MADRID. A estas alturas a nadie se le escapa que si no fuera por las continuadas intervenciones (o no intervenciones) de los bancos centrales de Estados Unidos, de la Unión Europea y de China, marzo habría sumado nuevas pérdidas a las acumuladas por los mercados bursátiles y de renta fija en enero y febrero.
Gracias a las decisiones adoptadas por el BCE -la reducción del tipo de interés de referencia hasta situarle en el 0% y el aumento del programa de compra mensual de activos hasta los 80.000 millones de euros, entre otras- y a la decisión de la Reserva Federal de no subir tipos en su primera reunión del año -así como las posteriores palabras de su presidenta Janet Yellen afirmando que serían cautelosos a la hora de aprobar nuevas subidas de tipos-, y a pesar de la caída registrada en la sesión del 31 de marzo, los principales índices han conseguido maquillar sus resultados. El Ibex 35 subió un 3% en marzo, el Dax alemán un 2,56%, el Cac 40 francés un 6,98% y el estadounidense un S&P 500 un 4,11%.
Si bien en Europa la gran mayoría siguen en negativo en el acumulado del ejercicio. Así el selectivo de bolsa española ha perdido un 8,6% en el primer trimestre y alemán un 7,24%. Sin embargo, en Estados Unidos, salvo el Nasdaq, los principales indicadores lograron salvar el trimestre con leves ganancias, que en el caso del S&P 500 fueron por valor del 0,77% y del 1,49% para el Dow Jones de Industriales.
Pese a la remontada registrada tanto por la renta fija como por la renta variable en este último mes, seguimos insistiendo en la necesidad de extremar la cautela y aplicar una estrategia lo más conservadora posible. No hay que olvidar que siguen sin resolverse las grandes incertidumbres que imperan sobre la evolución las principales economías del mundo, sobre la resolución de los conflictos geopolíticos abiertos (Rusia-Ucrania; Corea del Norte-Corea del Sur…), sobre quién será el próximo presidente de España, sobre si Reino Unido se saldrá de la Unión Europea…
Antes de lanzarse a asumir un mayor riesgo en la estrategia es necesario, por tanto, confirmar la consistencia de la mejora de los datos macroeconómicos y de los beneficios empresariales a ambos lados del Atlántico. Sin buenos datos económicos que ratifiquen la recuperación y sin unos beneficios empresariales al alza que avalen los avances registrados por los mercados bursátiles durante marzo, es poco probable que las bolsas mantengan una tendencia alcista continuada.
Al contrario, lo más previsible es que volvamos a registrar nuevas correcciones de ‘calado’ en los distintos activos (la sesión bursátil del 31 de marzo y el comienzo del mes de abril no han podido ser más relevantes sobre lo que puede pasar). Con el agravante de que cada vez es menor el margen de maniobra de los bancos centrales y menor es la incidencia –para bien– en los mercados de sus decisiones.
En esta ocasión vamos a realizar un cambio que afecta tanto a la cartera conservadora como en la agresiva. En ambos perfiles, sacamos de la estrategia el fondo de retorno absoluto Schroder European Alpha Absolute Return, no porque pensemos que este producto ha dejado de ser adecuado en las actuales circunstancias de mercado (porque sí sigue siéndolo), sino porque su entidad gestora ha decido cerrarlo a nuevas suscripciones (‘hard closed’).
Aprovechamos esta decisión para incluir un fondo, también perteneciente a Schroders, centrado en esta ocasión en renta fija corporativa de la zona euro. Una tipología de deuda que pensamos puede verse beneficiada por la decisión del BCE de incluir en la lista de activos elegibles en sus programas de compra a la renta fija privada 'investment grade' denominada en euros y emitida por corporaciones no bancarias.
El fondo Schroder Euro Corporate Bond invierte, al menos dos terceras partes de su patrimonio, en bonos emitidos en euros por empresas de todo el mundo; con un máximo del 20% en bonos de Gobiernos y de organismos gubernamentales.
Su índice de referencia es el Bank of America Merrill Lynch (BoAML) EMU Corporate Index, aunque el fondo se gestiona de manera flexible. Su objetivo (no garantizado) es conseguir al menos 100 puntos básicos (brutos) por encima del “benchmark” en un ciclo completo.
Aunque el fondo tiene un historial de más de 15 años, 2012 fue un punto de inflexión para el mismo. Ese año comenzó a ser gestionado por un nuevo equipo, liderado por Patrick Vogel, coincidiendo con la reorganización del equipo de crédito de Schroders. Con todo, Vogel decidió no sólo reforzar la estructura del grupo sino también incrementar la participación de los analistas de crédito en las decisiones de inversión.
El equipo aplica un proceso de inversión basado en un estilo que podríamos denominar 'temático': un análisis 'top down' que trata de identificar aquellos temas que puedan afectar a la renta fija (tratando de comprender los efectos de primer, segundo y tercer orden de los mismos sobre las compañías), con el objetivo de construir una cartera diversificada (en estos momentos más de 300 emisiones de unos 250 emisores), donde no todas las ideas apunten en la misma dirección, logrando así fuentes de alfa poco correlacionadas.
A cierre de febrero de 2016, la cartera del fondo estaba expuesta, sobre todo, a compañías industriales (46,4%), valores financieros (33,2%) y compañías de servicios públicos (10,9%), siendo los países más representados el Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania e Italia. Alrededor de un 5% se mantiene en valores soberanos y casi soberanos y, además, se utilizan CDS.
La duración efectiva es de unos 5 años, en línea con el índice, mientras la calificación crediticia media es de 'BBB+'. La cartera está cubierta a euros en su totalidad, aunque tiene exposición a libras esterlinas y a dólares estadounidenses (un 7% en cada una de ellas).
El resto de fondos presentes en la cartera conservadora, los mantendremos por ahora. En la cartera agresiva, sin embargo, vamos a eliminar, además, al fondo del sector salud. Tras varios ejercicios dando alegrías, el comienzo de año no ha sido muy prometedor para las empresas farmacéuticas, sanitarias y, en especial, para las biotecnológicas. Consideramos que hay sectores y segmentos del mercado que pueden hacerlo mejor en un entorno de tipos de interés bajos como pueden ser los Reits (empresas inmobiliarias cotizadas) y las compañías de alta y consistente rentabilidad por dividendo.
El porcentaje que veníamos destinando al fondo de salud, Fidelity Global Health Care, se lo sumamos al fondo Petercam Securities Real Estate Europe. Este producto invierte, fundamentalmente, en acciones de sociedades de inversión inmobiliaria (denominadas REIT´s) que cotizan en las bolsas europeas.
Se trata, por tanto, de un fondo de bolsa y no un fondo que invierte directamente en inmuebles (un fondo de 'ladrillo'). A pesar de ser un producto sectorial, está muy bien diversificado, ya que invierte en todos los sub-sectores inmobiliarios: mercado residencial, locales comerciales, oficinas, industrial, etc.