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existen dos barrios chinos: uno de ellos en la Roqueta y el segundo en el barrio de Velluters

¿Qué sabes sobre el barrio chino de Valencia?

1/06/2022 - 

VALÈNCIA. En los últimos tiempos se habla mucho del "barrio chino" de Valencia y de esas dos enormes puertas que serán la entrada del mismo, al más puro estilo Chinatown londinense o neoyorkino, convirtiéndose en el primero de estas características en nuestro país.

Esta iniciativa ha sido aplaudida tanto por la comunidad china de la ciudad, formada por más de 20.000 personas, como por el Instituto Confucio, una entidad cultural cuyo objetivo es promover la lengua y la cultura chinas.

Respecto a esta futura "urbe dentro de la urbe", causa cierta curiosidad, aunque se ha propuesto que esté acotada por dos pórticos de estilo oriental situados en los cruces de la calle Xátiva con las calles Pelayo y Convento Jerusalén. 

Ambos arcos permitirán a los turistas identificar las calles con mayores negocios de origen chino, entre ellas Pelayo, Matemático Marzal o Convento Jerusalén, donde actualmente hay cerca de un centenar de restaurantes y comercios.

No hablamos de un fenómeno nuevo: la calle Pelayo y sus aledañas se decoran cada mes de febrero para celebrar el Año Nuevo chino, y en los últimos tiempos la "Cabalgata del Dragón" se ha convertido en una "fiesta más" de la ciudad.

Pero, ¿cuál es el origen del barrio chino de Valencia?

Los dos barrios chinos de Valencia

En la capital del Turia existen dos barrios chinos, conocidos así por motivos muy distintos.

Hasta prácticamente la entrada del siglo XXI, la expresión "barrio chino" se relacionaba con la céntrica zona de Velluters.

Oficialmente, este es el barrio histórico de El Pilar, que recibe su nombre por el convento situado junto a la Iglesia del mismo nombre y que forma parte del distrito de Ciutat Vella, con la concurrida Avenida del Oeste, a un lado, y la Gran Vía Fernando el Católico, al otro.

El nombre popular de Velluters se debe a que, según cuentan los libros de historia, a partir del siglo XV en se instalaron allí talleres de sedas y terciopelo, conformando una especie de ciudad artesana cerca de la Lonja y el Mercado Central.

Precisamente, esta disposición, un tanto aislada del resto de la ciudad y repleta de callejuelas estrechas, así como las reminiscencias del antiguo lupanar, propició que a partir de la década de los 50 del siglo pasado se concentraran allí actividades que degradaron mucho el barrio como la prostitución o el tráfico de drogas. Sus consecuencias siguen todavía presentes en la calle Balmes o en algunos tramos de la calle Viana, donde las reyertas y las quejas de los vecinos son continuas.

Fue entonces cuando Velluters comenzó a conocerse como "barrio chino", un término peyorativo que era usado para describir zonas urbanas donde se concentraba la prostitución, el tráfico de drogas y otras actividades ilegales similares a los negocios ilícitos del "Chinatown" de Manhattan. 

Con el paso de los años y la llegada de muchos migrantes de origen asiático, han aparecido en nuestras ciudades barrios chinos auténticos en los que se concentran las comunidades chinas y en los que encontramos sus negocios (restaurantes, tiendas, etc.) y otros servicios.

En el caso de Valencia, este nuevo barrio chino se ubica en La Roqueta, junto a la Estación del Norte. Y, lejos de referirse a una zona conflictiva o degradada, hace mención a una parte de Valencia donde se respira multiculturalidad.

El barrio de La Roqueta, en el distrito de Extramurs, limita al norte con El Botànic y Sant Francesc, al este con Russafa y al sur y al oeste con Arrancapins.

Según la tradición, fue en una pequeña colina de sus inmediaciones, junto a la antigua Vía Augusta, donde se arrojó el cadáver de San Vicente después de su martirio. De hecho, allí se ubica una iglesia dedicada a este santo y en la que sus restos se veneraron durante años.

En todo caso, la remodelación del nuevo barrio chino de Valencia ha dividido a sus habitantes, pues muchos de ellos reclaman una multicultarildad compatible con la identidad valenciana de sus calles. Es más: en las calles de este barrio se ubican algunas de las fallas más antiguas o el Trinquet de Pelayo, conocido como la "catedral de la pilota valenciana".

Este es uno de los motivos por los que la estética de una futurible "chinatown valenciana" incluye reivindicaciones históricas de los vecinos del barrio, como la creación de más espacios peatonales o la conversión del tramo de la calle Pelayo en un entorno que permita jugar a la pilota "a llargues".

De esta forma, sería posible fusionar, a través del deporte, la predominante cultura china del barrio y su estética con las tradiciones valencianas.

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