Una belleza que hace un tiempo se consideraría ‘atípica’ y que hoy es, posiblemente, el rostro local de su generación; un diseñador que empuja los límites de la producción textil con máquinas de impresión 3D, un dj que ha viralizado su música gracias a las descargas gratuitas y un estilista que muestra la cara más comprometida, transgresora y activista de la moda. Estos son los protagonistas de la segunda entrega de este manual de reconocimiento a la generación Z valenciana
VALÈNCIA. Sobre cómo recuerdan su recién superada adolescencia, una a la que accedieron como nativos digitales, cargados de estímulos y referencias, y en plena crisis mundial tanto económica como de valores. Sobre cómo descubrieron sus vocaciones, hoy su medio –y modo– de vida. Sobre cómo ser adulto si perteneces a lo que los estudiosos llaman generación Z y, especialmente, sobre los motivos por los que éstos deberían dejar de tratarlos como inútiles, ensimismados y caprichosos. Sobre su compromiso social. Sobre su filosofía de vida y cómo vaticinan que será ésta a los 30. He aquí cuatro nuevos perfiles que lideran la juventud creativa de València, aquí y ahora.
La has visto en la campaña de Días de Campo en 2018, el festival organizado por el colectivo The Basement en Montanejos. También en The New Normal, el vídeo promocional de la próxima edición del Primavera Sound en el que se ensalza el talento femenino que abunda en el cartel. Y en el recién estrenado videoclip Comer de Bearoid, dirigido por Carmen Sirera (a.k.a. Karma Cereza, mitad de Mueveloreina). También en las fiestas de Cero en Conducta, para los que colabora en la escenografía de sus conciertos. Además, ha trabajado con algunos de los nombres más cotizados de la escena artística nacional: Carlota Guerrero, con la marca Wald Berlin, y Kito Muñoz, para Camper Lab, así como con las firmas Outsiders Division y Keef Palas. Eso, que no es poco, por citar algunos ejemplos. Por su media melena pelirroja y rostro pecoso la reconocerás. Ella es Lydia García Monterde (València, 1998) y no exageraríamos si dijéramos que el suyo es el rostro de la generación Z valenciana. Es una cuestión de sumar factores (y trabajos, como buena zeta, todos publicados en su Instagram, con más de 7.000 seguidores). Al menos, de la liga underground o alternativa (en la alta moda, como se suele decir, o en la industria de la imagen tradicional, sería África Peñalver). Lydia es una de las apuestas de Model Talking, la agencia de talents y modelos no normativos con sede en Barcelona y Madrid que la fichó cuando acababa de cumplir los 18 años a través de unas fotografías en Instagram. “No me lo tomé en serio para nada. Un amigo me quería hacer fotos y accedí, pero luego otros fotógrafos, diseñadores, marcas y agencias empezaron a buscarme y me lo planteé de una forma distinta. Nunca había pensado que pudiese ser modelo hasta que me lo vi encima”, admite.
Formada en Gimnasia Rítmica, esta joven destaca de sí misma su autoexigencia, mezclada con cierta relajación. “Recuerdo la adolescencia como una década de muchos cambios, porque fue cuando empecé a ver los inicios de qué persona era y de la que me gustaría ser. Aunque, a día de hoy, sigo pensando que, de algún modo, esa etapa sigue ahí para mí”. Pero la responsabilidad siempre vence. Estudia de lunes a viernes y los fines de semana trabaja de camarera; además, a su agenda de castings, sesiones de fotos y rodajes, ahora quiere hacer hueco a su siguiente meta: estudiar interpretación.
“Nos han llenado de pájaros la cabeza, y eso es muy chulo, porque luego te das cuenta de que es más difícil de lo que parecía, pero ya sabes qué te gusta y ya estás luchando por ello” (Lydia García Monterde)
Con su hermana mayor se lleva cinco años –por tanto, ella es millennial– y asegura que sí le son evidentes algunas diferencias generacionales. “Ella pertenece a una generación en la que lo que más importaba era que estudiaras algo que te fuera a garantizar un trabajo estable, una buena vida, un piso, un coche… Todo duradero, sin sustos ni sobresaltos. A mí, mi madre me ha educado para que yo haga lo que quiera. Y mis profesores igual. Lo que quiera, por difícil que sea, pero que lo haga, sin preocuparme por el futuro lejano. Nos han llenado de pájaros la cabeza, y eso es muy chulo, porque luego te das cuenta de que es más difícil de lo que parecía, pero ya has empezado, ya sabes qué te gusta y ya estás luchando por ello. Esto no quiere decir que mi hermana no luche, pero veo su vida mil veces más estable que la mía, y solo hay cinco años de diferencia”. ¿Algún deseo antes de los 30? “Seguir teniendo las mismas ganas que a mis 20”.
