VALÈNCIA. Soltó aire el gobierno municipal de València tras un año de tensiones latentes y continuadas. El despido -que no dimisión- del gerente de la EMT, Josep Enric García, anunciado por sorpresa este miércoles por el presidente de la empresa pública y edil de Movilidad, Giuseppe Grezzi, fue la herramienta con la que Compromís y PSPV trataron de dar carpetazo a la crisis política abierta tras el fraude de cuatro millones de euros perpetrado en septiembre del año pasado. Un movimiento que no por esperado ha sido sencillo. Y aunque servirá para desbloquear las conclusiones de la comisión de investigación sobre la estafa y destensar las relaciones en el seno de gobierno, no parece que vaya a ser suficiente para la oposición.
Su continuidad era casi imposible tras la presión política elevada con la vuelta al cole, que no era otra cosa que el último arreón de un Tourmalet avistado desde hace meses. La oposición, entendiendo que fallaron mecanismos internos de control en la empresa durante la estafa, pedía cabezas: tanto la de Grezzi como la del gerente. Los socialistas, socios de Grezzi en el ejecutivo, también entendían la necesidad de una asunción de responsabilidades por parte de García. Pero el presidente de la EMT y el alcalde, Joan Ribó, de Compromís, no lo entendían así, pese a que existían voces asentadas en la coalición valencianista que pedían dejar caer al directivo de la mercantil.
El planteamiento parecía claro para los socialistas: la salida iba a ser por las buenas -la dimisión- o a las bravas -el cese sin acuerdo con Compromís-. "No podemos permitirnos estar en un gobierno en el que no se asuma ninguna responsabilidad política por lo sucedido", aseguraba hace pocas semanas una destacada voz socialista. Básicamente, porque de estar en la oposición, esa sería la postura lógica. Por ello, ambos partidos de gobierno negociaban en la trastienda, de la mano de la socialista Elisa Valía y con la concurrencia del vicealcalde por Compromís Sergi Campillo, según explican varias fuentes.
Ambas formaciones de gobierno consideraban que más allá del fraude de cuatro millones de euros, la gestión del gerente en los cuatro años previos fue notable. Por ello, conforme discurrían los días, más se tenía clara la intención de buscar una solución lo más honrosa posible para el directivo, al entender que una salida abrupta podría desestabilizar el gobierno.
Pero al mismo tiempo, más parecía alejarse el acuerdo públicamente: la pasada semana Ribó defendía ante los medios que el gerente debía quedarse, y hace apenas dos días, Grezzi sostenía lo mismo. Unas declaraciones que no hacían más que extrañar detrás del telón y escenificar un posible choque de trenes de magnitud imprevisible. El edil de Movilidad "no tiene demasiado que perder", aseguraban entonces en su propia formación.
Nadie se atrevía a comentar en público cómo se habían desarrollado las conversaciones. "Estas decisiones complicadas, cuanta más calma y menos ruido haya, son más sencillas de sacar adelante", explicaba otro miembro del equipo de gobierno. Casi una súplica ante las insistentes preguntas de los medios de comunicación, conocedores de que una decisión sobre esta controversia era inminente -septiembre era la fecha tope-, y que a juicio de las fuentes consultadas, dificultaban el proceso. Tanto el primer edil como la vicealcaldesa del PSPV, Sandra Gómez, se desmarcaron de la negociación para evitar un desgaste político que se consideraba innecesario a ese nivel.
Fue en la última semana, según fuentes consistoriales, cuando se cerró el proceso, de manera silente y minuciosa. Tanto que buena parte de los ediles de gobierno no tuvieron conocimiento de que Grezzi anunciaría el cese del gerente este miércoles. El concejal, visiblemente afectado, compareció ante los medios y leyó una intervención en la que consideró injusto el trato otorgado al directivo de la empresa y destacó los buenos haceres de la EMT bajo su mando.
Destacó el hecho de que la salida se produjera mediante el despido -que conllevará unos 17.000 euros de finiquito e indemnización, según cálculos realizados en base a su contrato- y no mediante la dimisión. Según el edil, la decisión se ha tomado para empezar "una nueva etapa" en la empresa de autobuses municipal y que nada tiene que ver ni con la comisión de investigación ni con el fraude. Un día cualquiera de 2020, el presidente de la EMT decidió motu proprio echar a su gerente, técnico especialista en gestión de movilidad, del que sólo tuvo excelentes palabras. Apenas un suspiro después de la única pregunta de los periodistas, el edil concluyó la rueda de prensa sin dejar mucho margen a la reacción, y abandonó con celeridad la sala.
Según avanzó Grezzi, convocará próximamente un Consejo de Administración de la EMT donde se votará la propuesta de cese del actual gerente. A partir de entonces, y de manera interina, asumirá la máxima dirección el 'mano derecha' de Josep Enric García: el director adjunto a gerencia Toni Martínez, que fue ascendido en 2019 tras ser el responsable de comunicación de la firma desde 2015.
Más tarde, se espera fichar a un nuevo gerente que se haga cargo de las riendas de la firma. Y aunque no parece que haya nada decidido, suenan varios nombres que podrían suceder a García. Por ejemplo, Josep Ignasi Chiner, actual jefe del área técnica de la EMT, que llegó en 2016 a la empresa municipal con el actual gerente. Por él apuestan en las organizaciones sindicales. Con todo, también se habría tanteado la posibilidad de contratar a Álvaro Fernández Heredia, actual responsable de la homóloga de la EMT en Valladolid y ex gerente de la EMT de Madrid de la mano de Manuela Carmena.
Tras el despido del gerente, no obstante, la oposición no quedó satisfecha y reclamó más responsabilidades. A juicio de la portavoz del PP, María José Català, el alcalde "debe dar la cara" y Giuseppe Grezzi debería abandonar la presidencia de la EMT: "Si está agotada la gestión del gerente, la suya también", dijo. Para ella, el despido es "una huida hacia adelante sin asumir las verdaderas responsabilidades políticas y de gestión", por lo que reclamó la convocatoria de un Consejo de Administración urgente "para dirimir las responsabilidades políticas sobre el robo".
También el portavoz de Cs, Fernando Giner, mantuvo una línea similar, al asegurar que el despido del gerente era "lo mínimo" que se podía hacer y que llega "un año tarde". Pero insistió en que "quedan por dirimir otras responsabilidades directivas como la de la directora de Gestión y, sobre todo, políticas, de Grezzi y del alcalde". "Si el PSOE no lo admite", adviritió, "Cs llevará a cabo todas las acciones políticas que haga falta para que estas responsabilidades queden finalmente dirimidas".
Por su parte, el representante de Vox en la EMT, Vicente Montañez, subrayó que el cese del gerente es un "escándalo" e interpeló al alcalde para que explique "por qué ha mantenido en su puesto a personas que deberían haber sido cesadas hace un año". Así, calificó "la maniobra como un salvavidas político del concejal Giuseppe Grezzi, que no hace sino reafirmar la necesidad del cese inmediato del propio concejal".