VALENCIA. A los millennials se les conoce también como la ‘Generación Y’ para referirse a la cohorte demográfica de los que hoy tienen entre 20 y 35 años, una franja que algunos cuantifican en el 35% de la población española. De entre ellos, “8 de cada 10 están a favor del emprendimiento” según recogía la sexta edición del Estudio Global de Emprendimiento Amway realizado en colaboración con la Universidad Técnica de Múnich y la empresa de estudios de mercado GfK.
La consulta que Amway presentó hace unos días en la Facultad de Turismo y Comercio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) fue realizada a más de 1.000 españoles millennials. El objetivo del estudio era “analizar y comprender tanto las motivaciones como las dificultades existentes a la hora de emprender”. Conforme a los resultados, lo que más seduce (57%) al espíritu emprendedor de los millennials es “querer ser su propio jefe”, seguido por el deseo de “autorrealización” (40%).
El freno, sin embargo, lo ponen en el “miedo al fracaso” que reconocían, también, 8 de cada 10 de los encuestados. Elevadas cargas financieras o el entorno de incertidumbre económica se hallan en la raíz de esa angustia. Pero si la investigación dejaba clara la mejor percepción y actitud de los millennials ante el emprendimiento, no ahondaba, sin embargo, en cuántos de esos potenciales empresarios hacían realidad sus sueños.
El último informe GEM en España (Global Entrepreneurship Monitor) advertía de una descapitalización empresarial, de manera que por cada cien empresas que desaparecen al año surgen 85 nuevas. El informe reflejaba también que la mayoría de los emprendedores en nuestro país tienen edades de entre 25 y 44 años pero que sólo un 6,3% de la población de 25 a 34 años se halla involucrada en actividades emprendedoras, un porcentaje que, en esa franja, era mayor antes de 2010. Parece, pues, que la supuesta burbuja emprendedora ligada a las startups ha sido más mediática que real.
“No creo que aquí se haya producido esa burbuja, en el sentido que nos acostumbró la Construcción- apunta Rafael Monterde Díaz, director de InnDEA Valencia- Cierto que se ha extendido en el imaginario la idea de Silicon Valley y el joven, con o sin estudios, millonario a los 30 años porque ha dado un pelotazo tecnológico, pero las expectativas se van relajando. La mayoría de los casos de éxito de las startups españolas corresponden a equipos sólidos, con alta formación y edades de entre 35 y 40 años que acumulan experiencia previa profesional”.
En este sentido, Rafael Monterde se declara partidario, más que de divulgar un mensaje triunfalista, de potenciar la inquietud innovadora y la creatividad de los jóvenes en general, algo que debe ir acompañado de un esfuerzo público por detectar y retener el talento como el mejor activo. En esta línea InnDEA está diseñando la primera edición de Youngfish, una iniciativa surgida en Barcelona y que en Valencia acogerá el espacio de Las Naves las dos últimas semanas de mayo. “Se trata de una iniciativa que busca dar salida profesional a jóvenes inquietos y creativos a través de proyectos que tengan impacto positivo en la ciudad y generen valor”, explica Monterde. La iniciativa, inspirada en la cultura maker, persigue contactar ideas innovadoras de ciudadanos ‘normales’ con expertos en desarrollos y emprendimiento.
Sin embargo, y aún descartando el término burbuja, sí que ha habido un aumento en la financiación por parte de inversores privados a nuevas propuestas empresariales. Así lo pone de manifiesto Marcos Martín, CEO y cofundador del encuentro anual Menorca Millennials. “En 2015 el volumen de inversiones, es decir, dinero que se invierte en startups, creció un 30% respecto al ejercicio anterior. Además, también se ha incrementado muy notablemente la inversión extranjera, alcanzando el 50%”.
Más que en las ideas o sectores, la apuesta económica pone el acento en la fase de desarrollo de los proyectos al objeto de disminuir el riesgo financiero. “Las expectativas se hacen más optimistas cuando la compañía alcanza el second-time enterpreneus o emprendedores que ya han lanzado previamente startups”, dice Marcos Martín. “En estos casos, de cada 10 startups, 3 tienen éxito”, frente al porcentaje en fase semilla que estima que de cada 10 startups que surgen, 1 tiene éxito, 3 sobreviven un tiempo pero sucumben y 6 no empiezan el segundo año.
Pero además de agradecerles la captación de capital privado favoreciendo el flujo económico, son muchos los que reconocen el papel dinamizador y refrescante que estos emprendedores millennials han aportado a un ambiente sombrío, aunque fuese motivado por la disyuntiva de emigrar o intentar el autoempleo. “Han servido, sobre todo, para dinamizar el ecosistema y normalizar negocios inconcebibles al margen del sistema que estaba establecido”, dice Rafael Monterde.
Cristina Mínguez Fernández, millennials cofundadora de Wesmartpark, su cuarta empresa, sirve muy bien para ilustrarlo. “Hoy en día se pueden hacer grandes negocios y no necesitas ni la materia prima para montarlos. Facebook es la red de contenidos más grande del planeta y no genera ni un solo contenido, airbnb es la mayor empresa de alquiler y no tiene ni un inmueble en propiedad, Uber es la más grande empresa de taxis de planeta y Alibaba, tres cuartos de lo mismo. Nosotros vamos a montar la primera empresa de parking del mundo que no tiene un solo parking”, decía en el acto de presentación del informe de Amway.
El aprovechamiento de las nuevas tecnologías está en la base de muchos de estos nuevos modelos de negocio win-win que han proliferado al cobijo de la economía colaborativa, pero también se siente atraídos por las posibilidades que abren sectores como Fintech, Big Data, Internet of Things (IoT) o el Social Enterpreneurship donde el hábil manejo de los millennials debería ser aprovechado por las grandes corporaciones para rejuvenecerse.
Finalmente, y aunque su presencia es aún tímida, el uso de las nuevas tecnologías está favoreciendo la progresiva equidad de género en el emprendimiento. “El porcentaje de mujeres emprendedoras en relación con el de hombres es todavía demasiado bajo. Sin embargo, aumenta poco a poco, y el reto del ecosistema es potenciar este crecimiento, ofreciendo contenido y facilidades reales”, dice Marcos Martín.
Y mientras llegan y no llegan esas oportunidades, algunas se anticipan dictando ellas las reglas del juego, como Marta Nicolás y Lucía Chávarri, creadoras de Muapp, una aplicación para ligar donde son las mujeres quienes deciden a los usuarios varones y que, en menos de 6 meses, suman 10.000 descargas.