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Pablo González Tornel: "Si queremos que el museo investigue, difunda y restaure necesitamos personal capacitado"

28/12/2021 - 

VALÈNCIA. Hace algo más de un año que Pablo González Tornel pisó por primera vez el Museo de Bellas Artes de València como su nuevo director. Tornel llegaba con el objetivo de poner orden y dar estabilidad a una casa por la que habían pasado cuatro directores en dos años, un trabajo que se materializa ahora con la presentación de la programación para 2022, para la que comisaria dos exposiciones, entre las que destaca la ambiciosa Ánima, una retrospectiva del retrato como dispositivo para generar memoria más allá de la vida. Este año, además, ha estado marcado por dos hitos: la llegada del Retrato de Michele Marullo Tarcaniota de Botticelli y, hace unos días, de la colección Gerstenmaier. El arte, sin embargo, es una parte de un todo en el que la gestión no solo es importante sino que es el principal dolor de cabeza de una institución que sigue soñando con su autonomía. Sobre esta y más cuestiones, hacemos balance con Pablo González Tornel. 

-Ha pasado más de un año desde su llegada, ¿es la realidad del museo como la esperaba?
-Para bien y para mal había ciertas cosas del funcionamiento interno que conocía porque había trabajado aquí tanto como investigador como en el montaje de exposiciones. Ahora bien, plenamente consciente solo se es cuando uno lleva un tiempo al frente de un museo de estas dimensiones. Hay sorpresas de todo tipo. Desde querer trabajar mucho y que a veces falten recursos o personal, algo que tenía más o menos claro, pero también he constatado que es un lugar maravilloso para trabajar para un historiador del arte. Trabajar todo el día rodeado de belleza vale la pena enormemente, difundirla y ver que hay una respuesta del público. Esto es un mastodonte de gestionar, esa es la parte menos dulce, pero tremendamente necesaria para que todo funcione. 

-¿Cuál ha sido la gran batalla? 
-Los dos grandes elementos sobre los que hay que trabajar, y que pueden convertir al museo en una pinacoteca de primer orden, es la ley de autonomía y un presupuesto acorde a las dimensiones de la colección. En ambos asuntos se está trabajando por parte del museo y del gobierno autonómico y estatal. Espero que se consiga y que esto nos permita situarnos en la misma liga de funcionamiento, agilidad o para captar patrocinios de museos como el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) o el Museo de Bellas Artes de Bilbao, que funcionan de una manera envidiable. 

-El pasado mes de febrero, tras la comisión del nuevo patronato, Carmen Amoraga [directora general de Cultura] confirmó que se ha descartado las fórmulas del consorcio y de la fundación y lo que está sobre la mesa es "un ente más o menos autónomo”, ¿qué fórmula está sobre la mesa?¿se está haciendo suficiente presión desde València?
-La fórmula jurídico administrativa a la que se llegue no es lo relevante, lo relevante es que se llegue. El MNAC es un consorcio y Bilbao es una fundación, por ejemplo. La figura será una figura más parecida a lo que es el IVAM o el Consorci, aunque también se puede buscar otra manera, como ente autónomo administrativo. Lo importante es que se llegue a un destino y es menos complejo de lo que parece. No se está discutiendo la titularidad de las obras o el edificio, sino el organismo de gestión y ese es un organismo enteramente autonómico con lo que, mientras no se toque las titularidades, no debería presentar mayores problemas. 

-La conversación sobre la autonomía del museo no es nueva, ¿de qué plazos hablamos? 
-Hay una clara voluntad del gobierno autonómico y central por llegar a una solución. Tengo confianza en que en un plazo de tiempo más bien corto se va a llegar a una solución para el museo. No se trata de conversaciones informales, se está trabajando con el clarísimo objetivo de llegar a una solución que espero que veamos en breve. 

-La otra batalla es el presupuesto, que además este año ha vuelto a retrasar los proyectos del Ministerio para el museo. 
-Las aportaciones directas son prácticamente imposibles porque a pesar de que repetimos que tiene presupuesto en realidad lo que tiene es una línea presupuestaria, un apartado dentro del presupuesto general. No hay manera por parte del estado de hacer una aportación directa, con lo que no se puede hacer una comparación con IVAM o Les Arts porque al ser autónomos tienen esa capacidad para recibir ingresos y, también, una cierta capacidad para reclamar.

