VALÈNCIA. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, eligió València para el primer acto de presentación del 'Plan de recuperación, transformación y resiliencia de la economía española', en una jornada celebrada junto a empresarios y representantes institucionales como el presidente de la Generalitat, Ximo Puig.
Atrás quedan los tiempos de frío y distancia entre ambos dirigentes socialistas, que mantuvieron en el pasado agrios enfrentamientos durante la primera etapa de Sánchez como secretario general y, posteriormente, en la batalla de las primarias de 2017.
Tal y como informó este diario, la coyuntura actual favorece el entendimiento entre el Gobierno de España y la Comunitat Valenciana. A Sánchez conviene tener de cara al presidente de la región más importante gobernada por los socialistas, mientras que así Puig tiene una buena oportunidad de lograr comprensión e inversiones de un ejecutivo central que no ha sido demasiado generoso en los últimos años con la Generalitat. Además, el líder de los socialistas valencianos cuenta con el aliciente de esta confluencia de intereses sirva para encontrar el beneplácito del Sánchez para continuar como secretario general del PSPV sin tener que enfrentarse a una lucha orgánica siendo jefe del Consell.
Dicho esto, a ambos parece costarles poco esfuerzo esta nueva relación de sintonía. Sánchez ha observado que Puig ha remado a su favor sin estridencias en los encuentros de presidentes regionales y, además, cada vez son más frecuentes sus apariciones en medios nacionales aportando mesura y un claro espíritu colaborativo con el Gobierno central.
Prueba de ello fue, este mismo jueves, el mensaje de Puig de "trellat" para evitar el "ruido" durante esta pandemia, instando además al resto de presidentes autonómicos a "asumir responsabilidades". Un capote a Sánchez referido, claramente, a las últimas tensiones acaecidas entre la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), y el Gobierno de España.
El buen clima, eso sí, no sirvió para que la reforma pendiente del sistema de financiación que viene reivindicando la Comunitat Valenciana desde hace años apareciera en la jornda. Puig sí mencionó el ya conocido agravio, pero Sánchez prefirió obviarlo en sus casi 60 minutos de discurso que, no obstante, estuvo ampliamente trufado de otras cuestiones autonómicas.
Así, el presidente del Gobierno se centró en las partidas valencianas incluidas en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) pendientes de aprobación, recordando que supondrán el 9,6% de las inversiones territorializadas, "un 57% más" que en las cuentas de 2018, las últimas que aprobó el PP.
En esta línea, Sánchez destacó el cumplimiento de algunas reivindicaciones de la Generalitat como los 38 millones para el transporte metropolitano de València, los fondos para el acondicionamiento de la costa ante la "amenaza de muerte" del cambio climático, la mejora de los trenes de cercanías, la asunción de la deuda de La Marina de València o los beneficios fiscales para la València Capital Mundial del Diseño 2022.
En cambio, el presidente del Gobierno, en su bloque referido a los fondos europeos, no se adentró a concretar si la Comunitat Valenciana podrá recibir el 10% de los mismos para sus proyectos, algo que ha reivindicado Puig en los últimos días. Habrá que esperar para ver si esta cuestión, así como la reforma del sistema de financiación que Sánchez debe plantear en breve -según el acuerdo alcanzado con Compromís-, toma forma en la recta final del año, lo que permitiría transformar el actual idilio entre ambos responsables socialistas en una unión más duradera y estable.