VALÈNCIA. La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, ha rubricado ya el anuncio de la relación alfabética de municipios de la provincia de València de cara a las próximas elecciones. Este listado, repartido por partidos judiciales, revela un dato significativo si se compara con el publicado en 2019. Muestra, con ese cotejo, qué localidades suben en concejales y cuál baja. Ese detalle podría tener una consecuencia más allá del logístico de cambiar el mobiliario del salón de plenos.
"El incremento de concejales ampliará la mayoría de quien gane las elecciones. Con el mismo número de votos obtendrá, proporcionalmente, mayor representación. La Ley d’ Hont beneficia a quienes más sufragios consiguen, sobre todo cuando aumenta la diferencia entre los partidos, y principalmente entre el primero y el segundo", anticipa un destacado dirigente socialista habituado a orquestar campañas electorales a escala comarcal.
Por su parte, un experimentado consultor político aporta una argumentación cualitativa respecto a ese incremento cuantitativo. "La clave consiste en averiguar dónde se ha producido ese crecimiento. Si ha sido en el casco urbano, de población que está implicada en la vida social y que forma parte del tejido asociativo, lo lógico es que mantendrá la misma tendencia que el resto de ciudadanía y no se producirá una alteración en la dinámica del voto", reflexiona.
"En cambio, si el aumento ha tenido lugar en zonas periféricas, como chalés, pedanías o urbanizaciones, la situación varía. Pueden respaldar más a partidos independientes, nacidos en las propias zonas de donde son y que siguen una línea propia, diferente a los tradicionales del casco urbano", continúa abundando.
Quizás esa afirmación cimente lo ocurrido en el municipio de Paterna en 2007, cuando sobrepasó los 50.000 habitantes y, por tanto, pasó de disponer de 21 concejales a ampliar su oferta en el hemiciclo a 25 puestos. El cambio vino acompañado de una convulsión electoral. El hasta entonces alcalde, Francisco Borruey, con 10 concejales sobre 21, vio cómo el ciclón que en el Partido Popular abanderaba Lorenzo Agustí lo arrasaba.
El PP casi duplicó su representación. Ascendió de ocho a 15 ediles y logró una cómoda mayoría absoluta, mientras que el PSPV sufrió la debacle de quedarse con ocho. Unión Valenciana, que tenía un edil, sufrió el encarecimiento del número de votos para lograr su representación y, con la marca ya a la baja, desapareció. EU y Compromís, que, conjuntamente, habían logrado dos concejales en 2003, se quedaron como estaban, también sumando fuerzas.
Esto ocurrió en Paterna, que constituyó el último caso relevante de transformación consistorial por alteración del número de ediles. El próximo domingo 28 de mayo se sabrá cómo afecta la variación a la decena de consistorios de la provincia de València que la experimentarán. La mayor parte está enclavada en los partidos judiciales de Llíria y Sagunto.
En la primera de estas demarcaciones la localidad de Bétera ha incrementado su población en 3.000 habitantes en los últimos cuatro años. No obstante, no le afecta en lo que respecta a número de concejales, pues se mantiene en los actuales 21. Para alcanzar los 25 debería casi duplicar su actual censo y llegar a los 50.000. En cualquier caso, se trata del municipio que más ha crecido en la comarca.
Y, ya adentrándonos en los que sí que tendrán que instalar más butacas en su hemiciclo, destaca Vilamarxant, que pasará de 13 a 17 ediles al haber sobrepasado en 348 los 10.000 habitantes. En esta población gobierna una coalición no demasiado bien avenida que conforman tres ediles de Ciudadanos y cuatro del Partido Popular. La alcaldía ha sido rotativa, y en este último tramo recae en Xavier Jorge, del partido que lidera Mamen Peris en la Comunidad Valenciana.
Loriguilla, una población que ha vivido un mandato bastante más convulso incluso que el de Vilamarxant, aumenta de 9 a 11 ediles al ver cómo su población se incrementa de 1.984 personas a 2.100 en el último cuatrienio. En la actualidad todos los concejales del hemiciclo, incluida la alcaldesa, Montse Cervera, son no adscritos por haber abandonado, de manera voluntaria, sus respectivas formaciones. En 2019 lograron representación, por orden de mayor a menor en cuanto a número de concejales, Ciudadanos (4), PP (3) y PSPV (2).
Y Olocau, en la misma comarca de Camp de Túria, se alza como la tercera población en la que cambia la cifra de ediles, ya que, al igual que Loriguilla, sube de 9 a 11 por haber sobrepasado los 2.000 habitantes. En su caso el ascenso resulta incluso mayor, ya que pasa de un registro de 1.766 personas a otro de 2.184. Este término municipal se halla gobernado por el socialista Antonio Ropero con una holgadísima mayoría absoluta de siete sobre nueve.
El partido judicial de Sagunt experimenta tres variaciones. En dos de los casos, Petrés y Quart de Les Valls, incrementa su cifra de ediles de 7 a 9 al haber superado ambos municipios el millar de moradores (1.057 y 1.049 en el último censo, respectivamente).
En el tercero se produce el aumento cuantitativo más importante. Se trata de Puçol, que ha rebasado los 20.000 habitantes en 191 y, por tanto, le corresponden 21 ediles y no los 17 adjudicados en 2019. En esta localidad la popular Paz Carceller venció por un estrecho margen de 16 votos al PSPV hace cuatro años y gobierna con un precario equilibrio de seis ediles propios más el exiguo apoyo del independiente de la formación de urbanizaciones PURP tras la marcha del ejecutivo local de los representantes de Ciudadanos y Vox.
En el partido judicial de València se producen dos variaciones. En Beniparell, dirigida por Salvador Masaroca, de Compromis, el hemiciclo aumentará en dos ediles (de 7 a 9), ya que la población ha superado los 2.000 habitantes. El otro incremento tendrá lugar en Alcàsser, que ya ha ido más allá de la barrera de los 10.000 habitantes (en concreto, 10.396) y dispondrá de 17 concejales y no de los 13 actuales.
En esta localidad la pugna electoral se presupone muy competida entre el PP y el PSPV. Este último partido gobierna con el apoyo de Ciudadanos y tras un mandato que se ha visto condicionado por la polémica de la instalación de la depuradora.
Los otros dos cambios en la provincia se producen en Benicull, en el partido judicial de Alzira, que también sube en ediles al rebasar los mil habitantes y tendrá nueve y ya no siete; y en Ademuz.
Esta última población es la única que pierde representación. Cae de nueve a siete munícipes al bajar del millar de vecinos. El reparto electoral evidencia en Ademuz el drama de la despoblación en el interior de la provincia.