“No me gustaban nada las discotecas, sin embargo, me encantaba ir a conciertos de cantantes como Christina Rosenvinge o Najwa Nimri. Además de ello, en mi tiempo libre, empecé a realizar editoriales de moda con mi amiga, la fotógrafa Sonia Sabnani”. Esta declaración pertenece a Quique Vidal (València, 1996), alma máter de Becomely, una de las firmas más frescas, sólidas y con mayor potencial del panorama de moda español. Donde unos verían un viejoven en potencia, como se dice coloquialmente, realmente había una personalidad inquieta con las ideas muy claras. “Empecé casi por diversión, diseñando unos vestidos en mi graduación para dos profesoras del instituto. En cuanto me di cuenta de que diseñar me hacía feliz, me lo planteé como mi futuro, por ello, siempre me lo tomé muy en serio”, cuenta. Una iniciativa y creatividad que le venían de familia: su padre era inventor, de hecho, suya fue la idea original del saltamontes de las ferias de atracciones.
“Empecé casi por diversión, diseñando unos vestidos en mi graduación para dos profesoras del instituto” (Quique Vidal)
De Calicanto a Madrid, Quique ha fijado su residencia y espacio de trabajo en la capital. El trabajo que conlleva liderar su propia marca –dirección artística y creativa, diseño de colecciones, negociación con proveedores, gestión de su propio taller y de su equipo de costureros, comunicación...– lo compagina como responsable de redes sociales en una agencia madrileña. Pero poco a poco, la firma le mantiene. “Gracias a Becomely encontré trabajos como estilista freelance, pero actualmente la remuneración la obtengo principalmente de las ventas en nuestra web y de los encargos a medida”. Sus diseños, de estilo naïf y con el conejo como símbolo, destacaron en la plataforma Samsung EGO de Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, triunfan en Instagram –“esta red social ha sido fundamental para el crecimiento de nuestra marca, es una carta de presentación genial tanto para prensa como para todos nuestros clientes”– y, ahora, se someten a la última innovación que este creativo ha integrado en su método de trabajo: “Actualmente estoy muy metido en la impresión 3D tras adquirir nuestra primera máquina. Nos lo estamos pasando genial, aunque es un trabajo muy duro”. Esta novedad la descubrió tras colaborar con el laboratorio vasco Comme des Machines, líder en la materia, en pasadas colecciones. Ahora, gracias a esta técnica, produce sus propios accesorios, como su última apuesta: una línea de iniciales en plástico biodegradable. Su siguiente meta, “vestir a personas que me inspiran y conseguir un punto de venta en Asia”.
Aunque se define como "comerciante", el de Guillermo Roig Talayero (València, 1995) es uno de los nombres que más han empezado a sonar en los últimos meses en la escena musical local. O, mejor dicho, su alter ego, Marat Mode, a quien la web de Red Bull dedicaba un artículo el pasado octubre por su trabajo Like We Do, cuyo videoclip fue grabado por el videógrafo Francesc Planes –de 22 años– entre València y Pobla de Farnals. A este dj le avala el sello sueco House Music With Love y, como afirma, ha sido esta canción la que ha despertado el interés de productores, sellos y promotores en su criterio musical. “De repente, artistas a los que admiro, como AFFKT o Edu Imbernón, se han interesado por mi música. También he recibido apoyo de Radio 3: ha sonado la canción en varios de sus programas. Aún así, el proyecto no ha tenido todo el éxito que esperaba, pero personalmente todo este proceso me ha ayudado a crecer y darme cuenta de que hay que ser muy exigente”, comparte sincero. Antes, había pasado por las salas valencianas La3 y Play Club. “A grandes rasgos, con este lanzamiento estoy contento; hasta ahora, admito que he cometido muchos errores y he sido muy impaciente”. Dicen, rasgo inequívoco de los zeta. De su generación, dice admirar “al piloto de Enduro Tosha Schareina, a los filmmakers Pau Palau, Sergi Penalba y Carlos López. A la artista multidisciplinar Mar Reykjavik. A los fotógrafos Francesc Planes y Mario López (Novadyperfekt).”
