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Quién te lo iba a decir, Rafa

Foto: KIKE TABERNER
28/10/2022 - 

VALÈNCIA. De la destitución fulminante de la consellera de Agricultura y Transición Ecológica, Mireia Mollà, y la entrada en su lugar de Isaura Navarro se han desprendido numerosas lecturas e interpretaciones respecto a las consecuencias en el propio Gobierno valenciano y también sobre Compromís, la segunda pata del Botànic y a la que pertenecen ambas dirigentes, así como la autora de la decisión, la vicepresidenta del Consell, Aitana Mas.

Sin embargo, una de las circunstancias colaterales en la coalición valencianista que poco se ha mencionado es el balance resultante de todos los movimientos en la parte del Consell dirigida por Compromís a lo largo de la legislatura. La conclusión resulta cuando menos curiosa: el titular de Economía, Rafa Climent, es el único superviviente en el Ejecutivo de este partido de ambas legislaturas. Climent es, además, uno de los tres supervivientes del primer Consell del Botànic formado hace siete años y medio. Los otros son Ximo Puig y Gabriela Bravo.

"¿Quién se lo iba a decir a Rafa?", se preguntaba retóricamente este jueves algún dirigente del Consell no sin cierta ironía al comentar esta circunstancia. Los motivos son claros para los que siguen la política de forma diaria, aunque no para los últimos en incorporarse a la actualidad, puesto que la cartera de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo que dirige Climent hace mucho que no es el eje de ninguna polémica.

Ahora bien, en 2015, al inicio del Botànic I, precisamente ese departamento fue el epicentro de los mayores problemas de convivencia y de mestizaje entre PSPV y Compromís. La lucha de competencias relacionadas con el IVF, la mala relación entre Climent y la número dos situada por el PSPV, Mako Mira, o el problema de incompatibilidad por una gasolinera familiar de la directora general de Internacionalización, Mónica Cucarella, que terminó con su destitución, fueron algunos de los problemas que rodearon al conseller durante el primer año.


Así, el ahora único superviviente Climent pasó momentos realmente difíciles, especialmente en el primer año y medio de la legislatura. Inicialmente, el conseller apostó por rodearse por un equipo de confianza muy próximo a su etapa como alcalde en Muro de Alcoy, incluso con personas de su propio municipio. Además, contó como jefe de Gabinete con Rafa Carbonell, quien se involucró en la batalla orgánica como candidato alternativo a Àgueda Micó en el congreso de 2016, abandonando su puesto institucional tras encontrar acomodo en el organigrama de la formación nacionalista. Otro proceso que tampoco contribuyó a la estabilidad en la gestión institucional.

Un primer año más que complicado en el que Climent no ocultó su contrariedad por sentirse rechazado por el establishment del Cap i casal, que escuchaba con escepticismo su apuesta por la economía circular, hoy asumida por todos. Así, el conseller se situó en el centro de la diana como uno de los responsables autonómicos a relevar en el primer cambio de gobierno. Al menos así lo veían sus socios del Botànic, aunque Climent fue recibiendo apoyos variopintos, a veces de sectores de su partido y en otras ocasiones incluso de Mónica Oltra, que le ayudaron a blindarse dentro de Compromís en los momentos más delicados de gestión y convivencia.

Foto: KIKE TABERNER
No obstante, ya en la recta final de la pasada legislatura, tras algunos cambios en el equipo y con aciertos en la gestión como el acuerdo sobre los horarios comerciales, y posteriormente con varios retoques posteriores a las elecciones en 2019, la conselleria de Climent dejó de situarse como un foco de conflictos. De hecho, a día de hoy, es probablemente una de las más estables en el mestizaje del Botànic. No sin cesiones, es cierto: en su momento, perdió la batalla de las competencias con el IVF pero logró que el PSPV retirara a Mira de la conselleria. Con sus sustitutas, primero Blanca Marín, después Rebeca Torró y ahora Empar Martínez, la relación fue y ha sido mucho mejor.

De la misma manera, distintas fuentes consultadas por este diario, tanto del Consell como del ámbito empresarial, coinciden en que altos cargos como el subsecretario Natxo Costa; la directora del Ivace, Júlia Company, o la directora general de Internacionalización, Mari Parra, quien sustituyó a Cucarella en 2016, han contribuido a la estabilidad de la conselleria y a una buena relación con el empresariado.


En esta línea, la incorporación como secretario autonómico de Empleo -cargo de nueva creación- de Enric Nomdedéu en septiembre de 2016 también mejoró el equilibrio en el departamento, dado que su relación con los cargos socialistas del área como Rocío Briones en el Servef ha sido fluida desde su llegada al cargo.

Así pues, y pese a que pocos apostaban por él, todo apunta a que Climent agotará la legislatura y se convertirá en el único conseller de Compromís que ha permanecido los ocho años en el cargo: en el primer mandato le acompañaron Manuel Alcaraz, Elena Cebrián, Vicent Marzà y Mónica Oltra. En la segunda, sólo continuaron los dos últimos, pero ambos dimitieron a lo largo de este año. 

La salida de Mireia Mollà, deja a Climent como el único conseller de Compromís que empezó esta legislatura en el consell de la Generalitat y que, además, lleva desde 2015. Respecto al Botànic I, sólo tienen su antigüedad el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y la consellera de Justicia, Gabriela Bravo.

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