VALÈNCIA. Antes de convertirse en secretario general de Podemos en la Comunitat, Antonio Estañ anunció la hoja de ruta que seguiría la formación morada si se daba un cambio en el liderazgo y dirección del partido. Entre las diez primeras medidas que anunció en un desayuno informativo con la prensa que llevaría a cabo, se encontraba la convocatoria de la comisión de seguimiento del Botànic para, posteriormente, hacer una auditoría ciudadana sobre las políticas que ha aplicado el Consell durante estos dos años.
Después de superar los procesos internos y hacerse con la dirección del partido en la autonomía, volvió a repetir las pretensiones que tenía la renovada formación. El lunes siguiente a resultar electo como nuevo secretario general el pasado mayo, Estañ lo anunció de nuevo: convocaría la comisión de seguimiento del Pacto del Botánico. Lo hacía rodeado de los otros candidatos a liderar Podemos como Fabiola Meco, de la candidatura Més Morat, Més Podem y Pilar Lima, de Obrint Podem, además de su antecesor, Antonio Montiel.
Unos meses después, el secretario general de Podemos en la Comunitat mantuvo la primera reunión con sus socios del Botànic. En aquel encuentro con el president de la Generalitat, Ximo Puig, y la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, los tres representantes de los tres partidos que sustentan el Ejecutivo valenciano decidieron que ésta tuviera lugar en septiembre.
Sin embargo, el mes ha transcurrido sin que se haya producido ni se haya formalizado la primera cita y, si bien aquel compromiso fue asumido por los tres dirigentes, quien lo puso encima de la mesa fue la formación morada. Además, cada vez que se convoca esta comisión, le corresponde a uno de los tres partidos emplazar al resto, y, en esta ocasión, le toca a Podemos hacerlo.
Aunque desde la formación aseguran que el retraso en convocarla no responde a una cuestión concreta, lo cierto es que septiembre ha sido un mes especialmente agitado. La primera prueba de fuego para Estañ llegó el 13 de septiembre con el Debate de Política General. Era su primer examen y debía demostrar la mayor exigencia con el Consell del nuevo Podemos en lo que queda de legislatura. El recién nombrado portavoz del grupo parlamentario morado cumplía con las expectativas, ya que se había dado otra vuelta de tuerca al discurso de la formación, tal y como pedía cuando integraba el grupo de críticos con Montiel.
La dureza que mantuvo el nuevo síndic tuvo un ejemplo paradigmático: la tasa turística. No en vano, para mantener el pulso, Podemos fijó este tributo como medida prioritaria para apoyar los presupuestos de la Generalitat de 2018. Un condicionante que ha obligado al Consell a estudiar como contentar a sus socios críticos parlamentarios, no enfrentarse a los empresarios del sector y, para cerrar el círculo, no contradecir el discurso mantenido hasta ahora por los socialistas.
Un goteo de crisis que han ido ocupando agendas y han postergando los planes, como la convocatoria de seguimiento del Pacto del Botánico, a pesar de la constante exigencia que anunciaba Podemos día tras día después de su II Asamblea Ciudadana Valenciana. En la siguiente pantalla, la Ley de Acompañamiento primero, y los presupuestos de la Generalitat Valenciana después, como puntos de batalla de los morados. Y, cada día que pasa, menos huecos en las agendas para convocar a las fuerzas del Botánico.