal de la Feria de Julio a finales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX, mucho antes de que los conciertos inundaran los Jardines de Viveros, convirtiéndose en los auténticos protagonistas.
Originalmente, los principales promotores de la Batalla de las Flores fueron las familias burguesas y adineradas de la capital del Turia. Lo hicieron como una forma de lucirse y para celebrar de forma un tanto ostentosa la llegada del verano, dejando a un lado cualquier viso de protocolo. En ese momento ya se lanzaban flores al aire, principalmente clavelones de colores llamativos como el naranja, el amarillo y el rojo.
Desde entonces y hasta la actualidad, la batalla se realiza en el mismo lugar (el Paseo de la Alameda, epicentro de la vida social en la época), a caballo, en calesas y en carrozas decoradas.
Estas últimas compiten entre ellas y, desde mediados del siglo XX, son puestas a punto por los artistas falleros durante la tradicional "Nit y Sopar de la punxà".
¿Conocías estas características de la Batalla de Flores de Valencia? No te la pierdas su vuelta el 31 de julio en la Alameda.
La carroza 'La Llorona', de Francisco Tarazona, se llevó la victoria con una ornamentación de inspiración mexicana