Para que Alicante se abra realmente un hueco en el mundo de la vela necesita de un anfitrión que sepa del mar. De lo contrario, se quedará como hasta ahora: en el olvido
VALÈNCIA.-Nadie duda de que Alicante está lo suficientemente validada como ciudad para ser el puerto de salida de la vuelta al mundo con escalas. Tampoco de que Alicante cuenta con una jauría política con una muy avanzada incultura marina. A las pruebas me remito si tomamos como ejemplo latente las cuatro oportunidades que ha tenido para demostrar lo contrario cada vez que la salida de la regata oceánica se ha instalado en su puerto.
Si preguntamos por el mundo dónde está València, nos responderán que en el Mediterráneo. Si hacemos lo mismo con Portsmouth y con Southampton nos dirán en el Solent, pero si preguntamos por Alicante, nos dirán que está cerca de Benidorm. Tal cual y sin exagerar. Cuando a base de talonario el Partido Popular de Fraga se trajo la salida de la Volvo Ocean Race de Southampton a Vigo, España comenzó a ser importante dentro de la vela oceánica mundial, no solo porque allí se estrenó la clase VO70, sino porque esa ría gallega se implicó en la empresa desde el minuto uno hasta que la flota partió hacia Ciudad del Cabo, en Sudáfrica.
Cuatro años más tarde, en 2008, otra vez el Partido Popular, a golpe de talonario y de la mano de Francisco Camps, volvió a traer la salida a España; concretamente a Alicante. Se firmaron tres años con opción a más, a 22 millones de euros la unidad, con el compromiso de que España aportaría dos equipos, que habría exenciones fiscales al ser evento de interés general (¿?) y que la sede se afincara en uno de los lados de un abandonado, hasta el momento, puerto.
* Lea el artículo completo en el número de enero de la revista Plaza
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