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atracón de pantallas

Poderosa ‘Nevenka’

Se cumplen veinte años desde que la joven política Nevenka Fernández, consciente de que iba a ser descuartizada por una opinión pública profundamente machista tras contar en rueda de prensa su intención de llevar a los tribunales su caso, abrió una brecha histórica al lograr la primera jurisprudencia condenatoria por el acoso sexual sufrido. Ahora, la mujer madura rompe con su exilio y anonimato para relatar el calvario que vivió, en un viaje a contracorriente que se culmina con la sanación y empoderamiento de una auténtica heroína

12/03/2021 - 

VALÈNCIA. Seguro que han conocido a lo largo de su vida a personas que presumen de poseer férreos valores éticos y que, sin embargo, han sido capaces de cometer actos despreciables ¿Cómo duermen tranquilos este tipo de personas? Muy fácil: gracias a que se sienten legitimados y amparados por un grupo. Así es como se sentía el alcalde del ayuntamiento del PP de Ponferrada, Ismael Álvarez, antes y después de que Nevenka Fernández, exconcejal de Hacienda en dicho ayuntamiento, osó denunciarlo por acoso sexual y hacerlo público.

Una de las escenas más perversas del documental Nevenka, dirigido por Maribel Sánchez-Maroto y disponible en Netflix, es la manifestación de apoyo al alcalde el año 2002, tras dictarse la sentencia condenatoria que le obligó a dimitir de su cargo. Cerca de 3.000 voces enfervorizadas, 6.000 ojos fuera de sus órbitas y decenas de miles de escupitajos se apostaron frente a una pequeña pancarta,  situada junto al ayuntamiento, y sujetada por un pequeño grupo de personas, que decía "No al acoso sexual. ¡Ninguna mujer sola frente a las agresiones!”. A punto estuvieron de ser linchados. 

Manifestación a favor del alcalde tras la sentencia condenatoria (7/06/2002).

En un momento dado, la cámara se detiene en tres adolescentes hiperexcitadas que se habían situado encima de un coche, de nuevo amparadas por las masas, para que se les viera bien por televisión, mientras gritaban el nombre del alcalde condenado, como si estuvieran en el concierto de su ídolo musical. El plano logra un potente impacto. Una imagen que debería ser mostrada en los institutos para que los jóvenes supieran cómo éramos y cómo somos. Porque esta trampa psicológica, la del grupo contra el individuo, está igual de viva hoy día. Recomendarles, sobre este tema, la imprescindible película La jauría humana de Arthur Penn, pieza audiovisual que también debería incluirse entre el material didáctico de cualquier futuro adulto que decida pensar por sí mismo.

Cara y cruz del papel de los medios

La televisión fue otro de los ingredientes clave en este cóctel mólotov. El circo mediático en las televisiones comerciales no empañó, sin embargo, los claros objetivos de Nevenka, la protagonista de esta historia y este documental, que vemos resurgir poco a poco desde las tinieblas, mientras que relata, paso por paso, el infierno al que se vio abocada.  “Si no hubiera hecho lo que he hecho, hubiera muerto”, dice ante cámara.

Nevenka no se dejó devorar por la toxicidad de los platós de televisión, ni antes ni después. El documental, en cualquier caso, no se detiene a reflexionar sobre el papel de los medios. Sí lo hace Ana Pastor, productora ejecutiva del documental, en una entrevista en la SER, donde recuerda que en aquel entonces, desde su trabajo en dicha radio, se realizó, sin embargo, una cobertura aséptica, en un juicio que podía, como así fue, cambiar la cultura de un país.

De todas formas, el tratamiento en los medios poseía, de arranque, preocupantes posos de subjetividad, como así lo remarca Juan José Millás en su libro sobre Nevenka, Hay algo que no es como me dicen. Quien les escribe ha comprobado cómo la hemeroteca de periódicos como El País, El Mundo o ABC pasaron de llamarlo ‘el caso Ponferrada’ los primeros días a ‘el caso Nevenka’, permitiendo que planeara la duda sobre las intenciones de víctima, en vez de en las del acusado. Millás se pregunta, con acierto, por qué no se le llamó ‘el caso Ismael’, que es lo que a día de hoy leemos o escuchamos en los medios. Véase el caso de ‘La Manada’.

A partir de aquello quedó claro que los medios tendrían que revisar su lenguaje alrededor de las informaciones sobre violencia o acoso hacia las mujeres. Aunque es cierto que, gracias a la cobertura mediática, pese a que la sociedad la condenó en aquel momento, poner el foco mediático en aquel proceso judicial dejó huella en la sociedad. Por una parte, la opinión pública aprendió que el acoso sexual era denunciable (y condenable) desde que en 1995 se añadió en el Código Penal. Y en segundo lugar, con el paso de los años se fue comprendiendo que dichos comportamientos, en los que se acosaba y cosificaba a la mujer, eran deleznables e intolerables.

El diablo se viste de fiscal

Otra mecha que se encendió sin que estuviera prevista, y vino la mar de bien, desde el punto de vista judicial y como modelo para mirarnos en el espejo, fue el rol que adquirió el primer fiscal del procedimiento, Jose Luis García Ancos. “Usted no es la empleada de Hipercor, que le tocan el culo y tiene que aguantarse porque es el pan de sus hijos, ¿por qué aguantó?” le espetó a Nevenka en el interrogatorio. Si el propio fiscal del Estado estaba reconociendo en el proceso que era habitual tocar el culo a las empleadas en el trabajo, estaba dejando claro que la versión de Nevenka podía ser creíble. El Corte Inglés, por cierto, denunció al fiscal por dichas declaraciones. Y en un giro inesperado, tras cumplir a la perfección el papel de malo en esta historia de telerrealidad, este señor de las cavernas fue apartado del caso.

Alianza y lealtad entre las mujeres

Resulta muy gratificante, por otra parte, conocer el punto de vista de Charo Velasco, rival política del partido de Nevenka Fernández. Pese a estar en posiciones opuestas en lo político, la exconcejal del PSOE en Ponferrada conoció de la mano de la propia exedil del PP, en una reunión privada, el calvario que estaba pasando. Y contra todo pronóstico, no lo utilizó en su propio beneficio. Incluso pidió a sus compañeros de partido que no echaran leña sobre su incomprensible desaparición. La sensibilidad de Charo Velasco emociona y apuntala lo importante que es que entre las mujeres exista un pacto social, una lealtad, una ética construida entre nosotras. La sororidad es un bien que tenemos que poner en práctica cada día, no solo el 8M y no solo poniendo un avatar feminista en nuestros perfiles sociales. Gracias a heroínas como Nevenka y como Charo lo sabemos.

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