“De repente, artistas a los que admiro, como AFFKT o Edu Imbernón, se han interesado por mi música” (Guillermo Roig Talayero, Marat Mode)
Por su parte, todo empezó en marzo de 2017, cuando colgó su producción Our Night en la web americana XLR8R para su descarga gratuita. Repitió fórmula y funcionó. La vocación artística no es nueva para este joven de Massamagrell. “Pasé mi adolescencia buscando un formato en el que poder plasmar toda mi creatividad. Probé en diferentes campos como el dibujo o la escritura, pero en ninguno de ellos llegaba a destacar. Todo cambió cuando empecé a interesarme por el mundo del dj, y luego llegaría la producción músical”, asegura Guillermo, que recuerda escuchar M80 Radio siendo un niño, y más tarde juguetear con su primer reproductor MP3 y con un CD con un programa llamado Music Maker que encontró por casa. Y con 23 años se puede describir como eso, un hacedor de música. ¿Qué es lo siguiente? “Estoy trabajando en un montón de nuevas canciones, algunas más enfocadas a la pista de baile y otras con un toque más pop electrónico. También tengo en mente crear nuevos proyectos audiovisuales. Normalmente suelo trabajar en varias canciones a la vez y cuando me bloqueo con una empiezo otra. En general, dedico mi tiempo a formarme más como productor e investigar sobre aspectos técnicos para mejorar mis producciones”. A la pregunta de cómo le gustaría verse dentro de diez años, responde: “Dedicándome a la música a tiempo completo, habiendo editado mi primer álbum y creando mi primer live”.
A Eduardo Jairycovich (València, 1995) no le cuesta reconocer que ha pasado miedo. “No hay que avergonzarse”, dice. Lo que quizás no sabía es que todo lo que vivía de adolescente se convertiría en su discurso artístico en un futuro. Está pasando. “Supongo que al igual que para muchos y muchas, la adolescencia fue la etapa más turbulenta de nuestra vida. Desde pequeño siempre tuve inquietudes por el arte –iba a una escuela de dibujo–, así que me pasaba los días dibujando y editando fotos. Pero, siendo sincero, también pasé miedo. Fueron unos años duros, no me quedó otra que ser bastante fuerte. Antes era muy introvertido, así que me costaba relacionarme. Tuve unas buenas amigas que me apoyaron y, si hacía falta, me defendían, me ayudaron mucho. También Lady Gaga con su álbum Born this way”. No pertenecer al modelo normativo y no representar lo que socialmente se espera de un niño explicarían –injustamente– esas vivencias. Pero la fuerza que hoy poseen el feminismo y los movimientos pro LGTBI+ le insuflan de energía y confianza para desarrollarse artísticamente. Spectrum of Human es su proyecto más importante hasta la fecha: el traslado de su revista Chapelle Mag de la virtualidad a la realidad de la revista impresa en un número que celebra al ser humano en todas sus dimensiones. El propio Eduardo lo explica: “Habla sobre la diversidad, la inclusión y temas tristes pero reales que atañen al colectivo y que me gustaría que las personas en sí –lejos de orientaciones y géneros– conocieran y valorasen. Es un número muy interesante en el que colaboran muchos artistas y creadores implicados en la lucha por los derechos. No solo nos falta mucho por tolerar, sino que también tenemos pendiente abrir más nuestra mente y apreciar la diversidad”. En esta edición aparece en la portada el actor Lle Godoy, de poco más de 20 años y parte del reparto de Pieles (2017), primer largometraje de Eduardo Casanova, quien junto a otros nombres de la escena creativa nacional, como Topacio Fresh o Paco Léon, también han protagonizado diferentes portadas de Chappelle Mag en su versión digital.
“No solo nos falta mucho por tolerar, sino que también tenemos pendiente abrir más nuestra mente y apreciar la diversidad” (Eduardo Jairycovich)
Son cuatro años los que celebra al frente de esta publicación –“empezamos justo cuando terminó Valencia Fashion Week” –que codirige con la fotógrafa Beatriz Tafaner y la editora Natalia Zahorodna, aunque sus ganas de emprender le vienen desde las aulas de Bellas Artes, donde lideró un club de creativos que le conectaría con otras mentes inquietas de su quinta. Y hace la siguiente reflexión: “Supuestamente, la gente de mi edad está más actualizada en temas de libertades, derechos, preocupación por el medio ambiente y la explotación que las generaciones anteriores. Pero si una generación me da miedo es la que está por venir: creo que de tantos valores y libertades por los que estamos luchando, poco les llega a los adolescentes de quince años. Sigo viendo cómo les enseñan patrones heteronormativos, cómo a las niñas se las trata como carnaza, cómo siguen igual de desinformados sobre el sexo y cómo se priorizan cosas no son fundamentales”, lamenta, aunque queda demostrado que a este talento, el miedo no le paraliza. Todo lo contrario.