"desconozco las razones de fondo por las que no se destina presupuesto al plan museológico"

Los dos proyectos importantes que tenemos pendientes de resolver por acción ministerial son el plan museológico y la dignificación del entorno. El segundo es una actuación de tipo urbanístico y lleva tal proceso de autorizaciones que ha sido muy lento y solamente recientemente parece que está todo claro para que siga adelante, cuando se dote presupuestariamente. Sobre el plan museológico desconozco las razones de fondo por las que no se destina presupuesto. Sé que el Ministerio tiene que hacerse responsable de una serie de museos de los cuales sigue detentando la titularidad pero no la gestión. Ahí entran, entiendo, una serie de juegos para intentar ser ecuánime y, además, con un prepuesto que en cultura siempre limitado. Esto son elucubraciones, pero lo que sé es que en la elaboración de los presupuestos del año que viene se ha decidido no incluir en cultura la reforma de la museografía del Museo de Bellas Artes. 

Es muy importante la renovación de la museografía, todos los museos lo hacen con cierta periodicidad porque los planteamientos caducan. De repente, el museo no es un museo de hoy sino de anteayer. Todo envejece. Yo intento intervenir sobre la museografía del museo a pequeña escala pero intervenciones como vaciar y volver a llenar la Sala de Retablos sin una inyección económica fuerte es muy difícil. Ahora bien, no pensemos que una museografía va a cambiar el Museo de Bellas Artes. No será una revolución. 

-Hace unas semanas en Culturplaza publicábamos un artículo sobre la falta de personal generalizado en las instituciones culturales valencianas, que afecta también al museo, ¿es sostenible a largo plazo?
-Si el objetivo es que la que es probablemente la segunda mejor colección pictórica de España sea simplemente un lugar en el que se cuelguen las cosas, pues entonces seguramente podremos funcionar con el personal que hay durante mucho tiempo. Ahora bien, yo creo que a un museo de estas características se le piden otras cosas, cosas que además están definidas en la ley estatal de museos. Si queremos que un museo investigue necesitamos personal que esté capacitado para ello; si queremos que un museo difunda tenemos que tener personal capacitado para difundir; y si queremos que un museo restaure y conserve tenemos que tener personal capacitado para ello. En la actualidad falta todo. Las plazas que hay creadas son muy escasas para un museo de estas dimensiones, con el añadido de que algunas están sin cubrir. No estamos en un momento particularmente propicio para nada, porque estamos con unos procesos de oposición abiertos que nos tienen a la espera. Si queremos que este sea un museo tal y como los define la ley necesita más personal del que tiene, sino es muy difícil investigar, porque los que estamos aquí damos para el mantenimiento diario y trabajando mucho. 

-¿Con la nueva fórmula de gestión del museo debería agilizarse?
-Muchas cosas no es que no se quieran hacer, es que no se pueden hacer mientras no se resuelva lo principal. Dicho lo cual, es importante decir que una de las mayores alegrías de esta dirección es el personal, que es fantástico. Uno lo ve desde fuera, con todo lo que hacemos, y parece que vayamos sobrados [ríe] 

-En este año dos noticias han dirigido más de una mirada al museo: la llegada del Botticelli, de Guardans Cambó; o la recepción hace unos días recibió la colección Gerstenmaier. ¿Son hechos aislados o dicen algo de hacia dónde va el museo?
-Creo que en general las cosas suceden a las personas o instituciones que se empeñan en que las cosas sucedan. Esta casa tiene visibilidad y una proyección que no esta basada en el vacío sino en el trabajo. En este sentido, es muy importante lo que haces y también contarlo. Yo creo que en el museo se ha hecho un esfuerzo muy grande por trabajar y, también, por contarlo. Esto hace que llegue a mucha gente y eso tiene consecuencias. Me encantaría que cuando a una persona se le pase por la cabeza donar una obra de arte piense en el museo. Es bueno para todos. Esa es la línea.

-¿Fue un tanto agridulce que esa Virgen con niño sea finalmente firmada al taller y no a Rubens? 
-Para mí no particularmente. Conozco la obra desde bastante antes del cambio de cartela. Estos son cosas que se deben dejar a los expertos y ya está. La pieza es excepcional, no creo que sea de gran relevancia cuánto participó el propio Rubens y cuánto los miembros de su taller, que como sabemos todos era un taller inmenso. La pieza es excepcional y emociona con solo verla, que es lo importante. 

