VALÈNCIA (EFE/María López). El PP ha planteado una convención nacional de "estilo americano", cinco jornadas con la sociedad civil y un cierre de dos días para hacer piña de partido en València, en un formato en el que algunos ponentes han generado polémica, por sus argumentaciones o su relación con la corrupción.
Es el caso del expresidente de Francia, Nicolas Sarkozy, que llegó al cónclave de los populares con una condena de tres años de cárcel por corrupción y tráfico de influencias y que un día después de aleccionar al PP y respaldar a su líder, Pablo Casado, sumó otra condena de un año de prisión por financiación ilegal.
O del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, que acusó a algunos latinoamericanos de haber votado "mal" y haberlo pagado "caro" y afirmar en Sevilla: "Lo importante de unas elecciones no es que haya libertad en esas elecciones sino votar bien".
Los populares están satisfechos de la marcha de la convención porque consideran que supone un impulso al liderazgo de Pablo Casado, al que han elogiado de forma inequívoca desde Sarkozy al portugués José Manuel Durao Barroso, el polaco Donald Tusk y los expresidentes del Gobierno José María Aznar y Mariano Rajoy, entre otros.
Sin embargo, la polémica generada por algunos de sus ponentes ha alimentado las críticas de sus adversarios. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, ha reprochado las palabras de Vargas Llosa por llevar "implícito" el "no reconocer el resultado electoral", origen, a su juicio, de muchas de las acusaciones de la oposición en España.
Votar es para Bolaños "un principio básico de la democracia". Y, en una entrevista con Radio Club Tenerife, ha agregado que en España durante muchos años una dictadura "lamentable" impidió votar "y ahora cuando vota todo el mundo acierta, porque es su decisión libre y su decisión legítima".
"Que a las derechas no les gusta la democracia es obvio... y es lógico. No les puede gustar. Ellos defienden los privilegios de una minoría acaudalada y la democracia es el gobierno de las mayorías. Pero pocas veces lo dicen tan clarito como Vargas Llosa en la convención del PP", ha señalado en Twitter el portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique.
La invitación a Sarkozy también suscitó reproches de los morados, que acusaron al PP de situarse "al margen de la legalidad" y se preguntaron -en un tuit de la secretaria de Organización de su partido, Lilith Vestrynge- si "habrá wifi en Soto del Real para seguir la convención del PP".
En el PP han restado importancia a las condenas de corrupción a Sarkozy, la que tenía antes del cónclave y la que sumó este jueves.
Argumentan que su invitación se cursó antes de la primera sentencia, que es apelable, y que si va es por su experiencia de gestión, aunque hay voces de la dirección que admiten que invitarle no ha sido uno de los movimientos más hábiles.
Respecto a Vargas Llosa, ninguno de los representantes del PP enmendó sus palabras en Sevilla y aplaudieron, y difundieron, el apoyo del Nobel de Literatura al PP, cuando dijo que dejaría de votar al partido liberal porque en España ya no existe, en alusión velada a Ciudadanos, y que votará al PP.
Los populares insisten en que su convención busca mostrar que son un partido de puerta ancha, que escucha lo que tengan que decir distintas voces, aunque no estén de acuerdo en todo.
Y en esa línea se enmarcan las palabras del fundador de Vox y ex del PP Alejo Vidal-Quadras, que dijo sentir "estupor" por la "ceguera" del PP ante el Estado autonómico, en el que ve el alimento del separatismo, al tiempo que afirmó echar de menos al que fue su partido.
Además, la directora de Inspiring Girls, Paula Gómez de la Bárcena, llamó la atención a los populares por una convención con menos mujeres que en el IBEX, según les dijo, aunque Casado defendió que el cónclave está organizado por una mujer, Edurne Uriarte, y justificó que en muchos casos invitan a organizaciones, o a personas, y estas están encabezadas por hombres.