VALÈNCIA. La llegada de días festivos, especialmente si eran consecutivos, era sinónimo de alta ocupación en los hoteles valencianos. Los puentes eran esperados por el sector turístico como agua de mayo. Algunos negocios conseguían hacer su pequeño particular agosto con gran número de reservas y habitaciones completas. Pero esa alegría ha quedado en el pasado. En tiempos de pandemia, ni siquiera las 'minivacaciones' son capaces de dinamizar un sector que está tocado y hundido.
La desaparición del turismo y el cierre perimetral de la mayoría de comunidades autónomas han abocado al sector a una situación dramática. Son muchos meses prácticamente 'en blanco', sin que el libro de reservas apenas se haya movido. Solo el verano ha dado un pequeño respiro. Un escenario que ha obligado a numerosos propietarios a cerrar de forma temporal los alojamientos para así minimizar gastos. Otros, en cambio, intentan resistir y permanecen abiertos.
Son días complicados. En la ciudad de València, la llegada del puente no ha conseguido apaciguar la ya mermada economía de los establecimientos. La Comunitat Valenciana está cerrada perimetralmente y los pocos desplazamientos que se han producido estos días han sido de locales o por viaje de negocio. Así, la ocupación hotelera en el cap i casal se ha situado en un 20-25%, una cifra que apenas supera a la media habitual que están registrando los hoteles valencianos y que se sitúa en un 15-20%.
Además, prácticamente la mitad de la oferta en la ciudad permanece con la persiana bajada de forma temporal, a la espera de que la evolución de la pandemia sea favorable y se recupere la demanda. Todo ello evidencia la complicada situación de la plaza hotelera valenciana. "Este puente, del 50% de alojamientos que siguen abiertos, la ocupación ha llegado al 20-25%. Si todos los hoteles estuvieran abiertos esta cifra significaría un 10%, frente al 90% de ocupación que se registró el pasado año", apunta Luis Martí, presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunidad Valenciana (CET-CV).
"La caída es espectacular. Es un cambio nunca visto. En puentes o fechas señaladas, el tiempo puede hacer que la demanda cambie, pero esto solo es explicable a causa del coronavirus", puntualiza.
Fundamentalmente, los pocos viajeros que se han acercado a la ciudad, tras la época estival, tienen un perfil de negocio, que acude por necesidad laboral. "Desde el 15 de septiembre, y prevemos que hasta el próximo 15 de marzo, el visitante será de empresas, con pocas pernocationes y que acude por negocios", señala Martí, quien puntualiza que el Bono Viatge, impulsado por la Generalitat Valenciana, también ha generado "algo de movimiento" estos días festivos en la ciudad.
Mejores cifras registra el interior de la provincia. "Generalmente por estas fechas las zonas rurales suelen copar el interés de los ciudadanos y tienen mejores tasas de ocupación", explica Martí. Pero, frente a otros años, la demanda en los alojamientos del interior se ha situado en un 50%, principalmente por desplazamientos de valencianos de otros puntos de la autonomía. Una pequeña 'salvación' para muchos negocios que permanecen abiertos, pese a no cubrir gastos.
"La mayoría de hoteles que siguen abiertos lo hacen a pérdidas. Quizás haya alguna excepción que consigue equilibrar ingresos y gastos, pero la mayoría tiene números rojos, porque se siguen pagando impuestos y gastos estructurales", advierte. Siguen atendiendo al público para no destruir empleo y no perder clientes. "Estamos luchando hasta el último momento, pero muchos se van a quedar por el camino", lamenta.
Peor escenario se ha planteado en las zonas de costa. "La mayoría de hoteles en estas localidades están cerrados, porque no hay demanda", señala. Y en este puente, el escenario no ha cambiado. El cartel de cerrado cuelga en la mayoría de entradas de los establecimientos, aunque, eso sí, de forma temporal. "Con las actuales restricciones, el planteamiento que se han hecho muchos empresarios es clausurar hasta que lleguen tiempos mejores. Entramos ahora en unos meses en los que tradicionalmente es temporada baja y se suma además con que no hay grandes eventos", indica.
Con todo, asegura que se trata del peor año turístico de la historia. "El año pasado, Valencia cerró el ejercicio con una ocupación media anual del 78% y cuando se llegaba a un 60% se hablaba de malas cifras. Lo de este año es un drama", lamenta.
Lo que sí deja claro Martí es que, pese a la actual coyuntura, la Comunitat Valenciana sigue siendo un destino turístico atractivo. "Se trata de una situación excepcional y generalizada. Ningún destino se salva, excepto Canarias, pero la mayoría del turismo en España está con un encefalograma plano", lamenta. De hecho, a nivel nacional, la oferta hotelera abierta no supera el 20%.
Según un informe de Exceltur, las pérdidas del sector este 2020 en la Comunitat Valenciana alcanzarán los 11.200 millones de euros, mientras que a nivel nacional se situarán en los 109.000 millones menos de facturación respecto al año anterior.
Ante estas previsiones, el sector reclama al Gobierno ayudas directas para rescatar a las empresas. "Con el anterior paquete de ayudas se destinaron 4.000 millones al sector, de los que el 93% fueron préstamos o avales y solo el 7%, 300 millones, fueron ayudas directas. Más allá de la ampliación de la carencia de los ICO o nuevos tramos, necesitamos ayudas directas para paliar la merma de facturación", recalca.
También urge a la Administración a realizar un "último esfuerzo" ante la cercana llegada de la vacuna y rebajar, además, al 7% el IVA en los establecimientos hoteleros, como medida para estimular la demanda y de forma temporal. "Vamos a superar esta travesía. Queda poco para el final y necesitamos un último empuje para que no se acabe de destruir el tejido empresarial", concluye.