-En la programación de 2022 será comisario de Ánima: pintar el rostro y el alma, la gran apuesta del próximo curso.
-Los comisariados internos tienen una justificación. Al fin y al cabo un comisariado es mucho trabajo y como es en la institución que dirijo obviamente no está remunerado. ¿Qué ocurre? Tenemos un personal muy reducido y cuando tú haces que el comisario sea de la casa te aseguras de que va a asumir mucho más trabajo del que habitualmente asume un comisario, porque nosotros no tenemos personal de coordinación de exposiciones. Esto, además, en una situación desde el punto de vista económico mejorable y agudizada por la pandemia, en la que no sabes si los comisarios en caso de no estar en València van a poder desplazarse con facilidad. La verdad son producciones muy propias porque no contamos con medios y personal para hacer grandes producciones con un comisario estrella. No nos lo podemos permitir. 

Con Ánima tengo una vinculación intelectual muy fuerte. Esta es una gran exposición, con cerca de 90 piezas, que ocupará las dos salas temporales y que inicialmente nace con la idea de ver para qué sirvieron los retratos en la Edad Moderna, que tiene que ver con esa lucha contra la muerte. La muerte acaba con todo, pero solo se puede sobrevivir a ella a través del retrato, que hace que tengamos un cuerpo una vez ha desaparecido el nuestro. La idea era viajar con esta idea por los retratos, fundamentalmente, del siglo XVII, pero después, conforme iba trabajando, me pareció que muchos de los valores eran extensibles hoy. Cuando el público vea la exposición verá que desde el primer momento las llamadas a lo contemporáneo son continúas, a arte de principios del siglo XX. Te das cuenta de que no hay nada nuevo bajo el sol. Y no solo a principios de siglo. Cuando el dictador se hacía hacer esculturas ecuestres y las plantaba en medio de las plazas no estaba haciendo ninguna otra cosa que no hubieran hecho los reyes en el XVII, Luis XIV o los Austrias. Esas conexiones se podían hacer todo el rato y me ha permitido incluir a personajes que quizá estén más cerca de la sensibilidad de los espectadores. 

"HAY DISEÑADAS INTERVENCIONES EN LA COLECCIÓN PERMANENTE PARA 2023 DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO"

-Otra de las propuestas del próximo curso es Hacia poéticas de género: mujeres artistas en España (1804-1939), una producción del Consorci de Museus de la Comunitat Valenciana y el Museo de Zaragoza. Hemos visto museos que siguen sin abordar esta cuestión, algunos que lo hacen con peor y mejor atino, ¿por qué esta exposición es la mejor manera de atacar esa cuestión?
-Muchas veces las exposiciones nos sirven a los que trabajamos en los museos para experimentar y para testar las cosas que funcionan y que no funcionan. No se trata de que cuando uno acepta una exposición temporal externa diga exactamente lo que uno diría sobre un tema, sino de escuchar voces distintas que te ayuden a ver cosas que no veías o a reafirmarte. Creo que esta exposición va a ser relevante y sobre todo nos va a a ayudar a mirar las colecciones de otra manera. Hay unas pocas piezas del museo, pero vamos a ver de qué manera se trabaja el conjunto, qué enseñanzas podemos extraer de ese trabajo y qué es de aplicación en el museo. Este es un tema que tenemos siempre en mente, de hecho hay diseñadas intervenciones en la colección permanente para 2023 desde el punto de vista de la perspectiva de género, intervenciones bastante más ambiciosas de las que hemos hecho este año. Vamos a trabajar en una visibilización de mujeres artistas de principios del siglo XX, que es donde nosotros podemos jugar algo. 

-El museo además será uno de los centros que se vinculará a la Capitalidad Mundial del Diseño con ‘Diseño, seda y flores’, de la que también es comisario, ¿cuál es la aportación económica o material para su producción? 
-No hay. Esto es porque el museo cree que debe contribuir a los proyectos culturales de la ciudad de València.

-Hablaba al principio de la conversación de trabajar rodeado de belleza, ¿con qué obra del museo le gusta más toparse?
-De las obras que hay en el museo, creo que la más emocionante es el Ecce Homo de Juan de Juanes, una pieza situada al final de la Sala de Retablos que a veces pasa un poco desapercibida, rodeada por piezas que de entrada pueden parecer más vistosas. Es una de las mejores encarnaciones pictóricas del carácter humano de la figura de Cristo. Está realizado con una factura impecable, probablemente la mejor obra de Juan de Juanes que tenemos en el museo. 

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