VALÈNCIA. Las réplicas del terremoto informativo acaecido este martes en el Debate de Política General de la Comunitat Valenciana siguieron reproduciéndose ayer incluso con mayor vigor que la jornada anterior. El anuncio del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, de una rebaja fiscal a las rentas medias y bajas -cuyo espíritu era conocido por socios del Botànic y compañeros socialistas del Gobierno de España- se convirtió durante toda la jornada en el asunto del día en la agenda política nacional.
Por las distintas reacciones, pocas dudas quedaron este miércoles de lo apuntado el día anterior por distintos cargos del Gobierno central: la iniciativa de Puig no gustó a La Moncloa y así lo hicieron saber diferentes colaboradores próximos a Pedro Sánchez de forma pública y notoria en todo tipo de foros y espacios de comunicación.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, fue de las más activas con su reprimenda, recomendando a las Comunidades Autónomas (CCAA) que fueran "coherentes con sus cuestiones y peticiones" ya que "la gran mayoría solicita al Gobierno más recursos que vienen de la misma bolsa de impuestos". El día anterior ya había lanzado otra advertencia: "No es bueno que las CCAA inicien esa espiral". Unas palabras que no impresionaron demasiado en el PSPV que lidera Puig: es más, había quien recordaba como en 2016, la propia Montero -en aquel momento consejera de Hacienda- rebajó en dos puntos el tramo autonómico del IRPF en Andalucía a las rentas menores de 60.000 euros, una medida muy parecida a la ahora anunciada por el presidente valenciano.
Pero Montero no fue la única. La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y para la Transformación Digital, Nadia Calviño, al ser preguntada por este asunto, instó a la "solidaridad" entre regiones y avisó de que el modelo de país "no puede ser esta competición a la baja en materia fiscal". "Aquí lo que hay es una política fiscal responsable o no y desde el Gobierno hemos venido llevando a cabo una política fiscal responsable", afirmó Calviño.
Por su parte, la ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, al ser preguntada sobre si Puig había trastocado la estrategia nacional del PSOE, se apresuró a asegurar que no existía "ningún malestar" con el jefe del Consell. "El Gobierno tiene muy claro cuál es su proyecto y su hoja de ruta", añadió a continuación. Una negación del conflicto de esas que permiten intuir las brasas todavía activas del incendio.
Tres muestras de la tensión existente a las que se añadía algún responsable autonómico, como el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, quien tiró de ironía al ser preguntado por el anuncio de Puig: "Será algo interesante de ver en el futuro" la negociación de un nuevo modelo de financiación autonómica, "con comunidades autónomas que irán obviamente allí a solicitar más recursos y previamente han reducido sus ingresos a través de según qué medidas".
Ahora bien, el toque de silbato de La Moncloa para el desmarque del anuncio de Puig no llegó, ni mucho menos, alto y claro a todos los responsables autonómicos socialistas. De hecho, Emiliano García Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón) no descartaron seguir este camino, mientras que María Chivite (Navarra) y Miguel Ángel Revilla (Cantabria), que gobierna con el PSOE, manifestaron estudiarlo.